Michael

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Puedes reconocer un familiar pelo descolorido cuatro mesas más allá de donde estás comiendo con tus amigas. No puedes verle bien la cara pero sabes que es él.

Quieres llamar su atención y no sabes cómo. Te levantas un par de veces, pasas por su lado y te vuelves a sentar. Sabes que él te mira, y a tu gran escote. Sonríes y te colocas bien las tetas. Miras de reojo y observas que aprieta la mandíbula. Vuelves a levantarte y al pasar cerca finges que se te cae algo, agachándote para dejar que te vea la fina ropa interior que llevas tras el vestido.

-¿Puedo ayudarte?- pregunta el mientras tú contienes el aliento.

-No, ya está.

Te levantas sujetando lo que se te había caído al suelo, y dejas que lo vea un poco. Es un condón. Michael se ríe irónico.

-Entonces si no puedo ayudarte me voy con mis amigos.

Te quedas mirándolo entre enfadada y perpleja mientras él espera a que digas algo con una sonrisa en su cara.

-Quizás puedas ayudarme a otra cosa- dices acercándote mucho a él, casi rozándole el cuello con los labios.

Michael comprende al instante a que te refieres y te lleva al baño de la mano. Miras al rededor, nadie parece haberse fijado.

Cuando esta dentro cierra el pestillo y te suelto brutamente, cogiéndote las muñecas por encima de tu cabeza y poniéndote en contra de la pared.

-¿Entonces con que necesitas ayuda?- pregunta mientras aprieta su erección contra ti.

Te muerdes el labio y respiras con dificultad, a lo que Michael te muerde el cuello. Sueltas un gemido y el sonríe satisfecho.

-¿Te ha comido la lengua el gato?

Sigues sin responder y eso le cabrea.

-Fuera parecías más valiente.

-Cállate- le dices acariciando su bulto superficialmente- Haz lo que tú sabes.

Te mira con esos precioso ojos y tu ya sabes que va a hacer. Te coge en peso, poniéndote sentada en el lavabo, la altura perfecta para él. Abres las piernas y en apenas segundos la ropa interior ya no está. Ambos os besáis brutos, incluso torpes por la excitación. Sin más lo notas dentro de ti y te muerdes el labio para no gemir.

-Más rápido- consigues articular.

Michael se coloca bien y comienza a ir a un ritmo increíblemente rápido. Intentas aguantar hasta que no puedes más y gimes su nombre. Él enloquece y se vuelve más bruto, te hace daño y él lo sabe.

-Para, para- sueltas entre gemidos.

-Queda poco- responde él con la cabeza metida entre tu pecho.

Al poco notas tus paredes calientes y sabes que él ya ha acabo, y aunque tú no sonríes y le das un beso.

-Deberíamos hacer esto más- dice Michael.

-¿Fingir que no nos conocemos?- preguntas tú.

-Le da emoción- responde mientras te rodea con sus fuertes brazos.

-Te gustan mucho los juegos Clifford.

-Y más si son de este tipo- ríe él.

-Te quiero- susurras en su pecho. A lo que él responde con un suave beso y un toque en tu sexo a modo de disculpa.

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