Lo que nadie dijo, pero hicieron

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Ató la nota a la pata del ave fénix dándole una última caricia antes de que emprendiera vuelo. Tendría que ser lo más directo que su ser le permitiera, necesitaba solo un impulso para que alguno de los dos cediera a lo que sentía.

Confío en que harás lo que tu corazón te diga, Newt.

Con ese pensamiento, tomó sus cosas para encaminarse a la oficina de dirección de Hogwarts para tomar su nuevo puesto como director antes de que iniciase el nuevo curso escolar.

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Las palabras de Seraphina estuvieron rondando por su cabeza desde el momento en que abandonó su oficina. Su pecho sintió una terrible opresión que le hizo difícil respirar resignándose a recibir solo pocas dosis de oxígeno.

"Dile a Scamander que estás enamorado de él o resígnate a que nada va a pasar" le había dicho antes de irse.

¿Tan obvio era? ¡Por los alquimistas! quería morir de vergüenza. Ahora lamentaba que Grindelwald no lo hubiese matado cuando lo secuestró.

¿Newt lo sabría? ¿Habría sido tan obvio como para que el inglés se enterara?

Los siguientes días, su vergüenza era tan profunda que no podía ni si quiera mirar a Newt. Pero si lo hubiera hecho habría notado como el mago pelirrojo decaía en ánimos al ser ignorado por el director de la MACUSA. Pero la actitud de ambos no pasó desapercibida por nadie en la institución.

Abraham, Bernadette y Robert habrían sentido lastima por los nuevos aurores. Eran unos polluelos apenas salidos de la academia para recibir los regaños y ataques de Graves quien parecía no controlar su malestar tildándolos a todos de incompetentes, aunque en realidad solo fueran los desplantes de su propia magia los que vencían a los novatos. Claramente algo había pasado con Newt.

Tina se había percatado de la mirada tristona con la que Newt seguía a Graves por donde fuera, no sabía qué hacer para que su amigo se sintiera mejor. Probó con invitarlo por unas copas, le dijo que si quería ir a alimentar a Daisy quien se había quedado al cuidado de la MACUSA por falta de transporte a Irlanda; pero nada surtía efectos.

Incluso Jacob lo había notado en su última visita a la pastelería. Solo había abierto su muffin de chocolate –que cabe destacar, no tenía ninguna forma de criatura –comiéndolo con desgano como si el simple hecho de masticar lo agotara. El muggle no pudo evitar ver como a ratos los ojos de su amigo se empañaban como si estuviera a punto de hecharse a llorar, a pesar de que nunca salió ni una sola lágrima.

Theseus se había sentido ansioso después de dos meses sin recibir correspondencia de su hermano, presentía que algo malo había pasado; a su mente lo primero que llegó es que Graves hubiera lastimado a Newt y entendía –a pesar de todo –que quizá hablaba su instinto sobreprotector pero eso no evitó que tomara el primer barco a Nueva York. Porque era un Gryffindor, su impulsividad haría siempre honor a su casa.

A Queene le fue más sencillo entender la situación con solo pasar unos metros cerca de ambos magos. Entendía la frustración y vergüenza que estaba sintiendo el director de la MACUSA al verse descubierto, sabía que quizá Graves nunca había tenido ese tipo de problema con sus sentimientos y ahora que alguien había hecho relucir su falta de discreción, se sentía intimidado por el rechazo de Newt. Por otro lado, Newt estaba deprimido al sentirse como cuando todos lo rechazaron en la escuela, sentir que una de las pocas personas que lo aceptaba como era –y que amaba en secreto –lo desplazaba lo hacía sentirse inseguro y solo a pesar de tener más amigos.

Incluso ¡Por Merlin! El pequeño escarbato, Silver; había notado la reticencia de Graves a acercarse a su salvador del maletín. La pequeña criatura no entendía por qué ambos magos no se acercaban uno al otro cuando anteriormente había podido percibir el aroma a excitación cuando estaban cerca. La criatura entendía que ambos querían aparearse pero renegaban ese instinto.

Lo Que Nadie DiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora