Capítulo 21

2.2K 246 53
                                    

"Soy adicta a tí, pero ¿no sabías que eres tóxico?"
-Toxic, Britney Spears.

Caminaba en silencio detrás de Tom, preguntándome que motivo podría tener para llevarme a la Cámara de los Secretos, en el medio de la noche.

En mi segundo año la cámara había sido abierta, pero no tuve la oportunidad de aventurarme demasiado en ella. Con Hermione petrificada, alguien tenía que quedarse con ella y esa fui yo. Timmy, Ron y Harry fueron quienes tomaron la responsabilidad de rescatar a Ginny y matar al monstruo.

Entramos al baño de mujeres, Tom aún no me había dirigido la palabra y ni siquiera volteó a verme antes de acercarse a uno de los lavabos y susurrar algo que no logré entender.

De repente una especie de puerta se abrió y por primera vez, ví la entrada a la cámara. A pesar de saber que se encontraba allí y de haber escuchado todos los detalles sobre ella de la boca de mis amigos, no podía evitar sorprenderme.

Nada se veía por la pequeña entrada mas que oscuridad así que no me juzguen por pensar que Tom estaba loco cuándo se dió vuelta e hizo una señal con la cabeza indicando que quería que entre a ella.

"¿Te golpeaste la cabeza o algo?" pregunté incrédula.
"¿Tienes miedo Shipka?" preguntó burlonamente.
"Prefiero llamarlo, instinto de supervivencia" sonreí sarcásticamente.
"Pues tendrás que apagarlo porque esta es una órden de tu Señor"

Imagenes de mi infancia llegaron a mi cabeza, de personas tocando la puerta de mi casa para preguntar a mi mamá si teníamos tiempo para escucharlos hablar de su "Amo y Señor Jesucristo".

Me preguntaba si los mortífagos habían hecho eso en algún momento. De alguna forma conseguían miembros, ¿no?.

"No pienso bajar" me negué.
"Si no bajas, haré que el basilisco suba" amenazó.
"¿Cuál es tu propósito?" pregunté irritada, cruzándome de brazos.
"Purgar al mundo mágico de todas las personas que lo ensucian"
"Adorable" rodé los ojos.
"¡Te estoy diciendo que bajes!" exclamó irritado.
"¡Ni aunque me empujes!" grité.

¡Y el bastardo me empujó! Claro que no me dí cuenta hasta que me encontraba callendo metros y metros por una especie de tobogán. Habría sido divertido si alguien me hubiera advertido antes.

Me levanté tan rápido como pude en cuánto toqué tierra firme y sentí a Tom caer detrás de mí. Mis ojos no dejaban de recorrer el lugar, captando tantos detalles como fuera posible.

"Bienvenida al hogar de Slytherin" dijo con orgullo.
"El hombre necesitaba un mejor decorador" dije sin poder evitarlo.
"¿Con esa boca irrespetuosa dices 'madre'"? preguntó con sarcasmo.
"Mi boca irrespetuosa hace muchas cosas" guiñé un ojo.

Quise soltar una carcajada al ver como desviaba sus ojos y sus pálidas mejillas se tornaban de un ligero color rosado pero me reprimí a mi misma en cuánto recordé el lugar en el que estabamos.

"¿Para que me trajiste aquí?" pregunté.
"Para decirte que tienes estrictamente prohibido seguir con cualquier relación que tengas con Moody y Walburga" dijo sin rodeos.
"Si, okay" rodé los ojos "Ahora enserio"

Tom siguió mirandome sin decir nada y en cuánto entendí que hablaba enserio pude sentir la indignación llegar a mí.

"¡Ya te dije que no puedes decidir con quien salgo!"
"Si puedo" dijo sin inmutarse un poco "Eres mía"
"¡No soy de nadie! Soy una persona, no un objeto que puedes poseer" rodé los ojos.
"Yo puedo poseer lo que quiera. Soy Tom Riddle"

La sonrisa en su cara podría haberme hecho sentir mariposas pero estaba demasiado ocupada odiándolo como para ser consciente de cualquier otra emoción.

"Me voy" dije firmemente y pasé por su lado.
"No te vas" tomó mi mano.
"No tengo ningún interés en hacerte caso" me liberé.
"Si tratas de escapar soltaré al basilisco" amenazó.

Sabía que el basilisco no podría hacerme ningún daño, probablemente ni siquiera se acercaría a mi. Al ser criaturas provenientes de la oscuridad del infierno, solían tener cierto afín por los demonios y estaba segura de que me reconocería como uno de ellos.

"Si crees que tu mascota serpiente me hará daño, eres bastante tonto" le sonreí con sarcasmo.

Me dí media vuelta y volví a caminar hasta la salida, justo cuándo estaba por comenzar a trepar sentí a Tom hablar en párcel y el ruido de la enorme serpiente comenzar a salir.

Seguí trepando sin inmutarme, ni siquiera frené cuándo Tom comenzó a gritar mi nombre, dándose cuenta de que no había forma de que el basilisco me atacara.

Al volver al baño me miré al espejo, reparando en mi apariencia por primera vez. Mi cabello estaba despeinado y mi maquillaje corrido, moví mis manos sobre mi cara tratando de arreglarlo mientras Tom salía de la cámara y me miraba fijamente.

"Ya sé que soy bonita" dije sin mirarlo.
"Eso es debatible" rodó los ojos.
"No decías lo mismo en navidad" lo enfrenté.
"No creo que quieras hablar de eso" dijo sarcásticamente.
"¿De cómo me hiciste llevarte a París para luego comportarte como un idiota?" crucé mis brazos.
"Tu nunca entiendes nada" miró a otro lado.
"Que tenga una opinión diferente a la tuya no significa que no te entienda" me defendí.
"¡Tu no sabes como me siento!" gritó perdiendo su pasciencia "Mi sangre arde cada vez que te veo cerca de Moody o Walburga, cuándo pienso en ellos besandote o tocandote de la forma en que yo podría hacerlo si tan solo voltearas a mirarme"

La sorpresa se hizo presente en mi rostro y ante eso, Tom solo se limitó a tomar mi rostro en sus manos y besarme ferozmente, un beso lleno de sentimientos que jamás pensé recibir de alguien tan frío como él.

"Yo no puedo amarte" susurró separándose de mi "Pero lo que sea que siento por tí, estoy seguro de que es lo mas cercano al amor para mi"

"¿¡Pueden irse a otro lado!?"

Ambos giramos alterados hacia uno de los cubículos para observar a una chica de Ravenclaw de pie, su cabello negro estaba partido en dos coletas y sus grandes anteojos estaban cubietos de lágrimas. La reconocí inmediatamente.

Mi piel se erizó al sentir un familiar siseo en el suelo y Tom sonrío macabramente otra vez, sin mostrar rastros de la persona a la que había besado hace pocos segundos. Él abrió su boca y dejó salir algunas palabras en párcel.

Y en cuestión de segundos, Myrtel Warren estaba muerta.

DIABOLICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora