Se despertaron más tarde de lo normal, pues no tenían que ir a trabajar en los semáforos. Aun les quedaba dinero de la que aquella mujer les había dado.
El rubio como siempre se fue a comprar el desayuno, mientras el pequeño Harry y Louis se quedaban abrazados unos al otro.
-Tengo hambe, Lou -dijo tiernamente el rizado.
-Aguante un poco, bebé ya Niall viene con la comida. ¿Te duele? -Pregunto el castaño refiriéndose a su rodilla y labio.
-Sí -respondió haciendo un puchero.
Louis al ver ese hermoso puchero dio un suave besito ahí. Harry rio tontamente, eso le causaba cosquillas pero le gustaba como se sentía.
-¡Otro! -dijo alegre.
El castaño volvió a darle otro beso. Ambos tenían sus labios parados en forma de pato. Solo eso. Labio con labio.
-¡Chicos! -el grito de su amigo los hizo levantarse rápidamente y salir corriendo.
Se encontraron con su rubio amigo llorando. Hipaba por culpa de los sollozos y todo lo que lograba decir es "es mi culpa".
-¿Qué paso, Niall? -Louis pregunto preocupado.
El pequeño rubio seco sus ojitos de las lágrimas y señalo al frente.
Había un charco de agua con mucha tierra. En una parte había barro mientras que en la otra, puras piedras. En ella flotaban los billetes ya dañados.
-¿Qué hademos, Lou? -pregunto Harry triste.
-Lo siento, lo siento -era lo único que repetía.
-No te peocupes, Neill -Harry le dio un abrazo y un besito en la mejilla. El rubio sonrió tontamente. El pequeño aun no sabía pronunciar su nombre.
-Es mejor que empecemos a limpiar los vidrios de los carros si queremos comer.
Todos asintieron y fueron en busca de los trapos, jabón y el agua. Louis y Niall comenzaron con su rutina. Iban de aquí para allá y de allá para acá.
Louis comenzó a limpiar el vidrio de una lujosa camioneta. Una vez terminado se dirigió para la ventana a ver que dinero le podrían dar. Ya había limpiado a cinco carros y ninguno le quiso dar ninguna moneda. Y este no fue la excepción.
Suspiro rendido y se quitó a tiempo. El semáforo se había colocado en verde y los carros pasaban a una alta velocidad.
-Me han dado dos billetes -comento feliz Niall-. Iré por un sándwich para los tres.
Salió corriendo a todo lo que sus pies daban y se perdió entre la gente que pasaba por allí. Los mejores amigos se quedaron sentados bajo la sombra de ese gran árbol. Harry comenzó a llorar y Louis se alarmo.
-¿Qué sucede, bebé? -pregunto preocupado.
-Mira -señalo al piso.
Ahí ya yacía su peluche sin cabeza, todo sucio, y mal oliente.
-Ha muerto -se le escapo sin querer a Louis. El rizado al escuchar esto comenzó a llorar más fuerte-. Oh, no, bebé. No llores -le limpiaba las lágrimas con sus pulgares.
-Yo quedo un oso, Lou -Dijo en una voz pequeña.
-Yo puedo ser tu oso. Puedes abrazarme cuando quieras -respondió tiernamente.
-¿Y también puedo date besitos y péinate? -pregunto emocionado.
Louis asintió y el rizado se le tiro encima para abrazarlo.
-¡La señora me regalo tres sándwich! -grito Niall contento.
Los tres se fuero abajo del puente y se sentaron a comer tranquilamente.
Niall veía como Louis consentían tanto a Harry, ya era costumbre. Pero sentía miedo y temor. A que algún día lo dejaran. El castaño le estaba dando de comer a su mejor amigo en la boca. Como que si este no pudiera hacerlo solo. Como que si fuera un bebé.
-¿Louis? -lo llamo.
-Sí, amigo.
Niall se mordió el labio nerviosamente.
-¿Qué es Harry para ti? -pregunto como el que no quiere la cosa.
-Es mi mejor amigo -contesto con una sonrisa.
-¡Y soy su bebé! -grito emocionado Harry.
-Sí, Harry. Eres mi bebé.
Niall de repente comenzó a llorar. El castaño y el rizado se miraron confusos.
-¿Qué paso, Neill? -el pequeño fue el primero en acercarse.
-Ustedes algún día se irán y me dejaran solo. Yo no quiero estar solo -sollozo.
-No, nos iremos. -Louis lo abrazo-. Siempre estaremos juntos los tres.
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Cántame {Larry Stylinson}
FanfictionLouis no puede dormir, sufre de insomnio, pero eso cambia cuando Harry le canta.