Cántame {Larry Stylinson}

2T-Capítulo 2: "Te amo"

Jay y Anne se encontraban sentadas una frente a la otra con una taza de té en sus manos. Ya había amanecido y aun ambos chicos no despertaban.

–No sabes cuánto lo lamento –comenzó Anne cortando el silencio–. Me arrepiento el haber separado a Harry de Louis cuando estaban pequeños, cada día me atormentaba que era mi culpa que él se fuera ido. Y sé que lo fue. ¡Yo lo golpee! –grito mientras su lagrimas bajaban por todo su rostro–. No me lo perdonare nunca en mi vida. Y el que Harry llegue tantos años después junto a tu hijo, tan feliz, tan grande. El saber que Louis lo cuido todo este tiempo, hace que me sienta más culpable. Es por eso que los apoyo –limpio sus lágrimas–. No cometeré los mismos errores, no otra vez.

Jay solo se quedó callada mirando la taza de té en sus manos, esta se iba enfriando poco a poco. De repente comenzó a llorar sin ni siquiera tratar de controlar sus sollozos.

–Yo... yo no sé qué me paso –hablo–. El saber que Louis se fue con tu hijo y no le importo dejarme sola, me volvió loca. Fue un ataque de nervios el que me dio el verlo después de tantos años y haya contado todo como si nada –sollozo–. Le debo unas disculpas a él y a Harry.

(...)

–Lou –susurraba el menor en su oído–. Vamos, amor despierta.

–Hmm –gruño–. Déjame dormir, Harry.

–Está bien –el rizado se quitó los brazos del castaño de su cintura mientras se levantaba y comenzaba a vestirse–. Me iré yo solo por ese helado.

Louis al escuchar eso se levantó de golpe de la cama.

–¡Yo también voy! –grito mientras entraba al baño corriendo.

Harry rio fuertemente, él sabia cuanto amaba Louis el helado.

Bajaron las escaleras tomados de la mano, mientras sonreían como los propios idiotas enamorados.

–Bueno días –saludo Harry a su madre mientras la abrazaba fuertemente–. ¿Cómo has dormido, madre?

–Muy bien. En la cocina está el desayuno –señalo Anne.

Harry asintió.

–¿Vienes, amor? –Le pregunto a su novio mientras le estiraba la mano.

Louis la agarro mientras camina junto a él a la cocina.

–Harry –lo detuvo Jay.

–Si le vas a decir sus mierdas mejor ahórratelo –Louis de una vez salto en su defensa pasando un brazo por la cintura del rizado apegándolo a él–. No permitiré que lo vuelvas a insultar.

–Yo... yo solo quiero que me disculpe. De verdad no saben cuánto lo siento –se disculpó mientras bajaba su mirada.

–Está bien, señora –Harry hablo–. La entiendo, no tuvo que ser tan fácil el darse cuenta que por mi culpa su hijo se fue de su lado.

–Muchas gracias –Jay se levantó a abrazarlo pero Louis la detuvo.

–No lo toques –advirtió–. No se me olvida que lo golpeaste ayer.

–¡Louis! –Lo regaño el rizado–. Es tu madre.

El castaño lo ignoro mientras lo halaba hacia la cocina. Abrió la nevera como que si esa fuera su casa y se sirvió un vaso de jugo de naranja.

–No tuviste porque ser tan grosero –Reprocho Harry con los brazos cruzados sobre su pecho.

–Lo sé –admito–. Pero no soporto la idea de que te vuelva a tocar. Anoche me volví loco cuando te golpeo. Es solo una pequeña lección. Es mi madre y la amo. Pero esto lo hago para que sepa que contigo nadie se mete, no mientras yo este a tu lado.

Se acercó a su novio mientras lo agarraba por la cintura. Este por instinto enrollo sus brazos alrededor del cuello del más bajo.

–No me has dado mi beso de buenos días –se quejó Louis con un puchero.

Harry rió mientras atrapaba los labios de su novio en un beso, sus lengua jugaban una con la otra. El rizado llevo sus manos a las nalgas del castaño, apretándolas.

–Te amo –susurro Louis entre el beso con una sonrisa. Amaba que su novio lo tocara.

–Te amo mucho más, bebé –contesto con una sonrisa Harry mientras lo seguía besando.