La llamada

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-Deberíamos revisar la herida- interrumpe Sharon mirándome al vientre con el ceño fruncido.

-No me duele, estoy bien- contesto en voz baja. La verdad siento el jodido infierno en mi estomago.

-Vamos a la enfermería-me toma de la mano y me jala provocándome un leve dolor, volteo a ver a los demás. Rebecca, Dom y John discuten algo en voz baja, me toma por sorpresa cuando Rebecca se lleva sus manos a su boca y me mira horrorizada.

Seguido John se lleva a Dom por una salida alterna a la habitación. No puedo ver nada mas. Ya eh cruzado la puerta.

Estamos de nuevo en el corredor pero ahora, entramos a la puerta de la derecha. Parece un pequeño consultorio médico, pero muy bien equipado.

Aquí debió ser donde me salvaron la vida.

-Quítate la ropa- me ordena Sharon mientras se coloca los guantes de látex. Me sonrojo profundamente.

Tardo en reaccionar unos segundos pero después procedo a bajar los tirantes de mi playera y dejo caer la chaqueta quedándome con el sujetador. Me sonrojo profundamente y logró cubrir parte de mi dignidad con mis brazos.

Sharon se arrodilla enfrente de mi y hago una mueca de dolor cuando toca la gasa de mi herida.

La retira con cuidado y la tira al bote de basura detrás de ella.

-Esta sangrando, tienes suerte de que no se haya abierto del todo- me mira con mala cara y el tono de su voz es gélido.

Sostiene una gasa y la moja con un liquido transparente.

-Esto va a doler un poco- se ríe en voz baja. Los doctores siempre mienten, esto va a doler mucho. Cierro los ojos y los aprieto con fuerza ahogando un grito cuando siento como el liquido me quema la piel con cada pasada.

Tras un par de minutos después mi tortura a terminado.

Suspiro de alivio y Sharon se pone de pie.

-Creo que ya eh acabado, descansa a no ser que quieras que vuelva a curarte.- y me lanza una fugaz sonrisa.

Que graciosa.

Me muevo despacio, ya que todavía siento ligeros espasmos de dolor.

-Tu vete adelantando, yo tengo un par de asuntos pendientes aquí abajo.- me abrió la puerta.

La mire confundida y solo se limitó a sonreírme. Continúe mi camino por el inmenso pasillo hasta llegar a las escaleras. Me apoye en la barandilla y comencé a subir despacio, escalón por escalón. Cerré la puerta detrás de mi.

A donde voy?

Tal vez debería dar un pequeño recorrido por la casa. Pero primero necesito un vaso de agua.

Voy a la cocina, no hay nadie.

Con suerte encuentro un pequeño armario lleno de vasos de vidrio en esta inmensa cocina tipo cinco estrellas.

Camino al dispensador y coloco el vaso justo por dejado del pequeño tuvo sobresaliente, presionó un botón y el agua comienza a salir poco a poco.

Mire impaciente por la ventana, el cielo estaba gris y apenas una débil luz cubría la penumbra de la cocina y el ruido del reloj me
inquietaba.

Cuando el vaso se lleno, pulse otro botón y el agua dejo de salir, lo bebí lentamente sintiendo el refrescante liquido por mi garganta.

Al acabar puse el vaso en el fregadero, y escuche ruidos del vestíbulo. Me acerque al marco de la puerta y guarde silencio.

Black heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora