Capítulo 4

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Tanto los pueblerinos como los turistas, abordaban las alegres calles adoquinadas adornadas con todo tipo de decoraciones. Era como si en un pueblecito tuvieras el mundo entero a tu alrededor.

Había trajes y tradiciones en cada rincón del lugar, esa gente estaba realmente preparada para cualquier festival que se preparase.

Franky, Robin y Nami entraron en una tienda especializada en kimonos, y al entrar solo pudieron quedarse más fascinados de lo que ya estaban.

Todo tan cuidado, la mayoría en rojo y detalles dorados, parecía que habían viajado a otro lugar.

—Bienvenidos —una voz detrás del mostrador hizo que los tres se girasen y abandonasen lo que estaban viendo—. ¿En que puedo ayudarles?

Un señor de anciana edad se dejó ver, poniendose frente a los tres jovenes.

—Estamos buscando unos kimonos para poder asistir al festival esta noche —Nami fue quien tomó la palabra.

—Pues habeis venido al lugar adecuado, señorita. Si los que están aquí no son de su agrado, tengo más en la trastienda, pero son más caros.

—No se preocupe por el dinero, no es ningun problema para nosotros. Enseñenos todo lo que tenga.

Tras las palabras de la navegante, el señor sacó los kimonos restantes, y entre los tres eligieron la vestimenta de todos sus nakamas.

Para Luffy, un kimono rojo con algunas rayas doradas y varias flores y circulos, en tonos blancos y dorados. El de Zoro, elegido personalmente por Nami, era uno blanco entero con un dragón verde recorriendo el kimono entero. Nami iría vestida con un kimono color rosa pálido adornado con pequeñas estrellas y flores en rosa pastel. Usopp vestiría un kimono turquesa con adornos marinos en la parte baja de éste. El de Sanji era parecido al de el espadachín: era color azul cielo, con un dragón recorriéndole todo el kimono, acompañado de nubes. Chopper llevaría un kimono blanco, pero que apenas se ve por todos los detalles en dorado, rojo y verde que tiene. El de Robin era también blanco, adornado por la espalda con grandes flores amarillas. Franky escogió un kimono amarillo con rayas negras verticales, y por último, para Brook, uno de cuadros rojos y blancos.

Una vez que ya tuvieron todo, Nami regateó al dueño de la tienda para que se lo vendiera todo más barato, y con sus grandes habilidades para ello, lo consiguió. Le pagó lo acordado y salieron de la tienda, con Franky cargando las bolsas.

—Creo que hemos acertado con todos —habló la arqueóloga.

—Sí —Nami pensó en el kimono de Zoro, lo había elegido ella misma, y esperaba que le gustase—.  Además, nos ha salido más barato —añadió con una sonrisa placentera.

—Esta noche vamos a estar todos super guapos.

Un pequeño alboroto llegó desde la plaza, haciendo que los tres, y el resto de la gente, se acercaran para ver lo que estaba ocurriendo.

Nami, Robin y Franky compartieron una mirada al ver de que se trataba: era ni mas ni menos que su capitán, junto a los demás, dando el cante.

—¿Y si hacemos como que no los conocemos? —preguntó la pelinaranja, llevandose una mano al rostro.

Sanji dejó de regañar por un momento a Luffy y alzó la mirada en dirección a los otros, convirtiendo así sus ojos en corazones.

—¡Nami-swaaan! ¡Robin-chwaaan! —exclamó el cocinero acercándose a ellas.

—Creo que ya es un poco tarde para eso, navegante-san —la compadeció Robin mientras ella agachaba la cabeza.

—¡Mirad! ¡Si son Nami, Robin y Franky! —le comunicó Luffy a Brook y Chopper en su habitual tono alegre, y también decidieron acercarse.

Enamorado de una brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora