#22. ¿Nuevo amigo?

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Mis ojos se abrieron como si estuviera viendo un fantasma. ¿Jackson?, joder, ¡es el hermano!. ¿Como pude llegar a pensar que era Finn?, soy una estúpida, obvio que es el hermano.
Estaba lista para caerme de espaldas, de verdad no me esperaba esto. ¿Que carajos hace Jackson en Oxford?, pensé que ellos vivían en Londres..

— ¿Te conozco?.— Preguntó el chico. Creo que había pasado como cinco minutos de estar paralizada frente a él como una idiota. 

Pensándolo mejor... no debería haber tomado.
Cuando logré controlar mis pensamientos, los cuales eran muchos, hablé.

— Emm, no, soy, em..

El castaño rió.— ¿Nueva en esto de coquetear?, que raro, las americanas siempre fueron buenas en eso..— Dijo y bebió de su cerveza.

— Soy Julie.— Hablé irritada por su comentario. ¿Yo?, ¿mala coqueteando?, ¡le acabo de salvar la vida sexual a un idiota!.

— ¿Julie?.— Dijo mientras pensaba.— Lindo nombre.— Terminó.

— Gracias..

— ¿Conoces a mi hermano?.— Preguntó y volvió a beber.

— ¿Tu hermano?.— Dije sin entender. Mi cerebro no estaba en su mejor momento.

— Si, me confundiste con él, asumo que lo conoces...

— Si en realidad.. bueno, estamos casados.— Dije en susurro cerca de su oído.

— ¡Mierda!, ¿Julie?.— Dijo mientras me miraba fijo.

— La misma...

— ¿Por qué no dijiste que eras tú?, ¡estaba a punto de coquetear contigo!

— Lo siento, pensé que tu hermano había venido de sorpresa..— Dije.— Aparte, no es como si de verdad estuviéramos casados..

— Claro, me confundiste con él, típico.— Bebió lo que quedaba de su cerveza y abrió otra.— ¿Y que haces aquí?

— ¿Tú que haces aquí?, pensé que vivían en Londres

— Así es, pero tenía que alejarme un poco de casa, este ultimo tiempo, sin Finn, no le he pasado muy bien.— Dijo bebiendo de su cerveza nueva.

— Eso lo noto

— A si .— Dijo sonriendo mientras levantaba la botella.— ¿Qué hay de ti?, ¿no deberías estar en Estados Unidos?

— Me estoy tomando unas vacaciones..— Respondí.

— La ultima vez que hablé con mi hermano estabas en París..

— Si, estuve recorriendo.— Dije.— Espera.. ¿hablaste con él?, ¿dijo algo sobre mi?

Jackson entrecerró los ojos y me miró de costado.— ¿Algo como qué?

— Mmm, no se, algo como.. ¿como esta?.— Pregunté.

— Si te extraña dirás...

— ¿No es lo mismo?.— Pregunté intentando zafar del momento incomodo.

Él castaño rió y yo le seguí la corriente.— Si, estoy seguro de que lo hace.— Afrimó.— Pero pensé que ustedes hablaban seguido.

— Lo hacemos, pero hay veces que no atiendo sus llamadas.

— ¿De verdad?.— Dijo sin entender, luego sonrió.— Oh, ya entendí.. no quieres que se entere que andas de bar en bar..

— No.— Dije torciendo la boca.

Jack volvió a reír. Yo solo sonreí.— Okay, no le diré nada

— Gracias.— Dije aliviada

— Bueno Jul, si algún día quieres que te muestre Londres...— Dijo sacando una tarjeta de su bolsillo.— Llámame

Tomé la tarjeta y la miré. Decía su nombre en letras grandes y abajo "Ingeniero en sistemas" con su número de teléfono al lado. Una linda tarjeta.

— Ingeniero en sistemas ¿eh?.— Pregunté.

— Así es.— Contestó con una sonrisa. Era tan diferente a Finn, no fisícamente, pero si personalmente. Finn es tan abierto, tan.. él, Jack es más misterioso. O tal vez es solo la cerveza, estoy segura de que tomó más que dos.

— Bueno.. gracias, te llamaré.— Dije viendo que era su momento de irse.

— Bien, nos vemos luego.— Dijo y se marchó con una sonrisa.

Luego de que salió del bar, tomé la tarjeta y me redirijí a donde estaba Paul.

— ¿Y? ¿como te fue?.— Preguntó. Le mostré la tarjeta.

— Quiero mi vodka.

                                                                        ***

Desperté con un dolor de cabeza enorme. Me senté en la cama y me miré en el espejo que estaba frente a mi colgado en la pared. Mi pelo estaba enrededado y despeinado, el maquillaje corrido. Pero para no estar siquiera en mi casa, me sentía bien, ya que tenía toda mi ropa puesta.

Me senté en la cama y apoyé los pies en el suelo. Comencé a buscar mis zapatos, y antes de encontrarlos encontré ropa interior. ¿Que carajos?, mía no es, ¿donde mierda estoy?.
Me pusé mis botas altas, tomé todas mis cosas y salí de esa habitación. Al parecer estaba en un apartamento de lujo o algo así, se parece a la casa de Chris. Bueno... a su ex casa.

— ¿Hola?.— Dije.— ¿Hay alguien?.— Insistía. Pero era como hablarle al aire, no había nadie.

Todo era muy limpio, de vidrio y mármol, bastante moderno. Llegué a una escalera y bajé sin pensarlo. Ahora estaba en un gran living con sillones blancos, en frente había un enorme plasma y en medio una mesita de vidrio, todo unido por una hermosa alfombra color gris. Que apartamento tan deprimente.

Escuché un ruido que venía desde la cocina y fui directo para ahí. Al entrar me encontré con una muchacha flaquita de pelo castaño, en ropa interior y con una bata rosada abierta.

— ¿Hola?.— Volví a repetir para que notara mi presencia.

— ¡Oh hola Jul! ¿como estas?, ¿dormiste bien?.

— ¿Te conozco?.— Pregunté.

— ¡Claro que si!, ¡eres mi mejor amiga!

¿WTF?.

— ¿Donde estoy?.— Pregunté.

— ¡En el apartamento de Paul!.— ¿Por qué habla como si hubiera visto un unicornio?, me hace acordar a Effie Trinket, la loca de peluca rosada de los juegos del hambre.

— Joder.— Dije mientras rodaba los ojos y miraba hacia otro lado, la cara que tenía menos ganas de ver era la de ella.

Me di media vuelta y caminé directo a hacia la escalera. La subí a toda velocidad, pero cuando iba por el medio la voz irritante de la chica apareció.

— ¿A donde vas?.— Preguntó.

— ¡Que te importa!.— Si bueno, estaba de mal humor. Mal humor mañanero.. el peor de todos.

Cuando llegué al pasillo de arriba miré todas y cada una de las puertas. No planeaba abrirlas todas como una psicópata, tenía que averiguar cual era el cuarto principal. La puerta de la que yo había salido estaba abierta así que esa estaba descartada. 
¿Que cuarto eligiría un descerebrado rubio egocéntrico fracasado sexual?. Fácil. La del medio.

La abrí, entré y cerré de un portazo.

— ¡Ey! ¿que pasa?.— Dijo mientras saltaba de la cama asustado.

— ¿Que carajos hago en tu casa?.— Pregunté con los brazos cruzados.

— ¿Jul?

— ¡No me digas Jul!.— Dije enojada.

— ¡Me despertaste!.— Dijo enojado mientras se arrodillaba en la cama y me señalaba.

No tenía remera, solo unos boxers blancos. Por favor... es imposible disutir así. Me tiene en desventaja.

— No seas niñita, respondé mi pregunta.— Pedí.

— Compramos la botella de vodka, tomamos, tomamos, seguimos tomando, nos emborrachamos..

— Wait, wait, wait.. ¿nosotros dos tuvimos.. ?

— No tonta.— Rió.— ¿Para que crees que esta Tatiana?.— Preguntó.

— ¿Tatiana?, ¿que Tatiana?.— Pregunté medio que gritando.

— ¿No conociste a Tatiana?.— Dijo sorprendido.

— ¡Claro que la conocí!, nos cepillábamos el cabello juntas cuando eramos pequeñas... amigas de toda la vida.— Dije sarcástica.— ¡No se de que estas hablando y quiero saber porque estoy en tu casa!

Él bajó de la cama y puso sus manos en mis brazos para que me tranquilizara.

— No, no tuvimos sexo.. para eso esta Tatiana.— Hice cara de "hello, te acabo de decir que no se quien puta es Tatiana". Rodó los ojos y contunuó.— Tatiana es la chica que debe estar abajo justo ahora, y estas en mi casa porque nos emborrachamos hasta la coronilla y no sabia a donde llevarte, y no te iba a dejar tirada en el bar..

— Oh..— Dije. Wow, eso fue muy tierno para ser un idiota.— Bueno, gracias.— Dije.

— De nada.— Dijo mientras se separaba de mi y caminaba hacia su baño. ¡Por dios! ¡que trasero!.

— ¿Te importaría ponerte algo de ropa?.

— Tú eres la que entra a mi habitación sin llamar..— Dijo con una sonrisita.

— ¿En donde estamos exactamente?.— Pregunté.

— A unas pocas cuadras del bar.— Genial.

— Bueno, creo que ya me voy..— Avisé.

— ¡Espera!.— Gritó desde adentro del baño.— ¿Quieres que te lleve?.— Preguntó.

— No, estoy bien.— Dije

— ¿Segura?, porqué no me molesta...

— ¿Y Tatiana?.— Pregunté.

— Se las arreglará.

— Bueno, esta bien.— Dije. No es como si quisiera caminar...

— Salgo en un momento.— Dijo desde dentro del baño.

Ni se crean que soy como esas chicas que se mueren por decir "si por favor, llévame" pero le dicen que no para quedar bien, o para que les insistan. Yo no quiero caminar, fin del asunto. 
Salí de la habitación del rubio y cerré la puerta, bajé las escaleras y me senté en el sillón. Tatiana seguía en la cocina el parecer, lo cual es bueno porqué no la soporto.
De repente mi celular comenzó a sonar. Me alegré de no haberlo perdido y miré el número. Era un numero desconocido. Igual atendí.

— ¿Quien es?.— Pregunté.

— ¿Estas bien?.— Preguntó. Era una voz masculina. ¿Quien podría ser?.

— ¿Quien habla?.— Pregunté otra vez.

— Soy Jackson.

— ¿Jackson?.— Pregunté sin entender.— ¿Como tienes mi numero?.

— Tu me llamaste

— ¿Qué? ¿cuando?

— Ayer, y creo que estabas algo borracha...

MIERDA.




Casada con Finn Harries [EDITANDO 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora