-Soobin, estoy aburrida- digo acercandome a el y cruzarme de brazos- llevas todo el día trabajando…
-Lo se, pequeña- responde sin mirarme- tengo que terminar de programar estas actividades y enviar otras cosas, ve a la sala a ver televisión o algo, en esto momentos necesito concentrarme en esto.
-¿Qué me crees?- abro la boca ofendida- ¿Crees que soy una niña pequeña a la que puedes mandar?
-Nena....- suspira levantando la vista hacia mi- Estoy hablando seriamente, sabes que te quiero, pero esto es muy importante y…
-¿Más importante que yo?- lo interrumpo enojada- ya ni siquiera me prestas atención y ¿Para que? ¡Ni siquiera te pagan bien!
-¡Ya!- exclamó de repente golpeando sus puños contra la mesa haciéndome sobresaltar- ve a la habitación en este instante, iré en un segundo
Me quedé paralizada, no podía moverme del susto, por lo que sólo me quedé mirándolo respirando con dificultad. El al notar que no pensaba moverme pronto, me miro directamente a los ojos, estos estaban oscuros por el enojo, se levanto sin dejar de mirarme, rápidamente reacciono levantándome para salir corriendo a la habitación por miedo a lo que haría si tenia la osadía de desobedecerle de nuevo
Llegué a la habitación y empecé a caminar con nerviosismo de un lado a otro, no tengo ni idea de cual va a ser mi castigo, el no hace esto constantemente, pero cuando me castiga suele ser muy severo para asegurarse de que no vuelva a suceder y temo por las consecuencias de haber ofendido su trabajo que a pesar de todo, el disfruta.
-Ven aquí- entra a la habitación para dirigirse a la cama y sentarse en el borde de esta, palmea levemente su regazo- ¿Me estás escuchando? Ven acá.
Como su voz se volvió más aspera me moví lentamente hasta llegar a su alcance permitiéndole sujetar mi muñeca haciéndome quedar boca abajo sobre sus delgados muslos a la vez que toma mis manos y las sostiene con su izquierda, mientras que con la otra levantaba mi falda acariciando mis glúteos para luego pegar una fuerte nalgada que me hizo saltar y moverme intentando soltarme.
-Quieta- murmura entre dientes pero sigo sin hacer caso así que toma mí cabello entre sus dedos y lo jala con fuerza haciéndome que mi cabeza se levanté- te prometo que esto no durará mucho si te quedas quieta y haciendo la menor cantidad de ruido posible ¿Entendido?
Asiento débilmente y el me suelta volviendo a apartar mi falda golpeando seguidamente ambos cachetes causando que muerda mis labios llorando con temor por el ardor que aumentaba más y más con cada vez que la suave y cálida piel de su palma tocaba mi nalga. Al cabo de unos minutos terminó y me soltó dejándome con cuidado tendida en la cama.
-No disfruto mucho los castigos, pero espero que jamás en tu vida me vuelvas a alzar la voz así y que menos critiques mi trabajo- mi mira con decepción y sale de la habitación.
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