Capítulo 7: "Yo te protegeré"

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Ya había pasado un mes. Los tres niños se habían vuelto inseparables, eran los mejores amigos. Pero obviamente Louis y Harry lo eran más.

Niall se había ido a vivir bajo el puente junto a ellos. Habían improvisado una cama con los cartones que allí se encontraban. Durante el día se la pasaban en los semáforos trabajando, y agarraban un rato para comer lo que podían comprar con lo que se ganaban, mientras que en la tarde después de las 5 iban y se bañaban en una fuente que quedaba allí cerca. Lavaban sus ropas y las ponían al sol para que se les secaran.

En la noche se acostaban a descansar. El rubio era el que se dormía más rápidamente. Harry le seguía cantando todas las noches al castaño, hasta que este se quedaba dormido. Se acostaba en su pecho cerraba sus ojos y también se dormían.

Un nuevo día llego y los tres chicos ya se encontraban en los semáforos ganando dinero para poder comer y no pasar hambre.

Louis y Niall corrieron rápidamente al ver el semáforo en rojo. Limpiaban los vidrios con gran rapidez mientras Harry los veía desde la acera bajo un árbol abrazando a su oso que ya se encontraba más que sucio.

–Estoy cansado –ya era de mediodía y ambos niños estaban más que agotados.

–Yo puedo ayudarlos –se ofreció Harry. Ya hablaba mejor pero aun había palabras que le costaba pronunciar.

–No –respondió rápidamente Louis–. Tú no tienes por qué hacerlo. Para eso estoy yo. Para protegerte –a pesar de ser tan solo un niño de 6 años ya se comportaba como un adulto.

Niall asintió en acuerdo. Y es que Harry era consentido por los dos.

Después del descanso, Louis y Niall se pusieron de nuevo a limpiar los vidrios del auto. Iban y venían entre los carros. Con cuidado de no ser atropellados.

–¡Chicos! –grito un emocionado Harry desde la acera.

Ambo se acercaron corriendo.

–¿Qué sucede Harry? –pregunto preocupado Louis.

–Miren –mostro un fajo de billetes. Había una gran cantidad de dinero.

–Woo –comento con asombro Niall–. ¿De dónde lo sacaste?

–La señoda de allá me lo dio –señalo a un carro la mujer los miro con una sonrisa y luego se fue.

Los tres estaban más que alegres. No tenían que estar en el semáforo por algunos días, el dinero si sabían ahorrarlo les podría durar una semana completa. Y no podían estar más felices por ello.

Durante todo el día se dedicaron a jugar y correr de aquí para allá. Guardaron bien sus pocas pertenencias que tenían y se fueron a la plaza que estaba allí cerca.

Corrían de aquí para allá y allá para acá. Harry iba corriendo fuertemente pero no vio la piedra que estaba en el piso y ¡Ka boom! Al piso fue.

–¡Harry! –Exclamo asustado Louis mientras iba rápidamente hasta donde estaba el tirado en el suelo–. Bebé, ¿estás bien?

–Me duele Lou. Aquí –señalo su rodilla donde había un raspón.

–Ven, levántate.

Con la ayuda de Niall lo pudieron levantar. Harry al intentar caminar un dolor recorrió toda su pierna concentrándose justamente en la rodilla.

–¡Ay! –Se quejó mientras sus lágrimas fluían por su rostro–. Me duele.

–Ven, bebé, yo te cargo.

Lo agarro entre sus brazos mientras el menor enrollaba sus piernas en su cintura. Ya era costumbre que Louis lo mimara tanto, y mucho más que lo llamara bebé. Camino de nuevo al puente seguido de su rubio amigo.

Llegaron al lugar y dejo cuidadosamente a Harry en los cartones mientras le pasaba el oso que ya empezaba a desprender un mal olor. Al pequeño no le importo y lo abrazo con todas sus fuerzas.

–Iré a comprar comida –anuncio el rubio.

Louis asintió en su dirección mientras limpiaba las lágrimas que salían de los ojos de su mejor amigo.

–Ya, bebé, ya –susurraba para calmarlo–. Ya paso.

–Me duele, Lou –lloriqueo.

El mayor se agacho y dejo un pequeño beso en la rodilla. Haciendo reír tontamente al rizado. Y es que su cabello que era lizo. Le estaban empezando a salir pequeños rulos en las puntas.

–¿Mucho mejor? –pregunto observándolo. Harry asintió con una sonrisa que la borro de inmediato haciendo una mueca de dolor. Miro sus labios y en la esquina había un pequeño corte. Se lo había ocasionado cuando cayó al suelo. Se acercó hasta sus labios y dejo un pequeño beso inocente allí. Y es que según lo que su mamá le decía. Con un beso se cura todo–. ¿Te duele?

–Sí –susurro el rizado.

Louis le volvió a dar otro pequeño beso. Un beso inocente. Un beso de amigos. Porque estaban pequeños y aun no conocían el deseo. El mayor acurruco a su mejor amigo entre sus brazos, este se aferró fuertemente a su pecho.

–¿Algún día volveremos a nuestra casa, Lou? –susurro Harry mientras lo seguía abrazando. Y es que el pequeño extrañaba a su familia.

–Algún día, bebé. Pero mientras tanto yo te protegeré.

Cántame {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora