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Camine por el centro comercial mientras miraba de reojo las tiendas, algunas prendas habían llamado mi atención pero no me podía dar el lujo de entrar y observarlas bien pues tenía el tiempo contado, solo tenía hora y media para poder distraerme. Entre en la tienda y observé todos los instrumentos, fascinada empecé a ver uno a uno, las ganas de comprar todos eran inmensas pero seguramente mi madre me mataría si lo hiciera y terminaría rompiéndolos en mi cara así que mejor me concentre en comprar las cuerdas para mí violín y la guitarra.

— Si gustas puedes tocar el violín— hablo dulcemente la chica, mire mi reloj y aún tenía veinte minutos así que solo asentí y dejé que la chica me guiará hasta el instrumento, el brillo en mis ojos apareció cuando lo tuve en mis manos, una inmensa alegría se apodero de mi así que respire profundamente y luego saque el aire mientras acomoda el instrumento.

Cerré los ojos y comencé a tocar, la melodía era suave y tranquilizadora pero en algunas partes iba rápido, aquella melodía me hacía recordar todas esas emociones que había estado tendiendo desde que entré a U.A, desde los momentos más tranquilos hasta los que estaban llenos de energía, pero luego pensé que Izuku, aquel chico que derrochaba ternura pero cuando se ponía serio podría ser intimidante.

Inconscientemente sonreí al pensar en aquel chico pecoso de ojos y cabello verde, ese cabello que se veía tan suave y esponjoso. Abrí mis ojos poco a poco aún sin detener la melodía pero me detuve cuando ya habían unas cuantas personas alrededor mío, una de ellas era Izuku quien me veía con una sonrisa enorme y sus mejillas levemente sonrojadas. Las demás personas al dejar de escuchar la melodía abrieron los ojos y luego aplaudieron, algo incómoda hice una reverencia en agradecimiento y le regrese el instrumento a la trabajadora quien me miraba fascinada.

— Tan increíble como siempre Layla— habla Izuku sonriente— aún no puedo creer que hagas el mismo efecto cuando te escucho tocar el violín— el rubor en mis mejillas se hizo presente y una inmensa alegría invadió mi estómago.

"Amo verte tocar el violín Layla"

"Wua haces que mi corazón se sienta cálido cuando tocas un instrumento"

"Nunca me cansaré de escucharte"

Esas eran las frases que más solía decir Izuku cuando éramos niños, su sonrisa era inmensa y sus ojos siempre brillaban cuando me escuchaba tocar algún instrumento otras veces solo se recargaba y su expresión era relajada pero aún así su sonrisa nunca desaparecía.

— ¿Tanto extrañaste escucharme?

— No sabes cuánto, incluso llegaba a tararear las melodías pero no era lo mismo— suspiro— pero era lo más cercano que tenía para poder mantenerte siempre conmigo, era la única manera de mantenerte en mis pensamientos — rápidamente tapo su boca con ambas manos ante aquella confesión, su cara se puso completamente roja y luego comenzó a balbucear algunas cosas.

Su confesión me había hecho muy feliz tanto que mi corazón empezó a latir como loco.

— Me alegra saber que no era la única que pensaba en eso— sus ojos se abrieron grandes y el brillo en sus ojos volvió— yo igual te mantuve siempre conmigo, recordando siempre tu brillante sonrisa y esos ojos verdes brillantes.

Al mismo tiempo ambos mordimos nuestro labio inferior para reprimir aquella sonrisa de felicidad, la confesión de ambos fue suficiente y probablemente no queríamos hacerla aún más empalagosa pues ninguno de los dos lo iba a soportar.

Old Friends (Izuku Midoriya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora