Capítulo 8

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Querida flor enfrente de mí,
con esa fragancia con la que me hechizaste 
me encerraste en la eternidad,
para que así no pudiera encontrarte.
Y simplemente sonríes, sencillamente, sagazmente.

(Jonghyun, DIPHYLLEIA GRAYI)

(Jonghyun, DIPHYLLEIA GRAYI)

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Un paseo para recordar.


Pasaron unos cuantos días. 

KyungSoo había quedado hospitalizado para evaluar la gravedad de sus fracturas y cómo había salido la operación. Al parecer no había sido muy grave, el joven volvería a caminar pronto, pero mientras tendría que desplazarse en una silla de ruedas. No se alarmó, estaba más preocupado por la salud de su mejor amigo. La señora Woo Hee se había enterado de lo sucedido y fue a visitar a KyungSoo, diciéndole el estado en que se encontraba Baek. Llevaban días colocándole medicamentos y seguía conectado a un tubo de oxígeno, el requisito para que lo sacaran de la UCI era que despertara, lo cual aún no ocurría. Pero prometió que apenas lo hiciera, llamaría a Kyungsoo enseguida. Este asintió con tristeza, extrañaba mucho a su amigo, y pensar en el hecho de que podía morir sin haberlo visto le aterraba y provocaba insomnio por las noches.

Minho y Taemin habían ido a visitarlo, llevándole un pequeño arreglo floral con una tarjeta que pintaba la frase "¡Fighting, Profesor Do!" siendo esta una razón para que sonriera por primera vez en varios días. 

Sabía que Jongin también pasaba por el hospital todos los días para saber el estado de BaekHyun y el de KyungSoo, pero este último se hacía el dormido cada vez que escuchaba su voz detrás de la puerta. Podía sentir como el moreno se le quedaba mirando, lo escuchaba suspirar y finalmente se iba, dolido. Cuando la puerta se cerraba el menor volvía a abrir los ojos para confirmar que se encontraba solo, con su corazón latiendo desbocado. Terminaba abrazando su almohada mientras derramaba unas cuantas lágrimas y después se quedaba dormido, esta vez de verdad. Se había vuelto un poco más delgado y con bolsas debajo de sus ojos, pero nada se comparaba al enorme vacío que sentía dentro de su pecho. Quizás nunca había estado tan triste desde que dejó de recibir las cartas de BaekHyun. Perderlo una vez más significaba no volverlo a ver.

* * *

A KyungSoo le informaron que le darían de alta al día siguiente, con la condición de que tendría que asistir a consulta y, por supuesto, tendría que movilizarse en la silla de ruedas. Su madre y él ordenaban sus cosas cuando la señora Woo Hee entró a la habitación con sus ojos rojizos, pero algo en su mirada decía que algo bueno había pasado.

— ¡Baek despertó! —exclamó sonriendo con cierta tristeza. KyungSoo sintió aquellas palabras como un rayo de sol abriéndose paso entre la tempestad. Agradeció al cielo para sus adentros, no podía esperar para verlo.

Gardenias, cerezos y girasoles. - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora