Capítulo 1

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"Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufanarse todo el mundo"
-Antoine de Saint-Exupery

"¡Te dije que venir al Titanic era una mala idea!" grité tan fuerte como mis pulmones me lo permitieron.

Timothée tomó mi mano y me arrastró con él mientras corríamos hacia arriba, desesperados por encontrar un poco de altura que nos de algo de tiempo libre antes de sumergirnos en el agua helada.

Ahora bien, el agua no iba a matarnos por lógicos motivos relacionados a la clase de criaturas que somos y para ser sincera, yo era una excelente nadadora. En todo caso, sería Timmy quien se ahogaría.

Y ojalá lo hiciera, el imbécil pensó que sería una buena idea viajar en el tiempo y pasar un día en el Titanic. Y yo le dije "Si, suena bien, pero recuerda que debemos estar en Grimmauld Place para la cena" y él dijo "Tranquila Selena, tengo todo bajo control" ¡Pero él no tenía nada bajo control! ¡Nos hizo viajar al día del hundimiento del Titanic!

Me aferré con fuerza a la baranda mas cercana sujetando a Timmy con mi otra mano y gritándole que pase lo que pase no se suelte. Pero claro, no me hizo caso y soltó una mano tan pronto como escuchó esas palabras salir de mi boca. Yo entiendo que ahí arriba no todo funciona perfectamente pero a veces creo que mi mejor amigo trata de ponerme nerviosa a propósito.

"¡Sujetate imbecil!" le grité al sentir como sus dedos se deslizaban.
"¡No perra, si yo me muero tú te vas conmigo!"

Y dicho eso, cuándo él estaba a punto de soltarse, tiró de mi mano y ambos caímos hacia abajo, golpeando todo lo que encontramos y sintiendo el agua helada golpear nuestros cuerpos en cuestión de segundo. Quedé entumecida por la sensación durante un momento y luego tomé la mano de mi amigo y cerré mis ojos , haciendo que inmediatamente aparezcamos en el salón de Grimmauld Place Número 12. En Londres, Inglaterra. Año 1995.

"¡Que divertido!" gritó Timmy tan pronto cómo pudo dejar de temblar de frío.

Nuestras madres, Hestia Morningstar y Faith O'Dion se acercaron corriendo hacia nosotros con toallas mientras Molly Weasley iba en busca de chocolate caliente y el resto de los adultos presentes reían, excepto Moody, Moody nunca se ríe.

"¿A dónde fueron a pasar el día?"preguntó Remus con diversión clara en sus ojos.
"Al Titanic" respondí mirando mal a mi acompañante quien solo se limitó a sonreír.
"Jamás me acostumbraré a esto" comentó Faith.

Que malos modales de mi parte, empezar una historia sin ninguna clase de presentación, dejenme ponerlos en contexto.

Mi nombre es Selena Morningstar y él guapo (e idiota) chico que casi logra ahogarme en el medio del Océano es mi mejor amigo, Timothée O'Dien. Mi madre es Hestia y su madre es Faith, a quienes ya mencioné antes. Ambas son mejores amigas desde los pañales y lógicamente nosotros seguimos sus pasos.

Ahora, para que entiendan un poco mas sobre nosotros es necesarios contarles ciertas cosas. Hestia y Faith son brujas, dos talentosas sangre puras que en sus épocas de Hogwarts hicieron muy orgullosa a la casa de Gryffindor y que como la mayoría de sus compañeros de casa, al terminar el colegio, se unieron a la súper secreta (o no) Órden del Fénix fundada nada mas y nada menos que por el increíble Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.

Una noche, para festejar el éxito de su primera misión con la Órden, mamá y tía Faith fueron al mundo muggle en busca de una noche de fiesta, aventura y sexo inmoral y poco salubre con desconocidos. 9 meses después ¡Timmy y Selly llegaron a bendecir el mundo!

En realidad no, a bendecir no. No es como que podamos acercarnos al agua bendita. Verán, esos extraños con los que pasaron la noche eran dos demonios, dos demonios bastante importantes. El padre de Timmy se llamaba Calibán y era la mano derecha de mi padre Lucifer, seguro que escucharon hablar de él.

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