Capítulo 4

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Había llegado la noche y Young soo se encontraba llorando en su habitación. Cada vez que acababa una ronda de sexo con el señor Shin, lloraba desconsoladamente, se sentía tan utilizado, ultrajado y sucio, una verdadera basura humana tanto así que se bañaba durante horas para tratar de borrar las huellas imborrables que había dejado el señor Shin a lo largo de todos los años que ha estado con él.


Muchas veces trató de suicidarse pero se arrepentía momentos antes ya que recordaba a su abuelo, si él se iba ¿quién lo iba a cuidar?, se quedaría completamente solo y eso era lo que menos quería. La última vez que lo intentó estaba completamente decidido pero una vez más fue un intento fallido gracias al joven que lo salvó.

- "A todo esto cual era su nombre".- pensó, en este momento sus lágrimas habían comenzado a cesar ya que su mente se vio ocupada con otros pensamientos.

- "Era...Ji..ji..joon?, no, Joon no, entonces era Ji..w..aah!! Jiwook, ¿que habrá sido de él?".- al darce cuenta en lo que estaba pensando se descolocó un poco.- ¿Por qué de pronto estoy pensando en eso?.- sacudió su cabeza para deshacerse del pensamiento, una vez calmado miró la hora y al ver que no era muy tarde decidió ir a dar un paseo.

Esto lo había repetido unas cuantas veces en el pasado, obviamente sin que el señor Shin se enterase. Abrió la ventana con cuidado procurando hacer el menor ruido posible y bajó por el arbol que crecía cerca de su ventana.

La noche se sentía tranquila, la luz de los faroles alumbraban la calle y la gente como siempre caminaba a paso rapido preocupándose de sus propias vidas. Caminó tranquilamente por la cuidad hasta llegar a la orilla del río. Le gustaba ir ahí porque en la noche era un lugar tranquilo, le gustaba también la forma en la que la brisa nocturna chocaba con su rostro, algunos días ese lugar lo usaba para desahogarse mientras que otros simplemente lo ocupaba como un lugar de descanso para dormir tranquilo y escapar de todo. Se sentó en el suelo mirando al cielo, la luna estaba particularmente linda, emitía una gran luminosidad aunque no fuera luna llena todavía. Cuando estaba apunto de cerrar los ojos siente la presencia de alguien sentarse junto a él.


El turno de Jiwook había terminado hace poco y una de las costumbres que tenía era ir a caminar a la orilla del río por la noche, le gustaba admirar el paisaje ya que daba una vibra diferente a cuando es de día. Iba llegando cuando de pronto vio una figura conocida, se acercó y se sentó a su lado.


- Hola, nos volvemos a encontrar.- dijo con una pequeña sonrisa en el rostro.

- Hola.- le contestó con un tono bajito aunque con un toque se sorpresa, hace unas horas había pensado en él y ahora se lo encuentra ¿que clase de coincidencia era esa?.

- ¿Qué haces aquí?.- preguntó Young soo mirándolo.- Lo mismo que tú, supongo.- dijo mirando hacia adelante, Young soo no contestó solo lo miró. Pasaron unos minutos así, en silencio, con Young soo apoyado en sus brazos, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados, mientras Jiwook lo miraba detenidamente. Una sensación indescriptible comenzó a crecer dentro de él, no sabía por qué pero realmente disfrutaba observarlo.

El silencio había comenzado a aburrirlo así que para llamar su atención cogió una pequeña roca y la lanzó al río. Young soo quién en ese rato se había quedado dormido se sobresaltó por el ruido y pesadamente abrió los ojos, estaba realmente cansado, cuando por fin pudo enfocar la vista vio que Jiwook se encontraba de pie en la orilla tratando de hacer patitos, la mayoría se hundían aunque uno que otro le resultaba.

¿Confiarías en mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora