Capítulo 8

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Navidad. El momento favorito de Genevieve desde que tenía memoria, el único momento dónde su familia parecía olvidarse de todo y solo disfrutar de su tiempo juntos.

La mansión Delacour era un lugar que solo había visitado en contandas ocaciones, sin embargo, podía decirse que era uno de los lugares que mas le gustaba visitar. Dónde sentía que pertenecía.

La mansión estaba ubicada en el centro de París, rodeado de encantamientos que mantenían a los muggles muy alejados, siempre que visitaba solía dar paseos por la ciudad y admirar cada cosa que esta tenía para ofrecer. A su madre no le gustaba ese habito de ella, pero no importaba porque a ella no le gustaba su madre.

-Es un lugar encantandor-le dijo Bellatrix, sentandose a su lado en el balcón que dejaba ver la ciudad-Lastima la cercanía con esos sucios muggles.

Genevieve le sonrío levemente, sin estar demasiado segura de que decir pero sabiendo perfectamente que no podía contradecirla.

-Pensé que estarías con Rodolphus.
-Él acaba de irse con Lucius y Regulus-se encogió de hombros.
-¿A dónde?
-No lo sé querida, ¿porque lo sabría?-dijo como si fuera estúpida por preguntar eso-Cissy me pidió que te busque, llegaron los vestidos que tu madre encargó para ti.

El vestido de bodas era tal vez lo único que le emocionaba realmente de esa situación y no lo podía negar, sin embargo sabía que había muy pocas posibilidades de que el vestido realmente le gustara. Era una tradición en la familia Doherty, las madres eligen el vestido de sus hijas.

Ambas se levantaron de sus lugares adentrandose a la sala principal dónde Narcissa, Agatha, Walburga, Colette, Druella Black, Euthania Lestrange, Daya Malfoy, Jaqueline y Carla Delacour se encontraban sentadas, rodeadas de varias cajas que seguramente contenías los vestidos.

-Al fin llegas querida-la recibió su madre-elegí varias opciones, pruebatelos y veremos cual es el mejor para ti.

Nueve vestidos pasaron y en todos ellos Genevieve se sentía incómoda y horrible, como si no perteneciera a ellos para nada. Fue en busca del vestido número diez escuchando como Colette y Walburga le decían que el último que habían visto era seguramente el elegido.

El último vestido estaba completamente lleno de delicados encajes y se acentuaba a su figura perfectamente. Tenía mangas largas y un precioso escote corazón hacía resaltar su clavícula. La cola del vestido era demasiado larga y el velo tan largo como esta, con un "Hasta que la muerte nos separe" adornando el final.

Se sentía hermosa y no pudo contener las lágrimas. Cuanto deseaba que este fuera su vestido, aunque había pocas posibilidades de que fuera aceptado.

-Absolutamente no-dijo Colette escandalizada-¿como eso llegó ahí siquiera?
-Maman-intervino Agatha-yo creo que se ve preciosa.
-Definitivamente-agregó Narcissa sonriendo.

Ambas habían visto la mirada en los ojos de Genevieve y estaban mas que dispuestas a convencer a cada una de las presentes para que ella pudiera tener el vestido que deseaba.

-Es un vestido vulgar-soltó Walburga, casi asqueada.
-Yo creo que es el vestido adecuado-intervino Bellatrix.
-¿Eso crees?-preguntó Walburga.

No era noticia para nadie que Bellatrix era la sobrina favorita de Walburga y que ella estaba dispuesta a cumplir cada uno de sus deseos. Lo que se demostró cuando cambió su postura completamente.

-Supongo que ella sabe lucirlo-dijo simplemente.
-No lo permitiré-espetó Colette.
-Colette querida-intervino Jaqueline en su marcado acento francés-Genevieve se ve preciosa, solo mírala, es claramente el vestido para ella.

Su madre la volvió a mirar fijamente, recorriendola de pies a cabeza, deteniéndose en sus ojos y notando un particular brillo que le hizo ver la realidad.

Colette Doherty no era una mala mujer a pesar de lo que cualquiera podría decir. La felicidad y bienestar de sus hijas era lo mas importante, por eso se había encargado de conseguirles a los mejores hombres que Inglaterra podía ofrecerles como sus esposos, hombres ricos que podrían cuidar de ellas cuándo sus padres ya no estuvieran alrededor.

Tampoco era estúpida y sabía que esto no era lo que ella quería. Si bien Agatha había aceptado el matrimonio gustosamente, contenta de cumplir con los deberes familiares, Genevieve quería tomar sus propias decisiones y hacer su propia vida.

Sabía que la única razón por la que no había seguido el mismo camino que Bernedice era porque su familia le importaba demasiado y no quería decepcionarlos.

Ella había renunciado a sus deseos por la felicidad de su madre y su padre. Asi que Colette decidió devolverle el favor.

-Esta bien-aceptó.

Y la sonrisa en el rostro de su hija hizo que valiera la pena.

-Regulus debe estar por llegar-le comentó Cissy-cambiate y dame el vestido asi puedo esconderlo, él no debe verlo hasta la boda.

Eso mismo hizo y luego se retiró a su habitación, al mismo balcón dónde estaba antes de que Bellatrix fuera en su busqueda. Se perdió en sus pensamientos observando a las personas caminar las calles y así habría pasado el día de no ser porque fue interrumpida nuevamente.

-Me dijeron que ya tienes tu vestido.

Giró levemente para ver a Regulus de pie en la puerta, le sonrío y este avanzó hasta dónde ella se encontraba. Sentandose a su lado y observando la ciudad de la misma manera que ella.

-Así es.
-Apuesto que te ves preciosa en el-le sonrío.

Genevieve sintió el calor subir a sus mejillas y no pudo evitar sonreír ante el cumplido.

-Espero que sí.
-Seguro que si-asintió-tu siempre te ves preciosa.
-Gracias Reggie-susurró mirandolo, sin poder quitar la sonrisa de su cara.

Él le sonrío y solo tomó su mano. El resto de la tarde lo pasaron en silencio.

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Hola! Gracias por estar leyendo esta historia, realmente espero que les esté gustando!
Quería comentarles que empecé una nueva historia sobre Tom Riddle, se llama "Diabolic" y está en mi perfil si quieren leerla.
Si tienen alguna sugerencia sobre como les gustaría que siga la historia me encantaría escucharla.
Gracias otra vez.

Ocean Eyes -Regulus Black-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora