Capítulo II

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Fem

N/A: Todos los personajes son mujeres, advertencia de yuri.

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"Mírala, está gorda, parece una ostra"

"Diría que parece una perla, pero también es tan ¡fea!, mira esas ventosas"

La mujer de lentes abrió los ojos y trató de enfocar su vista, un sudor frio bajaba por su garganta y sintió seca su boca, la pesadilla (o mejor dicho, recuerdo) fue corto, pero eso no evitó que su corazón palpitara fuertemente en su caja torácica.

Por un momento olvidó donde se encontraba y se sintió desorientada, hasta que una mano le acariciaba el pecho derecho por debajo de su blusa, fue ahí que supo que aún llevaba el uniforme y que Floyd y Jade la acompañaban.

"¿Azul?"

Escuchó la suave voz de Jade en su oído y supo que ellas sabían lo que había ocurrido, desde niñas la acompañaban cuando despertaba a media noche debido a los recuerdos dolorosos de cuando las gemelas no estaban o sanaban las heridas que seguían abiertas y sangraban a causa de cuando se quedaba sola y las miradas de desprecio la perseguían pero ya no podían tocarla pues sabían que las anguilas les romperían los dedos uno por uno.

"mmm"

Escuchó el tarareo de Floyd en su lado izquierdo y sintió la yema de sus dedos acariciaba su pezón en círculos, lo cual la hizo estremecer, agitó su respiración, pero al mismo tiempo relajó su cuerpo.

"Azul-chan sigue pensando en ello"

Su voz sonaba irritada y el movimiento de su dedo se volvió más rítmico, suave, casi fantasma en su pecho, lo cual provocó que el calor creciera entre las piernas de Azul.

La más pequeña de las tres sintió su respiración agitarse y quiso cerrarse para olvidar aquel deseo que crecía en su parte más íntima, los fantasmas del pasado querían regresar y su cabeza aún se sentía abrumada por el sueño pero, cuando sintió la cama moverse del lado derecho y la mano de Jade colarse entre los pliegues de su falda hasta llegar a su intimidad su mente comenzó a hacerse bruma y su cuerpo empezó a dejarse llevar mientras se abría aun más a ambas.

"Floyd...Jade..."

Pronunció sus nombres en un suspiro queriendo detenerlas, aunque su cuerpo comenzaba a calentarse y reaccionar, pero la hicieron callar con sus dedos que presionaron con suavidad aquellas partes de su cuerpo al mismo tiempo, siempre tan coordinadas.

Cuando su vista se enfocó a pesar de la luz tenue de la habitación sabía que las dos la acechaban y tenían conocimiento de su estado, de sus inseguridades y entonces, los halagos comenzaron...

"El pelo de Azul es tan bonito y suave~"

"La piel de Azul es tan pulcra como la porcelana"

"Quiero morder a Azul"

"El ombligo de Azul es tan pequeño y bello"

"Me gusta la voz de Azul... más cuando gime"

"Las manos de Azul son tan delicadas"

"El cuerpo de Azul es tan sincero, más cuando tocas ahí abajo y se pone tan húmedo que los dedos pueden entrar tan..."

"Floyd..."

"Je, perdón"

Azul, Azul, Azul, Azul...

Todas aquellas palabras la hicieron sonrojarse mientras el calor crecía en su cuerpo pues estas iban complementadas con caricias, incluso no supo cuando Jade se había deshecho de sus bragas o cuando Floyd había terminado de desabrochar su blusa.

Sin embargo la joven no entendía, ¿Por qué le decían cosas tan bellas? ¿Por qué le dedicaban tan bellas palabras si sabían que no eran verdad?

Poco a poco sintió sus ojos picar y pensó que tal vez la tinta se derramaría de ellos aunque ahora en tierra esta seria reemplazada por agua, sin embargo más tardó en tratar de retener aquella sensación que las gemelas ya se encontraban besando cada una la esquina de sus ojos y procedían a besarle la mejilla después, comenzando a bajar e incitando a que se volviera a perder en aquel acto de lujuria y amor, y es que, Azul todavía no entendía, no comprendía como alguien tan atlética como Floyd, alta y fuerte, admirada por muchas o alguien tan inteligente, de cabello perfecto y bellas facciones como Jade se habían fijado en ella, en aquel pulpo que solo quería esconderse mientras trataba de olvidar las cicatrices blancas que adornaban parte de sus caderas y estomago, fruto de su pasado.

Pero mientras pensaba en ello, las gemelas ya se encontraban ahí, besando cada una de esas estrías, borrado los rastros de tristeza mientras seguía pronunciando cantos de alabanza a su belleza que le dieron ganas de llorar.

Entonces, solo entonces, pensó que tal vez, podría olvidarse de todo, mientras Floyd se instalaba entre sus piernas y Jade subía para robarle un beso. Solo ahí se sentía segura, como en su escondite de pulpo, mismo donde la encontraron, donde se conocieron...tranquila, en casa, pero sobretodo...amada.

"Te amamos Azul..."

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