Libro 3 de la saga Oscuridad: TERMINADO.
Skyler es encerrada en la prisión de azkaban luego de que se le acusara como la responsable del asesinato de un sangre sucia y de atacar a los hijos de muggles. Skyler debe aprender a llevar su vida mientras...
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Era hoy. Hoy era el día en que se determinaba si Skyler saldría en libertad o no. ¿Estaba Nerviosa? Ni un poco la verdad, se sentía un poco ansiosa pero, nada que no pudiera controlar. Albus Dumbledore, él si se sentía muy nervioso. Sabía que Cornelius Fudge le había dicho que ayudaría a salir a Skyler pero, aún así tenía miedo de que las cosas no pasaran como él quería.
Sin contar a Dumbledore, Fudge y el Ministerio de Magia, Nadie sabía sobre el juicio de Skyler. Así que, sí Skyler llegará a salir libre, sería una sorpresa para Hogwarts, a la chica pelinegra no le importaba ni un poco lo que opinaran los estudiantes de ella. Sólo le importaban los cuatro estudiantes de la casa de Salazar Slytherin, aquellos que apesar de las situaciones, nunca la juzgaron, aquellos que seguían estando para ella brindandole lealtad.
En Hogwarts, las cosas marchaban normal ya casi concluían el curso. Pero no podía pasar un año escolar en el que el trío de Oro hiciera de las suyas.
-¡Nooo!-gemía-¡No, Por favor!
Y entonces Harry los vió, eran los dementores. Al menos cien, y se acercaban a ellos como una masa negra. Aquel frío ya conocido penetró en su interior y la niebla empezó a oscurecerle la visión. Por cada lado surgían de la oscuridad más y más dementores. Los estaban rodeando.
-¡Hermione, piensa en algo alegre!-Gritó Harry levantando la varita.
-¡Expecto patronum! ¡Expecto patronum!
Black se estremeció. Rodó por el suelo y se quedó inmóvil, pálido como la muerte.
-Expecto...-susurró Hermione-Expecto...Expecto-Pero no era capaz. Los dementores se aproximaban y ya estaban a tres metros escasos de ellos. Formaban una sólida barrera en torno a Harry y Hermione, y seguían acercandose.
Un delgado hilo de plata salió de su varita. En ese instante Harry notó que Hermione se desmayaba a su lado. Estaba solo, completamente solo.
Harry cayó de rodillas al suelo y entrecortadamente dijo:-¡Expecto...¡Expecto patronum!
Los dementores ya estaban muy cerca de ellos, y Harry cada vez se sentía más débil. Los dementores llegaron a ellos, y pudo notar como todo era triste, veía borroso y tenía frío. Busco con su mano tomar el brazo de Sirius y lo logró. No sabía que iba a pasar pero, quería mantenerse lo más cerca posible de su padrino. Entonces Harry escuchó los gritos de su madre, No entendía nada de lo que estaba pasando. No podía pensar en nada. Sus últimas fuerzas lo abandonaron y cayó desmayado.
[...]
En Azkaban, la joven pelinegra se estaba despidiendo de la mujer de cabellos rizados. Quizás sería su último día en esa prisión, y quizás durante un buen tiempo está sería la última vez que podría estar con ella.
