3. El no cumpleaños.

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Días después, los libros que había pedido en la biblioteca ya no me eran de utilidad así que decidí regresar nuevamente. Antes de partir, me solté el cabello y me coloqué un vestido rojo carmín que me había regalado mi madre tiempo atrás de mi llegada a Londres. Una vez ya lista, salí de la habitación y  me dirigí al a planta baja de la división, caminé un buen tramo hasta llegar a la biblioteca y al posarme en la entrada del lugar pude notar a Caleb frente a la señora Carlota quien reposaba detrás del asiento de su escritorio. Hubo un momento de complicidad entre ambos cuando esta le sugirió el nombre de un libro mientras le guiñaba un ojo. Por mi parte, me encaminé hacia la anciana para devolver los libros que me había prestado la última vez observando minuciosamente como Caleb se alejaba.           

Estando frente a ella, me entró una calidez en el pecho, no lo había notado antes pero su cara era tan dulce como la de una tierna abuela, como esas ancianas de cerámica que venden en los supermercados y que se menean en sus pequeñas poltronas. Sin quererlo del todo, sonreí de oreja a oreja recibiendo lo mismo a cambio, puse los libros sobre su escritorio y ella comenzó a registrarlos. Mientras la señora escribía, giré la vista al segundo piso de la biblioteca, como si estuviera repasando a qué estantería me dirigiría hoy, más me sorprendió el ser descubierta.

-Se fue al pasillo de terror…- Dijo Carlota aun escribiendo.

-¿Cómo?- Pregunté haciéndome la que no sabía de qué hablaba.

-Sí… ¿Buscabas a Caleb? O… ¿Me equivoco?- Volteó a verme.

Pelé los ojos como dos huevos duros al ponerme más que nerviosa y negué con la cabeza.

-No te preocupes, yo no soy la directora… Además no eres la única que lo hace, ya deberías saberlo- Comentó y volvió la vista al cuaderno de registro. Sonreí aún eufórica por haber sido atrapada, tragué saliva y sostuve la sonrisa de la manera más fingida que podía haber.

            Al mismo tiempo que subía las escaleras pensé en las miles de formas que la señora Carlota había podido darse cuenta que había estado observando a Caleb unos minutos antes y se suponía que ella siempre estuvo atenta a otras personas o a lo que hacía en su escritorio. Espabilé la cabeza echando fuera esos pensamientos y luego algo más siniestro invadió mi mente… ¿Caleb se habrá dado cuenta? ¡Qué patética debo ser! ¡Por Dios! Flora me mataría en este instante. Suspiré después del recuerdo de Flora cayendo en cuenta de cómo me hacía falta mi mejor amiga… Pero lo más importante… ¿Qué hacía yo buscando a Caleb? Y… ¿No soy la única? ¿Cómo? Se apagó mi mente entre una de las estantería al instante que escuché una voz.

-¿Estás siguiéndome?- Preguntó Caleb.

Sin poder dirigirle la mirada y soportando el calosfrío helado que recorrió mi espalda contesté irónicamente- ¡Claro! Uno viene a las bibliotecas a buscar chicos…

-¡Ah, qué curioso!- Comentó y entonces volteé a verle detenidamente.

-¿Qué?- Pregunté.

-Porque yo si te estaba buscando… Siempre creí que las bibliotecas eran para buscar chicas.

Me ahogué ligeramente con saliva y cuestioné incrédula: -¿De verdad?

-¡Por supuesto!

Pude notar sarcasmo en sus palabras. Rodé los ojos y le di la espalda. Tomé el primer libro que se atravesó en mi camino y luego escuché su voz nuevamente.

-¡Hey! ¿Por qué me dejas hablando solo?

-¿Te mereces que siga hablando contigo?- Pregunté

-¿Y merezco que me observes a lo lejos?

PODRÍAS SER TÚ ♥[editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora