Capítulo 6

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(...) Ay, quién pudiera
bajo un árbol esperar,
junto a un río discurrir,
por un prado pasear,
y cortar esa flor
que espera bajo el árbol,
discurre junto al río
y pasea por el prado
con sólo un beso de amor que no es beso ni es delito,
es
un sueño delicado.

(Orión de Panthoseas)

(Orión de Panthoseas)

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El beso del girasol.


Habían pasado dos semanas y las asesorías de KyungSoo iban de maravilla.

Conoció a los hermanos de JongIn el día acordado, siendo Minho el hermano del medio y Taemin el menor. Eran chicos simpáticos y muy obedientes, y KyungSoo no sabía porque Jongin había dicho que no eran buenos para los estudios porque a su parecer eran bastante aplicados. Sólo con algunas deficiencias en lo que a lectoescritura y matemáticas se refiere, pero por suerte KyungSoo era hábil en todas las materias. Al principio se mostró tímido, había veces que se trababa al hablar por lo cual pedía disculpas constantemente. Pero los chicos, igual que su hermano mayor, eran muy amables y pacientes. Poco a poco tomó confianza y explicaba los temas con espontaneidad, tratando de hacer sus clases dinámicas y fáciles de entender para los chicos. Al parecer daba resultados, pues un día el pequeño Taemin pasó por su casa enseñando felizmente su examen que aprobó con excelente nota y al día siguiente Minho hizo lo mismo con su examen de matemáticas. Se encontró encerrándose en el baño limpiando sus pequeñas lágrimas de emoción, sin poder expresar con palabras lo feliz que estaba de ayudar a esos muchachos. El pensamiento de que había encontrado su vocación le estuvo rondando por la cabeza varios días.

Jongin también estaba alegre por sus hermanos y por KyungSoo. Había ido en persona a agradecerle junto con su paga, enternecido de ver la reacción de KyungSoo al tener por primera vez su propio dinero en sus manos. Ambos sonrieron, y Jongin sin poder evitarlo lo abrazó. Fue delicado y breve, pero lo suficiente para que los corazones de ambos latieran desbocados y el calor arropara sus mejillas. KyungSoo se alejó carraspeando y Jongin rascándose su nuca sin arrepentirse de su acto, quiso ir más allá.

—KyungSoo, ¿crees que también podrías darme clases? —preguntó, para la sorpresa del adverso quien estaba con sus ojos abiertos de par en par.

— ¿En serio las necesitas? —En respuesta el mayor asintió. Kyungsoo expresó un suspiro jugando con sus dedos—. Supongo que puedo hacerlo...

Jongin sonrió ampliamente. 

— Bien. Mañana tengo libre, quizás... ¿estarías a gusto en otro lugar? Recuerdo haberte prometido que te enseñaría el pueblo.

Gardenias, cerezos y girasoles. - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora