_mi pequeña dama búho_

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Todas las miradas se posaron en ella como si de polillas siendo atraídas por la luz se tratase, pero ¿Cómo no? Si quien pasaba con gran porte y su perfecto y aseado uniforme perteneciente al aquelarre era nada más y nada menos que la niña prodigio, Amity Blight.

Después de la petrificación fallida de Eda y su banda, Amity fue ingresada en el aquelarre del emperador al año con tan solo 15 años.

Eso no fue de sorprenderse, pues aquella Blight  siempre había ido un paso más adelantada que los demás. Ahora cerca de sus 20 años, ya se le había concedido el papel de liderar a grandes armadas y ser alguien de confianza para Belos.

Sus largos, finos y monótonos ojos se abrieron de sorpresa cuando una ráfaga pasó a gran velocidad frente a ella, seguido de los gritos de algunos los guardias.

-¡Es ella, es la dama búho! ¡¡Apresúrense, no la dejen ir!! -gritó uno de los guardias mientras apuntaba en dirección por dónde había pasado unos segundos antes la figura-.
El guardia a punto de chocar contra Amity, frena y después se agacha para respirar frenéticamente.

-¡Señorita Blight! Que bueno es encontrarla, la dama búho ha escapado de nosotros de nuevo. Por favor, ¡Ayúdenos a atraparla! -habló el guardia un poco trabado aún con mucho cansancio encima.

-Ya no son necesarios sus servicios, yo me encargaré de ella. Pueden retirarse -finalmente tomó palabra la pelimenta. El guardia se lo agradeció, y haciendo una seña a su equipo se retiraron-.

                Eda, la dama búho

Mientras alzaba su bastón mágico con el palismán de un Alcón recordaba vívidamente los sucesos transcurridos cinco años atrás. Después de que rescataran a Eda de ser petrificada, el emperador rápidamente mandó por su captura nuevamente, sin embargo al llegar a la casa todos habían escapado. No quedaba nadie. Estuvieron cerca de un año alrededor de la casa con la posibilidad de que aparecieran algún día, pero ese día nunca llegó. Finalmente se hartaron y prendieron las casa en llamas, solo quedó una parte de ella.
Entre recuerdos y recuerdos, finalmente llegó el recuerdo que más dolor le causó y le seguiría causando todos los días de su vida.

                             "Luz"

Amity sabía que ni con un hechizo borrador de memorias podría olvidar ese nombre. Pues esa simple palabra parecía estar tatuada en su alma y mente. La dulce y extrovertida chica que hacía que la vida de la pelimenta fuera en gran parte más feliz. El simple hecho de recordar su sonrisa y su suave voz hablándole hacía dejar de hacer a Amity el papel de niña perfecta y ser ella misma. Se sintió mal al recordar cómo la trató en un principio y desearía volver para cambiar esos acontecimientos que le dejaban un sabor agrio.

-Si tan solo hubiera sabido que sería la última vez que nos veríamos... -susurró y solo imaginó las miles de probabilidades que le hubiera dicho antes de su desaparición.

De pronto, en la entrada del bosque vió una sombra que al parecer, portaba un muy reconocible vestido tinto.

-Te tengo -susurró y bajó a una distancia considerable tratando de no ser muy obvia, sin embargo, no sirvió de nada, pues la figura volteó un poco sin mostrar completamente su cara y al visualizarla rápidamente activó su bastón y emprendió vuelo a gran velocidad.
Amity observó el bastón con palismán de búho.

-Definitivamente es ella -afirmó. Rápidamente invocó un hechizo de fuego para lanzarlo al árbol frente a su víctima, lo cual funcionó, el árbol cayó derribando a la pobre bruja quien salió volando dejando detrás a Owlbert, su bastón.
Amity aprovechó esto y rápido tomó en manos el bastón.

-Ríndete dama búho, entrégate. Yo tengo el palismán -comentó con firmeza, realmente se sentía mal de  capturar a la mentora de la que alguna vez fue la persona que más quiso, pero era su deber.
La sombra no dijo ni una sola palabra, se puso de pie y tomó su bolso esparciendo pequeños papeles de este. Amity sabía que después de la petrificación Eda no era la misma bruja fuerte y poderosa que alguna vez fue y ahora con su magia extinta solo podía reducirse a hacer magia a lo "tradicional", tal como lo hacía Luz.

-Por lo menos será fácil atraparla -pensó y sintió alivio al reconocer que no pondría mucha oposición.
Fue una idea errónea, la sombra se movió a una velocidad demasiado rápida para que la pelimenta pudiera detenerla fácilmente, mientras la encapuchada sacaba más y más pentagramas tocándolos y activándolos.

-¡Vieja bruja! ¡¿Aún con esa edad puede moverse con tanta agilidad?! -susurró para sí misma. Era cierto que Eda no era una anciana ni nada por el parecido, pero unos cincuenta años si le eran creíbles.

Mientras Amity evitaba todos los ataques de su contrincante con mucho esfuerzo, con la poca atención que podía invocó un abominable gigante. Finalmente, su movimiento final.

El abominable detrás de la bruja pareció derretirse solo para volver a su forma original pero esta vez con el cuerpo de la bruja atascado en el suyo.

-¡Al fin! -gritó una Amity victoriosa totalmente despeinada y sudada.

Finalmente pudo verla de cerca, pero en vez de notarse una piel pálida grisácea, ésta más bien era acanelada y joven. La pelimenta comenzó a transpirar frenéticamente imaginado una situación tan fantaseosa que solo la creería si fuese alguno de sus libros de la buena bruja Azura.
Con el miedo encima y los nervios de punta, acercó lentamente su mano en dirección y sin dudarlo, bajó la capucha de su contrincante solo para ver qué unos bellos ojos avellana la observaban con gran sorpresa.

My Little owl lady- Lumity TOH AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora