Epílogo.

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Pero había otra mente que trataba de encontrar una salida. Y esa era la mente de Rachell.

Brokhell estaba estupefacta ante las palabras mencionadas por el vampiro. Entró a una especie de dimensión donde lo que veía, escuchaba y sentía era lejano pero cercano en ocasiones. Desorientada.

«Todo el lugar a mi alrededor está tan oscuro, y por más que mi vista se esfuerza para encontrar algo bajo la oscuridad, no lo logro. Sigo cayendo sin gravedad en este lugar que parece no tener fin.

Comienzo a escuchar voces susurrantes, por un momento creo que se tratan nuevamente de esas voces que me atacan siempre, pero cuando logro identificar la voz de Dann, es que entiendo que las voces no son malas, sino simples recuerdos.

—¿En qué estás pensando? —averigua la voz de Dann, tan suave e interesada en lo que me sucede.

—En todo. Una vez te dije que me parecías conocido, y sólo quería saber de dónde provienen esos vagos recuerdos tuyos —responde mi voz.

—Bien. Entonces sigue sin parar hasta el fondo, es bueno vivir de los recuerdos».

Ruls peleaba sin parar. Todo el estrés y rabia que había ocultado los últimos años salió a flote para desquitarse con aquellos muertos vivientes que se le iban encima.

Les cortaba el cuello, les arrancaba los brazos y les atravesaba el pecho.

Estaba a punto de rendirse hasta que el ululato de Mimi lo puso alerta, y al encontrarla sobre aquella roca; aleteando y tratando de picar al demonio con su hocico, notar que estaba a punto de ser destruida por Astaroth lo motivó para acabar con los muertos a su alrededor.

Él avanzó hasta donde su ave se encontraba y se lanzó al demonio. Lo lanzó lejos con una patada, lo golpeó y le enterró las cuchillas en el cuello y cara, pero el demonio era tan poderoso que sólo se escuchaban sus ensordecedoras carcajadas mientras un líquido amarillento escurría de sus heridas.

Astaroth lo tomó del cuello y lo lanzó tan lejos que su espalda se estrelló contra el tronco de un árbol. Gritó de dolor cuando cayó al suelo; su labio se rompió cuando se golpeó el rostro en una piedra.

El demonio voló hacia él para acabarlo de una buena vez, pero el hombre lobo dio un gran salto y con sus garras enterradas en sus alas lo derribó. Y como si se tratara de un juguete de hule, Dann lo mordió y le comenzó a arrancar pedazos de piel del cuerpo.

«Una sensación conocida me rodea el cuerpo, y luego de unos segundos comprendo que se trata de agua. Como si estuviese atrapada en un profundo océano.

El agua es fría como la nieve de invierno, sin nada a mi alrededor, y cuando intento avanzar me doy cuenta que no puedo hacerlo.

Una luz adormilada se expande y deja ver la borrosa imagen de una mujer que se gira para mostrar que carga un bebé entre sus brazos. Puedo sentir su felicidad, y por la forma en la que le canta a su bebé para hacerla dormir me confirma ese sentimiento.

La mujer adora a la pequeña persona entre sus brazos. Se nota cuanto haría lo que fuese por su bebé; desde la forma de mirarlo, de acariciarlo, de besarlo y arrullarlo.

Hay muchas voces que están agradecidas con ese bebé que crece cada vez más. Y un adolescente de cabello muy largo la observa desde las sombras con una sonrisa; él está feliz al igual que todos en el lugar por saber que hay alguien que le regresará a su hermano mayor, aunque es tan tímido que no se atreve a acercarse.

En un gran círculo de personas la pequeña niña ya de ocho años se ha sentado entre dos adultos para comer un poco de sopa mientras la fogata les da calor. Todos platican sobre lo felices y agradecidos que están, de cuanto han avanzado en sus creaciones y aportación a su familia.

Luna de Noviembre [Oscuros #1] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora