Capitulo 9

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Enith

Las mejillas me arden. Y no porque este ruborizada, estoy desesperada. Soy igual a un torrente de lagrimas, una canilla que ha sido abierta y no puede cerrarse. Por primera vez, siento que he tocado fondo. Y no se como levantarme. El piso es frío y hay ropa desparramada por toda la habitación. Al fin lo he logrado, lo canse y enfurecí. Pero no fue mi intención. La culpa es de alguien mas o de algo mas, no mía. Solo que aun no encuentro al culpable, el responsable de todo lo malo en mi vida. Todo empezó con el maldito libro. El que hace tiempo atrás tenia a todos de buen humor, brindándome elogios y ánimos. Pero cuando este dio una cifra baja de ventas, todo se arruino. Cristian inicio a suponer que haber invertido dinero en ello, fue una pésima idea. Aunque que se echaba la culpa así mismo. Sin embargo, yo me sentía pésima. Si tan solo tuviera mas talento, o fuera mas sociable en las redes sociales, tal vez la gente me conocería mas. Pero no. Tanto yo como mi libro somos desconocidos para la sociedad.

Se que me debería de bastar, el que unas pocas personas me reconozcan como autora de un libro, debería de ser suficiente. Pero este persistente vacío aun sigue molestándome. Y cada que pienso en el futuro, no logro imaginarme. Porque la verdad es que no tengo idea de lo que quiero. Y como una imbécil, me estaba volviendo a deprimir. Con un resultado muy obvio. Cristian quiso que volviese a asistir al psicólogo. ¡maldición!

-no hace falta eso. Estoy bien ¿si? -asegure con inquietud. Cristian parecía fastidiado.

-algo ya no anda bien Enith. Y tu estas consciente de ello. Mañana llamare para que empieces a ir de nuevo.

-no. ¿Por qué eres insistente? Te digo que estoy bien. ¿ahora no puedo estar triste porque mi libro no tiene el éxito que se esperaba? -grito con la voz temblorosa.

-no es por eso. Te has vuelto a encerrar. Dijiste que irías a buscar trabajo y no lo has hecho. Estas... -lo interrumpo con enfado- ¿estoy que?

-estas rara. No me hablas, y sino lo haces. No tengo idea de como ayudarte. De que piensas. -guardo silencio. Las respiración se me acorta, porque estoy nerviosa- yo... no se como explicar lo que siento.

Cristian reposa ambas manos en mis hombros. Bajando su tono de voz, deja que sus hombros tensos se relajen. -dime, por favor. Si no, ya no se que hacer.

-es que... yo. Me siento incompleta. Vacía. El libro es un tanto importante para mi. Y... -hago una pausa- creo que estas personas, que aparecen en mis sueños. Están en alguna parte. Y si las encuentro, podre llenar al fin este vacío dentro mi. -me percato que he hablado en un tono algo emocionado. Observo a Cristian. Quien me contempla con una ceja enarcada, un tanto perplejo.

-fue algo raro lo que dije ¿cierto? -sigo en suspenso. Derramando unas frágiles lagrimas por la mejilla sonrosada.

-lo fue. Bastante. -se aleja unos centímetros hacia atrás. Con preocupación en su rostro- llamare ya a la psicóloga.

-¿sabes que también me tiene así? Tu. Y esa manía de verme como si estuviera loca. Ocultándome de todos.

-yo jamás te oculte de nadie.

-si lo haces. -elevo la voz- no conozco a ninguno de tus amigos en la universidad. Y siempre que nuestros amigos no invitan a sus juntadas. Tu muy rara vez aceptas. Porque no quieres que nadie me vea. Porque odias tener que presentar a una novia tan loca.

-yo nunca dije que estuvieras loca. Tu acabas de decir que lo estas.

Muerdo con rabia mi labio inferior. -vete de aquí Cristian.

-¿disculpa? Es mi casa. No me iré a ninguna parte.

-entonces me voy yo. -abro de un portazo mi ropero. Lanzando a la cama toda mis prendas de vestir, de una manera arrebata e impulsiva.

En los sueños te busqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora