Capítulo 2

683 67 13
                                    


|Capítulo 2|

Capítulo 2: El tipo natural.



El sermón del profesor de economía de la empresa hacía rato —lo que, sinceramente, había parecido horas— que se había convertido un eco en el fondo de la cabeza de Eijun. De nuevo, ¿qué clase de asignaturas se supone que tenían en esa escuela? Cuando aplicó para entrar en Seidou, de veras que pensó que sería como cualquier otra escuela de Japón dejando de lado algún que otro lujo de escuela de pijos. Sin embargo se había encontrado con lo que parecía ser un mundo diferente, con gente que trataba temas como sus viajes usuales a Europa, o las situaciones actuales de sus grandes negocios, y de veras le daba la sensación de que eran todos extraterrestres. O que él lo era, y había pisado territorio extraño. Esa misma clase se lo dejaba en claro: no entendía nada, todo escapaba de su —bastante limitada— razón.

Volviendo a pensar sobre qué se suponía que alguien como él, una persona estándar, estaba haciendo allí, su mente comenzó a flotar hacia su propia nube. Ohh, claro... el béisbol. Siempre se trataba de béisbol, solo de béisbol. Desde que era pequeño era su gran pasión, esa razón para levantarse, dar lo mejor, sonreír y demás, el completo amor de su vida. Llevaba jugándolo desde que tenía uso de su razón y el apoyo incondicional de su familia, resaltando el papel que había tenido su grandioso abuelo quien incluso con el dolor de sus lumbares había jugado y jugado con él, había sido clave para desarrollar su talento natural.

No es que fuera un genio del baseball; de hecho, ni siquiera fue demasiado bueno al principio. El despertar de su "talento único" —como lo había nombrado la reclutadora— había llegado eventualmente después de sus años y años de trabajo duro y entrenamiento mortal. Bueno, lo de mortal era bastante exagerado, pero no mentiría al asegurar que había sudado en esfuerzo el equivalente a la sangre que le recorría las venas. Además, aunque había carecido de un buen entrenador que supiera pulir su técnica, estuvo siempre rodeado de estupendos amigos que lucharon con él por mejorar lo que su sabiduría básica les dejaba. Fue prácticamente autodidacta, y siempre le decían que tenía una forma 'peculiar' de lanzar. Solían comentar algo sobre cómo su pierna se estiraba y elevaba tanto como la de un gimnasta, y que su brazo y hombro parecían tan flexibles que lograban una postura extraña que lo hacía raro. Nunca le había importado ser estético, su cabeza siempre había estado repleta de béisbol con una única meta: pitchear.

Y como lo único que quería era jugar, jugar y lanzar todo lo que pudiera, quería ganar con todas sus fuerzas. No por el mérito, ni por saberse el mejor. Fue por la pura y simple diversión, por el amor a ese deporte. Porque cuanto más se gana en el béisbol más tiempo se permanece en el campo, más tiempo podría acaparar el montículo, y podría jugar contra equipos más fuertes y superar adversidades. Lo único que quería era eso: amar el béisbol yendo con todo.


Entonces, frunció las cejas, arrugó la nariz y se frustró alborotándose el pelo mientras dejaba salir un estallido de quejas inentendibles. Un par de chicos de las mesas contiguas giraron a mirarlo parpadeando, y él dejó de hacer el ridículo con sudores fuertes y la cara roja. Mierda, mierda, mierda, había pensado poniendo sus típicos ojos de gato erizado. ¡¡Ya estaba llamando la atención de todos esos meapilas otra vez!!


Y es que si quisiéramos entender el porqué de esos pensamientos en su mente, habría que retroceder hasta el primer periodo de ese día, cuando él había entrado en la clase tranquila y normalmente silbando una canción popular, y todos se habían callado y detenido para mirarle con los ojos como faros. El profesor había dejado caer la tiza, con un ruido sordo.

Seidou Host Club | All x SawamuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora