Capítulo 13

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CARTER

Llevo ya un rato en la habitación solo, decido bajar abajo por si acaso Orbela está en problemas u otro borracho se ha atrevido a acercarse a ella, llegó a la escalera justo a la vez que ella sale del baño pero una mano tira de ella hacia adentro, sale de nuevo y me ve, se acerca a mi corriendo, esquivando borrachos que lanzan sus brazos intentando agarrarla, llega a mi altura y tira de la manga de mi abrigo, atravesamos la puerta que lleva a las taquillas y ella abre la suya.

Se está riendo, ríe a pesar de que alrededor de veinte borrachos la persiguen, y aunque me preocupa la situación me alegro de que ría. Se oyen unos golpes en la puerta, agarro sus cosas y le lanzo el abrigo, se lo pone y seguimos corriendo, saliendo por la puerta de atrás, ella sale disparada en sus patines, sin soltarse de mi abrigo como si tuviera miedo de dejarme atrás.

Giramos en una esquina y nos paramos Orbela me presiona con su cuerpo y pone una mano sobre mi boca y otra sobre la suya, queriendo amortiguar las respiraciones aceleradas. Veo como el dueño del club la busca y se oyen los carcajeos de varios hombres. Ella ríe realmente divirtiéndose con el momento y habla entrecortadamente.

— quédate aquí ahora vuelvo, no salga.

Me asomo por la esquina y veo a Orbela correr y a un montón de borrachos medio cayéndose detrás. Ella les hace burla poniéndose la mano en la nariz y moviendo los dedos, sacándoles la lengua y el dedo.

Le lanza un beso al hermano de Rose, Nick, que ni siquiera sabía que estaba aquí, se está tocando los labios y tenía el pelo revuelto además miraba a Orbela con verdadera lujuria. Orbela tenía los labios hinchados, ¿acaso ella...?

— suba — Orbela interrumpe mis pensamientos, esta a mi lado con una moto carísima, me subo detrás y sale disparada — luego volveremos a por su coche.

Me aferro a ella fuerte y cierro los ojos, me dan miedo las motos y la velocidad a la que va Orbela no ayuda, en cambio se nota a la legua que ella está disfrutando, chilla fuerte aunque apenas la oigo mientras yo me agarro más fuerte. Frena pocos minutos después, a unos diez minutos del coche andando. Ambos sabemos que no hacía falta separarnos tanto pero ella se dejó llevar por el vehículo de dos ruedas.

— pensé que no sabías conducir.

— señor Carter, llevo queriendo una moto desde los ocho años, me las he apañado para saber conducir y lo siento, se que le dan miedo. Su coche está a siete minutos, puedo ir más despacio.

— yo... prefiero ir andando mejor.

— como quiera.

— ¿de quién es la moto?

— De Nick.

Giro hacia ella bruscamente, yo voy caminando, mientras Orbela va subida en la moto, y la vi, vi a mi madre en ella. Con sus botas de tacón que no se que momento se había cambiado y su abrigo que le abrigaba más bien nada. Al ir despacio debía apoyar un pie en el suelo impulsando la moto con el para ir a mi altura.

— ¿no tienes frío?

Hace un gesto con la mano, restándole importancia a la pregunta.

— ¿qué ha pasado entre tú u Nick?

— nada importante.

Mentira.

— ¿os habéis besado?

No hace falta que me responda, sus puños se agarran más a él manillar de la moto y sus mejillas adquieren un tono carmín.

— yo...

— me da igual lo que hagas en tu vida privada, pero creo que te has olvidado de que yo estaba arriba.

— no es verdad.

Mentira.

— no me mientas Orbela.

— no me olvide de que usted estaba arriba, él entró al baño y me aprisionó, o le seguía el juego o me forzaba. Soy capaz de partirle la cara pero recordemos quien es su padre y los problemas que ya tengo de por si.

Excusas.

— déjalo...

— no, no lo dejo.

Para y se queda sobre la moto mirándome fijamente, estoy enfadado con ella y la estoy echando la bronca aún cuando no soy nada de ella.

— ¿le seguí el juego? Si. ¿Lo disfrute? También, no le voy a mentir, pero si le sirve de algo le deje con un calentón de madre. Iba a subir a la habitación, pensé que se habría quedado dormido y le quise dar espacio para no despertarlo con mis pesadillas.
        « Siento si por un momento deje la faceta de niña buena y obediente para tirarme a un tío que solo busca follarme.

No digo nada, ella continúa avanzando, sigue a mi lado con la vista al frente, esquivando mi mirada.

Pasamos en silencio el resto del camino hasta llegar al coche.

— Carter... lo siento ¿vale? Me... me dejé llevar por el calentón, pero no pasó nada. No quiero discutir con usted y menos cuando está aquí conmigo.

— Está bien Orbela, también fui adolescente y sé lo que son las hormonas. Olvidémoslo.

Asiente y espera a que me meta en el coche, luego arranca y va delante de mí guiándome el camino. Claro que sé que es estar con un calentón, pero sigue enfadándome que Orbela se olvidara de que yo estaba allí arriba, sé que miente cuando dice que creyó que estaba dormido, sabe de sobra que no podría dormir hasta que no volviera a la habitación. Sin embargo pienso en que para ella solo ha sido una forma de ser la chica mala durante unos segundos, de ser una rebelde, de distanciarse de su maltratado yo en los brazos de un hombre, no la culpo, tampoco yo he sido un buen ejemplo a seguir.

Paramos en un semáforo y se coloca a mi lado. Da unos golpes con los nudillos en el cristal y bajó la ventanilla.

— voy a devolverle la moto a Nick. ¿Sabe el camino?

— por favor, sabes con quién estás hablando Bela.

— veamos cuánto puede correr esa chatarra.

El semáforo se pone en verde y piso el acelerador, la adrenalina corre por mis venas y Orbela presume de sus habilidades haciendo un caballito, su pelo al viento esta revuelto y las calles desiertas nos permiten subir la velocidad a más del límite, siendo ella nada más que un borrón.

Señor CarterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora