Capítulo 5

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-¡Robin! ¡Robin! -la pelinaranja irrumpió en la habitación que compartía con la arqueóloga-, ¡tengo una cita!

La morena dejó lo que estaba haciendo y miró a Nami, alzando levemente las cejas y dibujando una pequeña sonrisa en su rostro, que era nada comparada con la que tenía su amiga.

-¿Zoro? -la pregunta hizo que la joven asintiese ilusionada.

Robin estaba al corriente de los últimos sucesos de la navegante y el espadachín, y por lo tanto, de los extraños y confusos sentimientos que tenía Nami hacia su nakama. La morena le había dicho alguna que otra vez que quizá se estaba enamorando de él, pero ella lo negaba una y otra vez, posiblemente estaba en lo cierto.

-Todavía no me lo creo -suspiró la más joven mientras se tiraba encima de su cama, no sin antes dejar la bolsa con su kimono a un lado.

Robin soltó una risita, mirando a su nakama. Nunca antes la había visto así de feliz. La verdad es que se alegraba mucho por ella.

-¿Y como hareis para que los demás no lo sepan? Porque supongo que no quereis decir nada de momento -la arqueóloga se sentó también en su cama, sin quitarle ojo a la contraria.

-Ha dicho que él se encargaba -se encogió de hombros y miró a Robin-, pero, ¿te importaría echarnos una mano también?

-Cuenta conmigo. -contestó al instante, no tuvo que pensarselo dos veces para poder ayudar a Nami.

-Gracias, Robin -la miró y le dedicó una sonrisa de agradecimiento.

Tras estas palabras, ambas chicas decidieron empezar a prepararse para aquella velada, que sin duda, sería especial para la navegante.

- o -

Tras unos diez minutos, Zoro llegó finalmente a la habitación que compartía con los chicos. Intentaba reprimir la sonrisa que le salía cuando pensaba en la navegante, para que nadie le preguntase, pero era algo difícil retenerla.

Iba a entrar a la habitación cuando se encontró a Usopp saliendo, perfecto, era el hombre que estaba buscando. Se acercó al moreno, lo cogió del brazo y se lo llevó a un lugar donde nadie pudiese escucharlos.

-Oye, oye -empezó a quejarse el francotirador-, ¿a donde vas? ¡que el cuarto está por el otro lado!

-Shh, que te va a oir alguien -susurró el espadachín, asegurandose de que no hubiese nadie en el gimnasio-. Nami ha dicho que sí, vamos a ir juntos al festival.

-¡Te lo dije! -exclamó, sin poder contener su felicidad. Después se dio cuenta de su error y se llevó sus manos a la boca-. Perdón -susurró mientras hacia una mueca-. ¿Pero qué hacemos aquí?

-Necesito que distraigas a los demás para que Nami y yo podamos ir solos. Todavía no queremos decir nada, ya sabes.

-Ya veo -Usopp hizo un puño con su mano derecha y golpeó suavemente su palma izquierda, en señal de que lo ha comprendido-. ¿¡Espera qué!? ¿¡Y por qué...!?

Se calló en cuanto escuchó que la puerta se abría. Ambos chicos giraron la cabeza para ver de quién se trataba, esperando que no hubiera escuchado nada.

-¿Eh? ¿qué haceis aquí los dos? -el capitán del barco se asomó por la puerta, ya vestido con su kimono, mirando a Zoro y a Usopp.

-Estamos jugando al escondite -contestó con rapidez el francotirador-, y acabo de encontrar a Zoro.

El peliverde asintió con la cabeza mientras a Luffy se le ponían los ojos de estrellas.

-¡Yo también quiero jugar! -exclamó ilusionado el moreno con el sombrero de paja.

Enamorado de una brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora