Capitulo 8

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Con el paso de las horas y la llegada de la noche, aquel evento importante se llenó de celebridades y estudiantes. Usagi estaba acompañada no solo por Mamoru, sus amigas y Ruisu, sino también por su supuesta y misteriosa hermana de cabello rosado, Chibiusa.

—¡Qué bien que la Pluma Lunar funcione para este tipo de situaciones! —exclamó Usagi, luciendo un hermoso vestido de gala.

Rei parecía preocupada:

—No tengo un buen presentimiento de esto.

Minako intentó tranquilizarla:

—No hay de qué preocuparse. Si hay problemas, sabremos cómo encargarnos de ello.

Luna y Artemis ofrecieron su apoyo:

—Si algo llegase a suceder, estaremos cerca.

La noche de máscaras en el gran París estaba en su apogeo. Las luces parpadeaban en el salón y el ambiente estaba lleno de una mezcla de emoción y misterio. Marinette, llevando un vestido deslumbrante y su máscara, se retrasó un poco y llegó después del tiempo acordado.

Su kwami, Tikki, la acompañaba, y la pequeña mariquita flotaba cerca de su oreja. Marinette suspiró, inquieta.

—¿Qué sucede, Marinette? —preguntó Tikki con preocupación.

—No es nada, Tikki... Solo que con todos usando máscaras, no será nada fácil encontrar a las chicas... o a Adrien —respondió Marinette en voz baja, mirando a su alrededor en busca de rostros familiares.

Tikki intentó animar a su portadora:

—No hay por qué preocuparse. Estoy segura de que todo estará bien.

Una chispa de emoción se encendió en los ojos de Marinette:

—Tienes razón. Quién sabe, tal vez termine bailando con Adrien sin siquiera darme cuenta.

Con su máscara elegantemente decorada y su espíritu elevado, Marinette entró al salón, donde la música y las risas llenaban el aire. La noche de máscaras apenas comenzaba, y con tantos secretos y sorpresas por descubrir, prometía ser inolvidable.

El salón de baile seguía lleno de una atmósfera vibrante, donde la diversión y el misterio se entrelazaban en cada rincón. Las máscaras ocultaban los rostros, revelando personalidades únicas y desconocidas.

Sin embargo, para el chico enmascarado que se encontraba solo en uno de los balcones, la noche llevaba un peso en su corazón. Miraba el cielo estrellado con melancolía, perdido en pensamientos.

—Como me hubiese encantado que estuvieras aquí... Cómo quisiera cambiar el pasado y evitar que esto terminara así —susurró con un dejo de tristeza, un sollozo apenas audible escapando de sus labios.

La voz de una joven pelirroja lo sacó de su ensimismamiento. Al girarse, se encontró con la mirada preocupada de la chica.

—¿Qué es lo que ocurre? ¿Te encuentras bien? —preguntó ella, preocupada por la evidente melancolía en su voz.

—Yo... eh... estoy bien —respondió el chico enmascarado, tratando de ocultar sus emociones—. No es nada importante, solo son algunos recuerdos del pasado.

La chica pelirroja, presentándose como Juliette, no parecía convencida.

—¿Por qué seguir lamentándote por el pasado? Tal vez no sea tan malo como crees.

El chico enmascarado vaciló por un momento, considerando compartir sus pensamientos, pero finalmente decidió cambiar de tema.

—Es... algo complicado para mí. Aunque... ¿no crees que revelar tu identidad en un baile de máscaras arruinaría el misterio? —bromeó, tratando de aligerar el ambiente.

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