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La ciudad se veía realmente bonita aquel día sábado de frío invierno. Los árboles estaban decorados de lindas luces navideñas anunciando la llegada de dicha época en tan sólo unas semanas, los niños jugaban en pequeños parques y sus padres se sentaban en una que otra banca mientras tomaban un buen café para el frío. El cielo estaba con algunas nubes recubierto y aún así los rayos del sol se disiparon entre ellas, dando un lindo contraste entre lo cálido y lo helado.

Hoseok caminaba mientras jugaba con sus manitos, mirando curioso todo lo que era la ciudad, aunque temía ser mal visto y por ello tenía sus mejillas rojas (también por lo frío del clima), sin embargo, Yoongi, quien iba a su lado cargando con el regalo de su hermana, pensaba internamente en romperle la cara a cualquier persona que siquiera se atreviera a mirar mal al pelirosa, sacaría fuerza de donde no tenía para hacerle caer al suelo con premura.

— Te queda linda la faldita. —Halagó Min con una sonrisita muestra encías, el contrario quiso gritar pero se limitó a hacerlo internamente mientras ahora hasta sus orejas se pintaban de rojo.

— G-Gracias... —Titubeó, arrepintiéndose un poco (mucho) de haber decidido ponerse ese trozo de tela. Pero estaba bien, debería de enfrentar sus gustos alguna vez, ¿no? Incluso si eso implicaba y deparaba miradas extrañas por la calle, ya lograría acostumbrarse.

Un silencio extraño se instauró entre ellos mientras seguían caminando y Hoseok miró a su mayor de reojo, sólo para percatarse de su linda nariz de botón sonrojada por el frío, o esa preciosa mirada felina que le haría perder un poco la cordura porque Yoongi se veía demasiado perfecto como para ser real. Y divagó en los pensamientos de su mente antes de preguntarse por qué había aceptado tan rápido ir por ese café si no bebía esa bebida hace meses y porque debía de seguir cubriendo a su madre lo que restaba de la tarde. ¿Sería que Yoongi lo había catutivado mucho? Hace bastante nadie se fijaba en él... Debía aprovecharlo, ¿no es así? Aunque precisamente no era la idea de gustarle a alguien lo que le emocionaba, sino más bien el hecho de que Yoongi tenía un algo que le daba ganas de querer conocerlo muchísimo.

— Me gusta esta cafetería, puedes jugar con los gatos. —La voz ronca de Yoongi hizo presencia y Hobi alzó las cejas, curioso. —¡Espera! No eres alérgico a los gatos, ¿verdad? —El más alto miró el letrero de tonos rosas y felinos por todas partes para finalmente negar con una sonrisa. Dicho lo anterior, todo continuó en que se dedicaron a jugar con animalitos hasta cansarse mientras se conocían.

Hoseok descubrió que compartían gustos musicales, tal como el fanatismo por Arctic Monkeys y Queen, como la curiosidad por las canciones de Eminem y la melancolía que transmitía Cigarettes After Sex. A Yoongi le gustaba el café amargo y Hoseok le echaba tres cucharadas de azúcar, siguiendo porque el mayor de los dos amaba la ropa negra y Jung le era fiel a su paleta de colores pasteles.

Parecían opuestos como la luna y el sol, y sonaba temprano decirlo, pero aquel hecho dejaba ver que podían complementarse en un eclipse conociéndose el uno al otro.

Horas después el sol estaba puesto en la cúspide de las montañas para prontamente esconderse entre ellas, dando la pequeña calidad en medio del frío invierno que azotaba la ciudad. Yoongi y Hoseok lucían calmados en medio de un parque donde no había más que dos niños jugando lejos y árboles decorando con gotas de agua hechas cristales en cada una de sus ramas.

— La he pasado muy bien contigo hoy, Hobi. —Anunció Min, jugando con la bolsa en la que portaba el regalo de su hermana con una amplia sonrisa (una actitud poco propia de él, para ser honesto, pero, es que Hoseok). — Realmente eres un ch- —Silencio.— ¿Acabas de tirarme una bola de nieve? —La sonrisa de corazón, la mirada juguetona, el aura infantil y la risa melodiosa de Jung Hoseok inconscientemente hizo que sonriera por más que quisiese haberse enojado.

— Quizás. —Los ojitos de Hopie se volvieron dos pequeñas rayas, o al menos, fue así hasta que esta expresión fue reemplazada por un pequeño puchero cuando recibió lo que dio. —¡Yoon!

— Tú empezaste, Hobi.

¿Yoongi se lo esperaría? Claro que no, pero en menos de un minuto ya estaban corriendo como un par de niños por el parque en tanto el sol se escondía. Era lindo, muy lindo, porque cuando acabaron la ropa de Hoseok se mojó debido a que la nieve se derritió con su calor corporal y ya siendo de noche se dirigían al departamento del pálido a paso tranquilo. Hopie miraba las estrellas y las contaba difícilmente por el aire contaminado de la ciudad, sin embargo, de todos modos cantaba algunas canciones de forma bajita. Yoongi miró a su lado y casi vio a una pequeña ardilla saltar de aquí para allá con emoción y su colita respingada al ritmo de sus pisadas.

Cuando llegaron a un (no tan) gran edificio ambos saludaron al hombre encargado del aseo y cuando menos lo esperaron, ambos estaban en la entrada de lo que era el hogar del rubio. Hopie tenía sus manos escondidas bajo su suéter y observó a sus alrededores, dándose cuenta de que el minimalismo estaba en aquellas cuatro paredes. Un sofá color vino, una mesita de centro transparente, aroma a menta y una cocina de tonos grises; no lucía apagado, pero sí sonaba a un lugar totalmente opuesto a él, aún así, remordió su labio inferior al pensar la razón por la que estaría allí: El rubio le prestaría su ropa.

— Busqué mi sudadera más ancha para que te abrigue bien. —Min estiró la tela negra frente a sus ojitos, Hobi leyó en voz baja "Nirvana". —Y los jeans están nuevos, nunca los usé porque me quedaban un poco grandes, así que creo que te quedarán bien.

Hoseok asintió y sonrió, mirándole a los ojos, y susurrando un "gracias" fue a paso normal al baño que Min le había indicado minutos atrás.

Apenas cerró la puerta chilló silenciosamente (¿acaso eso era posible?) y llevó la sudadera a su naricita, notando en ella el aroma fresco de Yoongi y de lo que era al parecer su perfume y el suavizante de ropa. Con una amplia sonrisa colocó las prendas sobre su cuerpo, finalmente quedando con el estilo del que parecía ser su nuevo crush. Retocó el color cereza de sus labios y dejó el pequeño envase en el lavamanos, por consiguiente, salió del baño y agradeció enormemente al chico con mirada felina. 

Minutos después Hobi abandonó el departamento con miradas y risitas tiernas, entonces cuando Yoongi fue al baño se encontró con el envase de lip gloss. Frunció el ceño y lo tomó entre sus manos y lo acercó a su rostro, leyendo en letras pequeñas "Cherry", sonrió y lo abrió, dejando ver el pequeño pincel con su contenido; por curiosidad dejó una pequeña cantidad en sus labios y finalmente lo saboreó.

Algo se removió en su pancita.

Tenía un sabor exquisito.

Seguramente los labios de Hobi eran igual de sabrosos y suavecitos.

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5 de Julio

KakaoTalk; Chat con: Hobi ♡

Tu labial se quedó en mi departamento, tengo una excusa para verte de nuevo y poder pasártelo
10:30pm

Lo probé por curiosidad, pero creo que más me gustaría hacerlo de tu boca
10:32pm

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suavecito | yg + hsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora