NO HOMO BRO | ❝Nos besamos, pero no homo bro. Tenemos calcetines puestos. ❞
ホモブロなし | La tensión sexual entre aquella pareja de amigos era demasiado alta, tanto así que terminaron ❝fortaleciendo la amistad❞ de una manera algo... extraña.
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Una semana había pasado desde aquel "incidente" que había quedado olvidado, aunque luego de aquella escena las cosas que serían ignoradas antes, se volvieron más incómodas.
Ambos estudiantes estaban recostados en la cama del rubio mirando al techo, pensando en todo y a la vez en nada. El peli morado suspiró llamando la atención del chico a su lado.
—¿Qué ocurre, Hitoshi? —indagó sin despegar los ojos del techo.
—Hace demasiado calor y no hay nada que hacer —Se quejó sobre la situación actual.
El rubio se incorporó en el colchón y se tiró sobre el cuerpo de su amigo.
—¡Oye, quítate de encima me aplastas el estómago! —exclamó el oji morado en un intento de reprimir una carcajada-
—¡Te estás riendo, agradece en vez de quejarte! —exclamó de igual forma el oji dorado.
El de cabello alborotado intentaba apaciguar las carcajadas que salían de sus labios, debido a que su compañero le estaba haciendo cosquillas. Todos sabemos lo que eso significa.
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¿Cómo terminaron así? El de ojos dorados se encontraba debajo del cuerpo del peli morado siendo aprisionado de las muñecas, con una pierna del contrario entre las suyas. Ambos con respiración agitada y rostros sonrojados.
Al parecer, ninguno se había percatado de la pose comprometedora en la que estaban, ni siquiera cuando sus rostros se acercaban lentamente, sus respiraciones algo entrecortadas chocaban entre sí y entonces ocurrió.
Se besaron.
Al inicio era un beso lento, sin prisa alguna —considerando la posición en la que estaban—, pero de manera rápida aquel lento beso se convirtió en uno lleno de desesperación y lujuria, el rubio mordió el labio inferior del contrario provocando que este soltara un pequeño quejido.
En ese momento aprovechó para introducir su lengua en la boca del de tez pálida, hubo una batalla de lenguas la cual ganó el rubio al tener más experiencia. Al sentir el oxígeno escasear en sus pulmones se separaron lentamente.
Los chicos se separaron dejando un hilo de saliva entre ellos. Sus rostros coloreados de rojo, respiración agitada y ojos oscurecidos. El ojeroso era la representación de la palabra avergonzado mientras el rubio parecía no sentir culpa o vergüenza alguna por el acto recién cometido.
—N–no le mencionemos esto a nadie —comentó el más alto con voz avergonzada.
—Me parece bien —concordó el de orbes dorados con una sonrisa—. Después de todo, fue para reforzar la amistad... además, tenemos calcetines puestos —añadió.
Se miraron, parecía que de esa forma podían comprender lo que el otro pensaba.
—No homo, bro.
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