Dime, entre tantos amores, entre tantas mujeres, mi única razón de vivir es para condenarte a desear algo y llevarte a cometer locura.
mi única razón de existencia es para tí.
Acaso es justo para mí, que mi única razón para vivir, fuese para tí? no...
La niebla cubría fíeramente las calles, las personas se reunían para intentar averiguar que ocurría, sin embargo más que muerte no encontraron.
Bestías salvajes, tigres, cocodrilos, y demonios. Aquello era lo que rodeaba a la ciudad, más no era lo único, el fuego sobre los grandes barcos se alzaba sobre la marea y las calles se pintaban de rojo, el vielo guíaba las cenizas de la madera quemada y el olor de la sangre comenzaba a actuar.
Mientras tando en el salón roderick se ofrece a llevarnos a nuestro destino, en efecto aceptamos y partimos viaje al puerto, lo antes posible para que el barco no alcance las llamas, el hermano de franese magnifico estaba siendo un cobarde por todas las criaturas desconocidas que aparecian.
Franese nos pidio un momento para que se cambiase, todos estuvimos de acuerdo, con tanta multitud decidí quitarme la capucha.
Las miradas de sorpresa no se escaparon, pero eso era lo de menos en este momento, porque mientras que guts y yo vigilabamos, alguien se acerco a nosotros.
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Sir. Owen se había acercado a nosotros.-y usted... no es la señorita sumin? La mano derecha del halcón?
-para con eso, ya es historia.-le dice guts para irse.
-espera por favor, soy owen un ex-general de las tropas de toumeld de minland, has cambiado bastante pero estoy seguro de que eres tú, aquel chico que cabalgaba junto al halcón, el de la espada gigante con ojos de bestía...
-estamos en medio de algo así que....
-él halcón, donde esta sir. Griffith actualmente?
-no lo sé, pero desearía que.... no....
-franese dice que ya está lista!-dice isildro.
-¡como te atreves a ver una mujer cambiarse!-le dice schierke.
-cuidate.-le dice guts.
-¡señorita sumin!
-...-lo miro.- él halcón esta más cerca de lo que piensas, manten la calma, pronto vendremos....
-¿que significa eso? Señorita...
Le sonrio y comienzo a caminar hacia donde están todos.
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Sobre el camino y en las montañas estaba un campamento clérigo, los cleros hablaban de su santida, un hombre honorable para comandar, sin embargo este estaba viejo y enfermo.
