Después de todo lo ocurrido con mi hermano y con Jess, continuamos con las compras y no porque tuviéramos ganas, sino para complacer a Susan y que luego no nos echase en cara que nunca hacemos lo que ella quiere.
Después de un par de horas de suplicio, en cuanto la madre de Susan terminó de trabajar, nos llevó a Min Ho y a mí a nuestras respectivas casas.
Primero dejó a Min Ho; cuya madre ya estaba esperándolo en la puerta. Y después me llevó a mi casa, me bajé del coche y antes de despedirme, quedé con Susan para vernos al día siguiente.
Entré en casa y saludé a mi familia. Había llegado justo a tiempo para la hora de cenar el delicioso pollo y el pastel que habían cocinado mis padres.
Ví como Marc se alegraba de que llegase a casa, y eso se podría decir que era un milagro además de raro.
-Te estábamos esperando, Marc ya estaba suplicando que llegases para poder empezar a cenar -dijo mi padre riéndose.
Ahora entendía porque se alegraba Marc de mi llegada, maldito glotón, jamás cambiaría.
Al terminar de comer, Marc se fue a su cuarto y yo, además de sentirme llenísima por zamparme tanto pastel no dejaba de darle vueltas al tema de Jess, por lo que le pedí a mis padres si me dejaban ir dar un pequeño paseo por los alrededores de mi barrio, a ver si así podía despejarme un poco.
Mis padres dudaban de si era bueno dejarme salir, de noche, a mí sola. Sabían que al fin y al cabo era un simple paseo por los alrededores, pero después de los malos momentos por los que habíamos pasado, tenían miedo. Aceptaron, pero sabía que no estarían tranquilos hasta verme entrar sana y salva por la puerta de casa.
Después de decirles que estuvieran tranquilos que estaría bien, me despedí de ellos y salí de casa.
Comencé a caminar lentamente, disfrutando de la noche estrellada que estaba haciendo.
Seguía dándole vueltas a todo lo ocurrido con Jess, por más que lo intentaba no lograba recordar de que nos conocíamos, la impotencia la estaba matando.
Después de un buen rato paseando, decidí volver a casa. Me sorprendía el silencio que había en la calle a diferencia del gran ruido que había por el día.. tanto silencio hasta daba algo de miedo. Se podían distinguir los diferentes sonidos emitidos por algunos animales como grillos, búhos o algunos perros del vecindario.
Pasaba por delante de una casa con un enorme jardín, cuando me quedé de piedra cuando escuché la voz de Jess al otro lado del muro que separaba aquella casa de la calle. Me detuve intentando escuchar lo que decía, pero al no conseguir entender bien sus palabras tuve la mala idea de subirme a un gran macetero que había a mi derecha y desde el cual podía observar como Jess discutía, en el porche de la casa, con un hombre de unos 40 años.
-¡Ella sabe que odio que los nombre delante mía, lo hace por fastidiarme! -gritó Jess dolido.
-Jess, no se lo tengas en cuenta. Sabes que lo está pasando mal por el idiota ese y no piensa lo que dice. -dijo el hombre intentando que Jess se tranquilizara.
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No todo es dolor.
RomanceMay se había tenido que enfrentar al momento más duro de su vida, el perder a un ser querido. Un día, el destino quiso que conociera en el peor de los lugares a Jess Harper, un idiota y atractivo chico, que cambiaría completamente todo su mundo.