Haechan

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Era la primera hora de clase en un frío martes por la mañana, la primera hora siempre es la más aburrida por que uno esta recién levantado y mi cerebro se niega  a  captar las cosas que el profesor de matemáticas intenta meter en mi cabeza , como si aquellos temas de ecuaciones de segundo grado me llevasen  a conseguir mi sueño de ser bailarina en alguna gran empresa de baile o de algún artista que vaya de gira y haga mil presentaciones en las que  destaque y me haga famosa… creo que estoy muy ilusionada por algo que jamás va a pasar si no me logró concentrar en estas estúpidas ecuaciones.

-Psss- escucho un ruido a mi lado y volteó mi cabeza hacia atrás, para encontrar a mi mejor amiga apoyada sobre su mesa lo más cerca de mi cabeza.

-¿Qué?- la mira molesta, ya que mi asiento se encontraba enfrente- el profesor nos va a regañar, estúpida

-Lo se, pero necesito que me prestes un sacapuntas, -Me muestra su lápiz sin punta- se me partió y no entiendo nada de la clase.

Volteó los ojos y meto la mano en mi cartuchera para sacar el sacapuntas y pasárselo, para instantáneamente mirar mi cuaderno y poder seguir resolviendo los ejercicios siguiendo el ejemplo, intercambiando algunos números. Al profesor no le interesa mucho el que quede bien o mal así que simplemente lo hice como pude.

-Oye- me vuelvo a voltear y la miro en la misma posición- ¿Cuanto da el primer ejercicio?

-¿Apenas vas en el primer ejercicio?- susurro exaltada- ¡Son veinte!

-Lo se- se queja dejándose caer en la mesa- pero es que no entiendo este tema y es demasiado temprano para pensar…

-Señoritas- la voz del profesor nos hace mirar hacia nuestro lado- ¿Ustedes están trabajando o hablando?

-Lo siento, profesor- me excuso rápidamente- es que ella tiene mi sacapuntas y lo necesito.

La miro abriendo los ojos y ella me lo pasa, para luego ambas mirar nuestros respectivos cuadernos con el lápiz en la mano, ella tamborilea y yo miro hojas anteriores intentando adelantar lo más posible. Estaba tan distraída haciendo figuras en la esquina de la hoja, que cuando el timbre sonó pegue un pequeño brinco en mi puesto y el lápiz se resbaló de mi mano.

-¡Por fin!

Muchos se pararon y estiraron con bostezos, mientras se dirigían hacia algún amigo cuyo lugar no era cercano para hablar de cualquier cosa que no le alcanzaron a contar el día anterior o cosas así. Me dispuse a hacer lo mismo pero justo entró el profesor con unos cuadernos y su portátil bajo el brazo. Me levanté acomodando mi camisa dentro de la sudadera mirándolo con una sonrisa, que el nunca se negaba a devolverme mientras dejaba todo lo que traía en la mesa.

-Buen día, profesor.- apoyo las manos en mi mesa inclinandome hacia adelante, mi intención no era perversa, porque la camisa que llevaba era muy tapada, pero marcaba mis curvas bastante bien- ¿Descansó?

-Si, claro que si- me miro y apoyo su peso en su propia mesa cruzando los brazos sobre su pecho- ¿Y usted?

- No mucho, sabe lo que pienso sobre dormir, -alzó la ceja y bajo la cabeza- dormir esta sobrevalorado- el ríe un poco y señaló el piso cerca de el- ¿Me lo pasa? Si me agachó yo se vería muy extraño.

Hago una mueca mientras el suelta una pequeña carcajada y toma el lápiz dentro de sus largos dedos, para luego alcanzarmelo. Estire la mano y en el momento en que lo tome nuestros dedos se cruzaron, sonreí y el alejó lentamente  la mano y se dirigió a la clase con un sonrisa.

- Disculpe, profesor Donghyuck- alguien llama desde la puerta- que pena interrumpir, pero tenemos que tomarle unas fotos a los estudiantes.

-Claro, no hay problema- mueve los brazos en dirección a la puerta- andando, muchachos.

Todos salen y yo camino a su lado junto con mi amiga, haciéndole preguntas y haciendolo reír con nuestras ocurrencias, eso es lo que me gusta de los profesores jóvenes, son muy accesibles.

Volviendo al salón sonó el timbre anunciando que la clase se había acabado, el profesor suspiró mientras se quedaba en la puerta esperando a que llegará nuestro maestro, quien estaba tardando bastante.

-Muchachos, por favor esperen adentro al profesor, que no debe tardar en llegar-

-Pero yo no quiero entrar- me quejo apoyando mi espalda en la pared- allá hacen mucho ruido-hago un pequeño puchero.

-No importa, espere adentro- pone su mano cerca de mi costado evitando tocarme, pero si intentando que me dirija adentro.

-¿Y si no entro?- lo reto con una sonrisa.

Me mira con seriedad y la mano que antes me había guiado hacia la puerta sin tocarme, ahora se encontraba en la pared al lado de mi cabeza y su mirada clavada sólo en mi.

-Es una orden.

No dijo más, no fue necesario, yo quería decir algo más, pero su mirada me ponía demasiado indefensa y hacía que mis piernas temblasen así que no hice nada, baje la mirada y el se separó, miro al pasillo, se despidió de los estudiantes y se alejó.

No dijo más, no fue necesario, yo quería decir algo más, pero su mirada me ponía demasiado indefensa y hacía que mis piernas temblasen así que no hice nada, baje la mirada y el se separó, miro al pasillo, se despidió de los estudiantes y se alejó

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