7.- Esclavo

146 24 0
                                    

Tal como lo habían planeado, Ken entró sin mayor dificultad  a la casa de YongGuk presentándose como un cliente más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tal como lo habían planeado, Ken entró sin mayor dificultad a la casa de YongGuk presentándose como un cliente más. Una vez dentro no tardó en perder a la criatura que fingía ser su anfitrión, todos estaban aparentemente ansiosos por la ausencia del amo.

Una vez solo se dedicó a caminar tranquilamente hasta que, tal como lo había descrito Leo, muy cerca de los niveles inferiores percibió un olor mucho más dulce que el resto, no fue difícil seguirlo hasta unas estancias privadas.

Al entrar lo encontró, un joven de alrededor de 25 años, con la piel casi tan blanca como su cabello. Estaba profundamente dormido aunque bien podría decirse que estaba en coma, Ken podía incluso escuchar cómo su corazón se esforzaba por bombear la poca sangre que había en su cuerpo, a pesar de la intravenosa que tenía conectada a su brazo izquierdo.

Se acercó cuidadosamente, ahora que lo había encontrado debía salir con él inmediatamente.

―Parece más un bello durmiente... pero yo no voy a besarlo, ni siquiera me dijo cómo se llamaba ―dijo para sí mismo― Hey, hey, humano, despierta.

Ravi escuchó que lo llamaban aun entre las sombras de la inconsciencia, por algunos momentos quiso permanecer ahí, donde nada le dolía ni podía lastimarlo, pero la curiosidad pudo más así que terminó por entreabrir los ojos.

Se encontró entonces con una criatura que nunca había visto antes, de cabello negro y ojos ocultos por el color café, lo movía con cierta insistencia mientras le hablaba.

―Anda humano, debes despertar, debemos salir de aquí.

Aquella última frase hizo un cierto ruido en el cerebro de Wonsik, aunque no podía definir bien de qué se trataba, sólo quería dormir.

―No estoy en condición, dile a YongGuk, que quiero dormir... ―hablaba en un murmullo sedado casi incomprensible, aunque Ken pudo entenderlo con su sobrenatural audición.

―No, no estoy con él, vengo de parte de Leo, te sacaré de aquí e iremos a con él un poco más tarde ¿de acuerdo?

"Leo", aquel nombre trajo a la memoria de Wonsik al vampiro de ojos verdes, aunque no recordaba bien ¿Acaso YongGuk lo había llamado así?

Por algunos momentos Wonsik se enderezó, en verdad quería volver a ver a aquel extraño vampiro, pero no, no podía irse simplemente. Así que permaneció recostado y volvió a cerrar los ojos.

Ken lo movió un poco más sin obtener mayor resultado, no estaba muy seguro de qué hacer y pensaba que era demasiado arriesgado sólo llevárselo de ahí; pero al ritmo que llevaban las cosas tendría que hacerlo, por cada minuto que pasaba las probabilidades de que YongGuk volviera se incrementaron más y más. Lo mejor en lo que pudo pensar fue en quitarle el suero y sacarlo de ahí, si alguien lo veía diría que lo estaba llevando al hospital pues se había alimentado demasiado.

Wonsik ni siquiera reaccionó a esto, aunque agradeció que le quitaran la molestia de la intravenosa, lo único que quería era que lo volvieran a dejar dormir. No cooperaba con aquel vampiro que insistía en llevarlo, aunque tampoco se oponía a él, por lo que podía entender de sus susurros, estaba haciendo todo aquello contra la voluntad de YongGuk, quien al parecer no tenía idea de lo que ocurría.

No hizo nada hasta que aquella criatura intentó tomarlo en brazos, hasta ese momento un terror ininteligible hizo presa del cuerpo de Wonsik, lo que lo llevó a revolverse hasta lograr soltarse.

―¿Qué? ¿Qué ocurre? ¿Te he hecho daño acaso?

―No, no lo sé, es sólo que, no puedo irme, ―intentaba explicarse aún entre la respiración agitada a causa de su arrebato.

―¿A qué te refieres? ¿Es que quieres quedarte aquí?

Con cierta desesperación Wonsik lo tomó del brazo, intentando ordenar su mente confundida sin mayores resultados, ¿Qué le impedía escapar con aquella criatura aparentemente amable? Tenía además la promesa de encontrarse con ese otro vampiro, ¿qué lo detenía ahí entonces?

―Hongbin, ―pensó en voz alta.

―¿Qué?

Justo en ese momento comenzó a oírse el alboroto que estaba ocurriendo en las instalaciones superiores de la casa, podían escucharse personas corriendo y gritando de un lado para otro.

―Hongbin, él es como mi hermano, no puedo irme de aquí sin él.

―¡No hay tiempo para eso! Después podemos contactar con él, pero lo importante es sacarte de aquí ahora. Parece ser que las cosas arriba se están poniendo intensas.

―No, no puedo, no puedo, debe ir por él.

De pronto la puerta se abrió de golpe, sobresaltándolos a ambos. Wonsik pudo notar que el primer vampiro se colocó entre él y el recién llegado y por un momento temió que se trataba de YongGuk, el terror incrementó en su interior.

―¡Maldita sea Leo! Te aseguro que si fuera humano ya me habrías matado de un ataque cardiaco.

―¿Qué hacen aún aquí? Deberían haberse marchado hace mucho, las cosas se salieron de control. ―A pesar de la rudeza de sus palabras su voz era baja y tranquila.

―Ya lo he notado, pero tu humanito no se quiere ir, dice que saquemos primero a su amigo.

Cuando Wonsik volvió a ver aquellos ojos verdes su interior se calmó un poco. El vampiro se acercó lentamente, observándolo con atención, tomó su rostro con una mano logrando que lo mirara a sus llamativos ojos.

―Está bajo una orden de mando, yo me encargo, vé a buscar a ese otro humano que mencionó y nos veremos en la salida.

El primero que había llegado desapareció del cuarto, Wonsik apenas fue consciente de eso pues estaba demasiado perdido en los ojos esmeralda, Leo se acercó un poco más a él hasta que aquellos ojos ocuparon todo su mundo.

―Ahora escúchame ―habló con la voz grave y sonora de mando, dando su orden directamente en el alma de Wonsik―, todo estará bien, vas a salir de aquí conmigo para que pueda mantenerte a salvo. Una vez que estemos seguros podrás contarme la verdad de lo que te ocurrió, pero ahora lo importante es que vengas conmigo.

Wonsik pudo sentir cómo aquellas palabras entraban a su cuerpo y barrían todo el terror que había hecho mella en él. Él había dicho que sacarían también a Hongbin y que los mantendría a salvo. Sin toda esa preocupación en su cabeza, la inconsciencia simplemente volvió a tomar su mente, sólo alcanzó a sentir cómo era levantado con sumo cuidado por aquellas manos frías y suaves.

Esclavitud feérica (WonTaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora