Capítulo 12: La discreción suele ser un arma voraz. P1

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Después de llamarle a mi abuelo por la tarde noche a la mansión de Hades y de avisarle que mañana iría a verlo, decidí ir a dormir con la mamá de Yato

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Después de llamarle a mi abuelo por la tarde noche a la mansión de Hades y de avisarle que mañana iría a verlo, decidí ir a dormir con la mamá de Yato.
Ella me entrego una pijama que le pertenecía a mi amigo, lo supuse por su aroma, evidentemente era un omega con un olfato avanzado.

Me metí a la recámara y me quité la playera que tenía, en ese instante Cid iba entrando y al verme se sonrojo un poco.

-¿ocurre algo? -pregunté desconcertado-

-no, nada Ten

Trate de quitarme cuidadosamente el pantalón a lo que el pequeño vino el mi auxilio en cuanto vio que no podía.
-¿te hiciste daño? -preguntó al ver mi reciente cicatriz-

-sí, hace un mes me operaron, tuve un "hoyo" en el estómago, pero apenas estoy recuperándome

-me da gusto Tenma, espero que podamos jugar cuando te pongas mejor

Le mostré una sonrisa, luego tomé el pants de la pijama y comencé a subirla por mis pies. Él pequeño me ayudo a hacerlo, a lo qué al llegar, me levante y lo subí por completo.
-gracias, Cid -dije feliz-

-de nada -respondió avergonzado-

Tomé la playera para ponérmela, al hacerlo, me senté en la esquina de la cama. Al instante fui interrumpido por el toquido de la puerta.
-pase -dije al instante-

Aquel que entro era mi abuelo, traía una bolsa con lo que parecía ser mi ropa.
-mi pequeño Ten, te traje tu ropa y unos artículos de higiene personal

-¿Hades te mando?

-sí, pero en parte no quería dejarte solo, además no me siento cómodo en semejante cama -dijo al cerrar la puerta e ir a mi lado- ¿eres el pequeño Cid, cierto? -preguntó al verlo-

-sí -respondió al ocultarse en mis brazos-

-que hermoso niño, pero -me miró- ¿estás seguro de criarlo como tuyo?, es una responsabilidad enorme

-lo sé, pero el pequeño lo vale, era hijo de mis hermanos

-lo sé, se cuánto querías a esos muchachos, simplemente fue una gran pérdida. Bueno... supongo que nos quedaremos aquí hasta mañana, pensaba regresar a mi casa

-no abuelo, no me dejes, quédate un rato más

-Tenma sabes que tengo que cuidar a mis animales y sobre todo ese hermoso jardín de rosas que le prometí a tu abuelo mantener floreciendo

-quien diría que se nos adelantará -dije sollozando-

-Tenma no llores -dijo Cid al verme y comenzar a limpiar mis lagrimas-

-perdona, es solo que últimamente estoy sensible

Mi abuelo se acercó más y me abrazo, al instante también lo hizo Cid.
Al parecer tenía aun un par de angelitos que estarían velando por mí, después de esas trágicas perdidas.

Entre las cariñosas alas y la acaudalada muerte [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora