Era verano… tus padres organizaron una cena y nos invitaron. Fui con mis padres y Andrew, mi hermano de diez años. Al llegar a tu casa tu madre nos recibió, me abrazó en cuanto lo hizo. Les presenté a mi familia. La cena estuvo divertida, charlamos y nuestros padres se conocieron más. Madi me pidió que jugara con ella en su habitación. Estábamos jugando a la hora del té, cuando te vi allí parado en el umbral, sonriéndonos.
—Mis chicas jugando, y no me invitaron—dijiste, con una mano en el pecho de forma teatral.
—Tu no eres princesa—dijo Madi, tomando de su taza.
—No, pero soy un principe. Y también puedo tomar té—tomaste asiento a mi lado.
—Mi principe—susurré en tu oído, y me guiñaste un ojo.
Yo solo sonreí, no quería que momentos así, se fueran.
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