CAPÍTULO 3: "the party"

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CAPÍTULO 3

THE PARTY
If I lose myself -One Republic

Scarlett

Entré rápidamente a mi casa luego de darle una tímida sonrisa a Harry. Cerré la puerta delicadamente no queriendo llamar la atención de cualquier persona en mi casa. Me recargué en la puerta deslizándome hasta sentarme en el suelo. Tenía una estúpida sonrisa en mi rostro. Ese tipo de sonrisa que tienes cuando tienes trece y te enamoras de algún chico en tu clase. ¿Qué me pasaba? Yo no tenía trece,  definitivamente no estaba enamorada. ¡Dios! Lo acababa de conocer, no tenía porque tener aquella  sonrisa  en mi rostro, mas algo en mi interior me decía todo lo contrario. Había algo en él que me resultaba demasiado familiar, despertaba todos mis sentidos provocando sensaciones que no habían sido provocadas con ningún otro recuerdo.

Decidí hacer lo mismo que hacía cada vez que no lograba concretar algún recuerdo; me senté en frente al piano de mi casa, sin mirar alguna partitura dejé que mis dedos se movieran libremente por las teclas, formando una melodía. Nunca antes había tocado aquella pieza, no obstante aparentemente mis dedos la recordaban perfectamente, pues en comparación con otras que había tocado, no tuve ningún error de dedo, toda la pieza había salido perfecta. No logré reconocerla, mas aquella sensación de familiaridad me invadió de nuevo. Empecé a tocarla de nuevo, entretanto, la imagen de Harry surgió en mis pensamientos; sin dejar de tocar comencé a recordar cada pequeño detalle de él, la forma en la que hablaba, su tacto, su olor, sus hermosos ojos color esmeralda, los pequeños mechones de cabello que se movían con el ligero viento matutino y de alguna manera, recordando todo esto, tocar la pieza fue mucho más fácil que la vez anterior. Mientras más pensaba en Harry, con más facilidad podía recorrer el teclado con mis dedos.

Terminé de tocar justo en el momento en el que escuché otro sonido, era mi celular  en algún lugar. Corrí escaleras arriba guiándome por el volumen de la canción que sonaba. Sonó algunos segundos más, antes de que llegara a donde estaba, dejó de hacerlo. Era el tono de llamada que tenía para América, mi mejor amiga. Entré a mi cuarto, donde había dejado mi teléfono la noche anterior, lo tomé de mi mesita de noche para marcar el número de América. “Beep, beep, beep…” finalmente después del tercer “beep”, escuché la voz de América.

–¡Scarlett! –dijo casi gritando, haciéndome alejar el teléfono de mi oreja– ¿Qué tal tu primer día fuera de ese espantoso hospital?

Casi podía ver su sonrisa al hablar, escuchaba su emoción de que por fin estuviera fuera de aquel horrible lugar. Mi año en rehabilitación me ayudó a recuperar mayor parte de mi memoria, aunque eso no hizo más fácil mi estadía ahí; las instalaciones eran horribles; la comida, asquerosa; sin mencionar que había todo tipo de personas ahí: drogadictos, alcohólicos, personas con alzhéimer, esquizofrénicos, etc., obviamente no nos tenían a todos juntos, sin embargo podías escuchar muchas de las cosas que pasaban con los otros, eso era aterrador. Mis primeros meses ahí fueron realmente miserables. Volver a casa era lo que me motivaba a seguir ahí. Sabía que no me dejarían salir hasta que pudiera recordar gran parte de mi vida, así que comencé a esforzarme más, mientras más rápido lo hiciera, más rápido saldría de ahí.  

Que América y Niall comenzaran a visitarme hizo más fácil la tortura. Aunque al principio no los conocía, habían sido mis amigos toda la vida, por lo que se volvió mucho más fácil recordar cosas de ellos. Ambos se preocupaban mucho por mí. Obviamente América estaba feliz de que finalmente hubiera salido de rehabilitación.

–¡Mare! –dije intentando igualar su emoción–. Es el día más feliz de mi vida –dije sarcásticamente. Ciertamente estaba feliz de estar de vuelta, mas no podía expresarlo tan fácilmente como América.

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