Capítulo 11| Astaroth.

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Esa misma noche, a las afueras de la cabaña...

Los chicos habían salido de la cabaña, Luca odiaba tener que salir con la pijama puesta porque sabía que hablar con Dann implicaría adentrarse al bosque, y de hecho no tardó mucho cuando sus pies descalzos pasaron lodo y su pantalón del pijama se había ensuciado.

El chico de ojos grises tembló tratando de ocultarse rápido entre la capucha de su enorme chaqueta, fue una suerte haberla tomado, pero el frío y la nieve que comenzaban a caer no le ayudaban mucho.

Sacó su cajetilla de cigarrillos y le extendió uno a Dann. El rubio encendió eso en su boca con éxito, pero Dann no tuvo la misma suerte, el viento le apagaba el encendedor en cada intento; y cuando el cigarrillo se humedeció lo arrojó al suelo con un movimiento brusco.

—¡Dios! —exclamó el rubio— Si fueras una chica te besaría para poder calentarme —bromeó. Le gustaba incomodar a Dann.

—Ni siquiera si estuvieras embarazada te comería.

Luca quedó serio ante ese comentario con tanta sinceridad, así que olvidó el tema.

—Dime qué pasó —ordenó Luca, soltando el humo de su boca.

—He usado esto con Rachell —mencionó al mostrarle su mano—. Parecía confundida.

—¡Sí! —exclamó triunfante— ¿Te creyó?

—No sé.

—Bien. Eso está muy bien —al decir esto, algo en el interior de Luca pareció removerse. Fue una combinación de felicidad y angustia.

—Cállate —inquirió Dann, repentinamente.

—Pero no dije na...

—¡Shh!

Luca lo miró confundido. Dann hizo una señal con el dedo sobre los labios para que haga silencio, el chico obedeció.

Dann, con esos grandes ojos negros y de manera determinada comenzó a mirar por entre los árboles de su alrededor; sus oídos no se equivocaban jamás, su indistinto animal sabía que algo los acechaba y que ese algo no era bueno.

—¿Qué miras? —murmuró Luca mientras miraba a su misma dirección. Y al no obtener respuesta, añadió—: Olvídalo. Seguro que solo es un animal más.

—No es un animal —contestó Dann, caminando hasta donde su olfato lo guiaba.

—Dann ¡Dann, ven acá! —exigió Luca en susurros histéricos cuando lo vio alejarse a lo más profundo del bosque.

Lo tomó del brazo pero fue en vano, ya que Dann se arrebató y siguió caminando solo, a Luca no le quedó de otra más que seguirlo. Fastidiado, lanzó su cigarrillo al suelo justo sobre un pequeño charco de agua y ambos se adentraron al bosque, para Dann era fácil porque estaba acostumbrado; sin tropiezos y bajo la total oscuridad, pero Luca colocaba las manos al frente y daba brincos cada que alguna rama le rozaba los brazos o el cuello, odiaba tener los pies enlodados y el pijama cada vez más húmedo. Se moría de miedo, resbala y a comparación del otro se tropezaba cada tres pasos. 

Tenía la opción de regresar, pero su curiosidad y el mismo miedo de caminar bajo la penumbra lo obligaban a seguir los pasos de su amigo, después de varios minutos atravesando el bosque ambos llegaron al centro de este, donde los recibió una escasez de arbustos.

Dann analizó aquello extraño que había en el suelo.

La tierra se encontraba húmeda y se notaban huellas poco visibles de zapatos, más bien de botas. Él se inclinó para mirar con más determinación, tomó un poco de la tierra entre sus manos y la olfateó.

Luna de Noviembre [Oscuros #1] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora