2

1.2K 123 12
                                    


La penumbra no es vacía, es como andar en medio de un mejunje pesado y pastoso, cada paso le importuna pero no solo desde las piernas, sino que su cuerpo completo es pesado. Se imagina caminando en medio de arroz frío, como en una plasta. Pero no se ahoga, no sabe a nada el aliento en su garganta.

Solo camina porque sí, porque no recuerda cuando empezó a hacerlo pero detenerse no es una opción, ¿por qué no? Tampoco lo sabe, es como si... como si debiera caminar y ya.

Y es negro, ausencia del color, tal cual.

No hay temperatura tampoco, no puede decir si hace calor o frío o está bien. No está bien. Pero no está frío. No está cómodo. Tampoco está incómodo. Solo está. Ser en su máxima expresión. Bueno, él sabe que esto es nuevo. Intenta calmarse recordando a alguien pero no puede, sabe quién es pero solo puede saborearlo en su mente, si busca ponerle palabras, se fugan como si estuviera prohibido hasta su nombre en esa incomprensible atmósfera.

Solo sabe que está ahí porque es ahí donde debe estar.

El camino se compone de nada hasta que un punto le incita a continuar, es tibio y azulado, bajito, bajito, casi desaparece pero no hay prisa ya para él, por eso solo sigue con la mirada fija en esa novedad.

¿Tiene cuerpo o será que es como en los sueños? Se mira hacia abajo, intenta ver sus manos solo unos segundos levantándolas pero no las ve; bueno, al parecer no tiene cuerpo.

Pero la luz frente a él, sí que comienza a tener uno. 

Muerte, camino, cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora