Capítulo 4

194 42 15
                                    

Las flores saben reír, saben sonreír, saben incluso tomar un aire triste que llega a veces a la desesperación, pero ninguna de ellas sabe llorar. La naturaleza es totalmente estoica.

(Malcolm de Chazal)

(Malcolm de Chazal)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Flores y secretos.


El sueño de Baek se había cumplido; no sólo había cantado en tarima sino también había ganado el concurso. Obtuvo el primer premio el cual era una grabadora y reproductora de casetes de último modelo, pero este la intercambió con el segundo lugar el cual era una cámara de rollo. Al preguntarle por qué quería una, sólo se encogió de hombros feliz con el artefacto en sus manos, y de ese momento en adelante comenzó a tomarse fotos junto a KyungSoo y JongIn, quienes no pudieron negarse.

En el trayecto Baek pareció un poco distante, se excusó diciendo que estaba cansado y tenía sueño, además su piel parecía opaca y respiraba con cierta dificultad. KyungSoo se percataba de ello y constantemente le preguntaba si se sentía bien, pero todo lo que recibía era un asentimiento y una sonrisa. Hablaron acerca de las mejores cosas del festival, como las comidas, bebidas y actividades que se realizaron. Poco a poco el trío iba formando recuerdos juntos, KyungSoo se preguntó si eso se sentía vivir como un adolescente normal y se sintió feliz.

Jongin y él se dedicaban algunas miradas, también intercambiaron palabras y opiniones acerca de ciertas cosas. El moreno lo animaba a hablar de historia, y aunque no eran los temas favoritos de Baek, este también se dedicaba a escuchar alegre de que su amigo dejara de lado su timidez. Por supuesto se percataba del comportamiento de KyungSoo hacia JongIn y sus miradas, pero estaba lejos de sentirse celoso. Era todo lo contrario, parecía que nada podía desinflar la felicidad en su pecho.

Llegaron al pueblo y caminaron hasta sus casas, dejando primero a Woo Hee con su hijo.

—Gracias por este día —murmuró Baek abrazándolos al mismo tiempo—. Cuando revele las fotos prometo obsequiarles algunas.

Ambos asintieron sonrientes.

—Buenas noches, Baekkie —dijo KyungSoo luego de separarse, sus padres esperaban más adelante.

—Nos vemos luego, pequeño —murmuró Jongin para luego darle un beso en sus cabellos, KyungSoo bajó la mirada y se volteó para comenzar a caminar. La puerta de la entrada fue cerrada cuando Jongin caminó hasta alcanzar a KyungSoo.

Baek en casa se fue directo al baño, le había dicho a su madre que necesitaba una ducha caliente pues estaba cansado. Se miró al espejo, pálido. Las bolsas debajo de sus ojos se notaban más luego de removerse con agua el maquillaje de su madre que se colocó a escondidas, sus labios casi del mismo color de su piel le provocaron ganas de llorar, y para cuando las lágrimas se deslizaron por sus mejillas comenzó a toser con fuerza. Escupió un coagulo de sangre que tiñó su boca de carmesí.

Gardenias, cerezos y girasoles. - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora