Capitulo 10

1 0 0
                                    

Dalia

Existe en mi interior, algo a lo que llamo "camino incierto" desde que tengo memoria esta junto a mi. Como una opción de mas por la que puedo optar. He sentido curiosidad por ella muchas veces. Que clase de maravillas me esperaba si caminaba por el. Pero como todos, los desconocido me da miedo. Porque no podemos predecir que sucederá, y preferimos aferrarnos a lo cercano y habitual. En el cual creemos sentirnos seguros. Este libro que por razones que no conozco, lleva mi rostro plasmado en su portada. Me ha roto en llantos, no de esos que parecen rabietas y las paredes delgadas del edificio te deltana con tus vecinos. Es silencioso y por mas loco que parezca. Me relaja. Es como un hilo fino que no puedo ver, pero de manera sigilosa me envuelto. Y ahora estoy conectada a cada palabra de el. Ahora son parte de mi.

Bien. Esto es raro.

Es la primera vez en mi vida que un libro me genera esta clase de pensamientos. Este vacío tan extraño, y al mismo tiempo confuso. El libro que yace en mi regazo, parece palpitar de una manera anormal. Lo vuelvo a coger y busco los datos de la autora. ¿Quién demonios es? Tenia la esperanza que fuera igual a la protagonista que imaginaba en mi cabeza. Pero ni tanto. Me da la impresión de que es la clásica poeta, que cada que te habla no le entiendes una palabra. Sin mencionar que al buscarla en las redes, descubrí que no es muy conocida. Se podría asegurar que es novata. Caigo rendida en mi cama. Destendida con aroma a perfume de hombre. Diud. Detesto los perfumes tan fuertes, quedan impregnados en cualquier parte y ni con lavandina logras que desaparezcan. Lo peor es que pronto tendré que volver a soportar estas fragancias. Una amiga me informo que la próxima semana, muy cerca aquí se inauguraría un nuevo bar a cielo abierto. Oportunidad perfecta para pasar una noche productiva. Pero antes de que ese día llegase. Tenia algo que hacer. Pasar pagina, cerrar por completo de una vez este libro. O seguiría rondando en mi cabeza con este sentimiento tan molesto.

Me propuse a encontrar a la autora. No estoy segura que ganaría con ello. Tal vez cuando la encontrase, le diría: "oh leí tu libro. ¿me explicas porque al terminarlo me dejo tan desconcertada?" me refiero a que. ¿Por qué tengo esta sensación extraña? Mientras lo iba leyendo, de alguna manera, en ocasionas ya sabia lo que iba a suceder. Si el libro fuera viejo, hubiera creído que ya lo había leído y solo lo olvide. Pero no. El maldito libro fue publicado hace unas pocas semanas. Entonces... ¡ay! Mas lo pienso, menos sentido lógico tiene. Aun así, seguí decidida a encontrar a la maldita autora. Enith Arias. Me costo casi tres autobuses para llegar a su localidad. Lo mas odioso fue que la noche me atrapo. Teniendo que caminar por barrios desconocidos, y soportando a malditos cabrones que me coquetearan. Quien quiera que fuera, Enith estaba entrando en mi lista negra. Ya hasta me cuestionaba de mi búsqueda sin sentido. Hasta toparme con un kiosco, el cual pediría orientación, aun que dudaba que pudiese ayudarme. Fue allí, cuando un espasmo congelo todo mi cuerpo, acompañado de un punzante dolor en mi pecho. Creo que... fue como ver un fantasma. Estaba debajo de un árbol, tambaleante con la vista perdida en el cielo, o eso creo. Parecía ebria. Saque de mi cartera el libro, para asegurarme que fuera ella. No había duda. Junte coraje para acercarme. Con la mente en blanco, sin saber que haría cuando la tuviera cara a cara. Sin darme cuenta, me había aferrado al libro. Como un consuelo de: "todo esta bien" un miedo aterrador se había apoderado de todo mi cuerpo. Hasta mis pasos era lentos, me temblaban de una manera increíble. Era como estar subiendo a un escenario enfrente de millones de personas. ¿Por qué carajo me estaba sucediendo esto? La tensión, el temor. Todo. Era ilógico y no tenia sentido. Tan solo eran unos pocos pasos los que hacían falta para poder escuchar su voz. Conocerla, entender. Maldición. Me aterra. Sus ojos ya se habían encontrado con los míos. Dos fantasmas descubriéndose en la oscuridad. No se porque creí que podría tener el coraje para hablarle. Gire la vista, esquivándola como si fuese una desconocida. Bueno, es lo que es. Pero una extraña intuición me dice lo contrarío. Termine huyendo hasta una parada de autobús, golpeando el libro contra mi frente una y otra vez. Que tan torpe puedo ser. Al cabo de la hora que las lechuzas asechan la noche, termine volviendo a casa. Con ambos pies adoloridos. Aun mas confusa que la ultima vez. Recordé que tan agitada quede luego de huir, y dudo que haya sido por correr. Fue el susto mas extraño que viví en mi vida, porque sigo sin entender el porque.

En los sueños te busqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora