Durante la mañana del lunes, Annie repitió su ordinaria rutina. Luego de levantarse aproximadamente a las 07:00 am. se aseaba para luego preparar de desayuno una taza de café negro acompañado de un sándwich. Al terminar el desayuno, limpiaba su departamento y una vez limpio preparaba sus cosas para el trabajo.
Una vez terminado, se puso a pensar qué podía cocinar. En un principio cocinar no era de sus labores favoritas y odiaba que su madre le pidiera hacerlo, sin embargo, cuándo su progenitora murió teniendo ella apenas unos 14 años había comenzado a hacerlo todos los días para recordarla.
Buscó en la alacena ingredientes para guiar su elección en base a eso, notando que debía ir al supermercado al día siguiente, puesto que no contaba con mucha variedad en ese momento.
Decidió prepararse algo sencillo, estofado de arroz, tomó los ingredientes y, basado en las medidas que le enseño su difunta madre, comenzó a cocinar.
Al terminar, el mismo problema de siempre se presentó.
"Es demasiado"
Soltó un suspiro, para ella era realmente hartante esa situación, cuándo vivía con su padre o incluso en la Universidad no solía ser un problema, puesto que compartía gastos y la comida era parte de ello, con su padre y con Hitch, quién fue su roomie durante todo ese tiempo. No obstante cuándo se independizaron y consiguieron un trabajo estable, el desperdicio de comida comenzó a ser una molestia.
Hitch dejó de necesitar comida, ya que el hospital dónde trabajaban le ponía los alimentos a sus trabajadores, calentar la comida y utilizarla de cena tampoco era una opción, ya que Annie trabajaba hasta las 20:00pm, así que el hospital, aunque no le ponía el almuerzo, sí le ponía la cena. Teniendo en cuenta que ella cocinaba aproximadamente para tres personas, almorzaba dos días lo mismo y al tercero terminaba hechandola porque perdía su sabor.
Si bien había intentado cocinar menos, terminaba saliendo horriblemente mal, o ponía mucha sal, o faltaban verduras, o salía mal el arroz, o se quemaba el agua, algo debía salir mal.
Así que sólo quedaba mirar su comida ser desperdiciada rápidamente en espera a que algún ángel de ojos mar se apiadara de su ser y le entregara una solución.
Se sentó en la mesa con su platillo enfrente, preguntándose por qué su vida no podía ser perfecta. Tenía un departamento no tan grande ni tan pequeño, pero convenientemente cerca de su trabajo maravillosamente estable, salud y una amiga parlanchina, ¿Por qué la cocina tenía que aurrinar su utopía?
Al terminar su almuerzo se dispuso a levantarse para ir a cambiarse, ya que su turno comenzaba en media hora, sin embargo los golpes en su puerta no la dejaron continuar.
No pudo evitar extrañarse, ella no tenía muchos amigos por así decirlo, Hitch y Marlo eran los más cercanos a serlo, y ambos sabían que esa no era la hora ni el día correcto para acercarse a molestarla.
Con duda, se acercó a la puerta y la abrió un poco para ver de quién se trataba, al ver quién era y notar que no era nadie aparentemente peligroso la terminó de abrir.
Sin embargo la confusión en su rostro sólo aumentó.
¿Qué hacía una chica del delivery con una sonrisa radiante y un uniforme amarillo ridiculamente llamativo y brillante en su puerta?
_¡Buenas tardes! _Saludó reluciente_ Traigo su pedido: Un ramén instantaneo, una hamburguesa y una Coca Cola de un litro.
Annie no sabía qué la confundía más, el hecho de que nunca pidió nada de eso o el hecho de que esa chica creyera que alguien enserio pediría todo eso a esa hora del día.
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La comida que nos unió |Aruannie|
FanfictionAl preparar su almuerzo Annie termina desperdiciando comida, ya que siempre prepara demás. Armin siempre termina pidiendo comida rápida ya que no tiene tiempo para cocinar. -»Fanfic terminado. -»Creado el 30 de septiembre de 2020 -»Concluído el 13 d...