2. La carta de C.K.R.

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Ya había pasado el torturador fin de semana y como cada día de clases la Directora Rosenberg hizo el recorrido a toda habitación desde muy temprano para pasar lista antes de entrar al colegio.

            Nos encontrábamos a punto de que terminara la clase de algebra, el profesor escribía en el pizarrón la tarea mientras algunas de las chicas se miraban en el espejo y otras se reían de un chiste al que no le veía mucha gracia. Para cuando el hombre dejó de anotar los deberes regresó a su asiento fue cuando entonces un estruendo invadió toda el aula seguido de un olor fétido y repugnante. El señor Fitch se había posado un “sobre bomba”, esos que simulan una flatulencia.

            El profesor se levantó inmediatamente del lugar muy molesto y sin pensarlo dos veces dirigió la mirada hacia las Jolies, todo aquel que las conociera sabía que eran las únicas capaces de hacer algo como eso. Les habló fuerte y determinado a no dejar pasar por alto la situación, después las envió hacia la dirección demandando que lo esperaran ahí. El salón entero no dejaba de reír mientras el hombre trinaba de coraje demostrándolo con el rostro desencajado. Más a delante, cuando el maestro partió del aula aparecieron tres chicos en la entrada el salón, entre ellos el mismo muchacho que había perdido la carta en la biblioteca. En ese momento mi piel se tornó pálida y mis manos comenzaron a helarse, eso siempre pasaba cuando me ponía nerviosa. Los chicos que acompañaban al misterioso “bibliotecario” se quedaron justo en la puerta mientras caminaba hacia mí ese mismo chico de unos diecinueve años, alto, moreno claro, ojos color miel, cabello castaño oscuro y sonrisa seductora de galán de telenovela. En menos de dos segundos ya estábamos cara a cara, se escuchaban de fondo miles de murmullos con interrogantes absurdas, como si  fuera la gran cosa.

-Creo que tienes algo que me pertenece- habló tajante y malhumorado.

-¿Qué te hace pensar eso?- pregunté queriéndome hacer la tonta.

-Nos vimos en la biblioteca, ¿lo recuerdas?

-¡Ah! Eras tú…-Contesté desinteresada y tomé mi bolso para sacar la carta y así entregarla. Desde muy temprano la había tomado de la caja de madera. Sabía que si era algo importante, él tendría que ir a buscarla.

-¿La leíste?- Me preguntó.

-¡Claro que no! ¿Por quién me tomas? No soy una chismosa

-Bueno, es que no te conozco…

-Ni yo a ti- Repliqué indignada.

Me miró fijamente, tanto que se me dificultó tragar saliva. Terminó dándome las gracias y se marchó junto con sus acompañantes.

Los chicos del salón me volteaban a ver con sorpresa y yo simplemente no entendía por qué tanto alboroto… No dejaban de hablar en “secreto” y decir especulaciones acerca de él y de mí.

***

Cuando terminaron las clases me dirigí a la habitación, ahí se encontraba Romina sobre la cama despreocupada de cualquier situación. En seguida le pregunte por Daria y Serena, era algo sumamente extraño que no estuvieran las tres juntas, ellas nunca se separaban y mucho menos a sabiendas que deberían de estar castigadas. Rápido contestó mi duda diciendo que Daria estaba tomando una ducha y Serena aún se encontraba en la dirección con la Señora Rosenberg.

            No pude contenerme las ganas y le pregunté acerca del chico que unos minutos antes había ido a verme al salón de clases contándole lo sucedido; cómo es que había llegado con sus acompañantes y lo describí vagamente para que tuviera una noción de quién era.

            Con solo haberle hablado del color de sus ojos y su sonrisa, expandió sus ojos lo más grande posible y comenzó a preguntar rápidamente:

-¿Alto? ¿Piel apiñonada? ¿Cabello oscuro?-A lo cual yo todo contesté afirmando con el rostro- Definitivo…

-¿Qué?

-Es Caleb Kenzo, ni lo sueñes… No puedes ni pensar en él.

-¿Por qué? ¿Es así de pesado?

 -¡Para nada! Caleb es el más lindo chico que conozco, y no solo físicamente… Bueno, también están sus dos hermanos. Seguro quienes lo acompañaban eran Terrence y Michelle, siempre están juntos.

-Justo como Serena, Daria y tú…

-Pero es diferente, nosotras sabemos que en determinado tiempo nuestra amistad se va a acabar.

-Pero ¿por qué? Pensé que ustedes eran inseparables.

-Yo igual… pero ese no es el punto. Caleb, Terrence y Michelle se quedaron a cargo de la Directora Rosenberg cuando su madre desapareció. Fue trágico para ellos.

-Claro, para quién no. Pero no entiendo que tiene que ver la Directora Rosenberg, ¿no tienen padre?

-Entonces ¿no sabes nada? ¡La Directora Rosenberg su tía!

-Eso lo explica todo… C.K.R.- Dije balbuceando

-¿Qué? ¿De qué hablas?

-No, nada -contesté aturdida por mis pensamientos

-Bueno, de su padre no sé mucho. Sólo que le manda dinero a su tía para lo que ellos quieran y necesiten.

-Qué triste…

-Sí, es una tristeza que nadie más que Allison haya tenido la aprobación de la Directora.

-Ah, tiene novia.

-Tenía. Allison era la hermana de Serena.

-¿Era?

-Falleció un mes antes de que llegaras. Nadie habla mucho de ello, y mucho menos con Serena. Ella así lo ha pedido, y te aconsejo que no le preguntes nada acerca del tema.

-¡Claro que no! ¿Qué es lo que le pasó?

-Ella…

-¡Hola chicas! He llegado- Entró a la habitación con una sola carcajada Serena que decayó al vernos- ¿Qué pasa? ¿Han visto un muerto o algo por el estilo?

Ambas reímos fingidamente y lo negamos. Serena se tiró sobre su cama y empezó a contarnos que fue lo que pasó después de que Fitch las mandara a la dirección. Ella siempre salía victoriosa de cualquier castigo y nadie se explicaba por qué.   

PODRÍAS SER TÚ ♥[editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora