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Enero 2018.

Estábamos en una fiesta de nuestro colegio, cómo era nuestro último año organizaban una fiesta cada mes para recaudar fondos, para la graduación. Me abrazabas por la espalda, cuando Leo llegó a nosotros.

—¡Hey, chicos! Ovejita estás muy hermosa está noche— puse los ojos en blanco, y Marcus sonrió.

—Ya sabes que no le gusta que le llames ovejita—le informó Marcus, entornando los ojos—y ella siempre está hermosa.

—Vale…—dijo, mirándonos con diversión—¿Quieren algo de beber? Hay cerveza y vodka.

—¿Sabes? El alcohol le hace daño a tu organismo—dije, mirando a Leo—y recuerda que eres futbolista.

—De todo lo que dijiste, lo único que escuché fueron bobadas—lo miré ofendida—¿Tú si vas a querer?—preguntó, ésta vez mirando a Marcus.

—No, así estoy bien—Marcus miraba con diversión la escena.

—ok, entonces ¡Más para mí!—gritó Leo, mientras caminaba hacia un grupo de chicos.

Ese día bailamos durante un buen rato y me confesaste que tuviste que ver un tutorial antes de venir a la fiesta, porque tenías dos pies izquierdo. Nunca me había reído tanto en mi vida.

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18 Cosas que contarte✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora