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27 de junio, 2020
En mi cabeza no pasaba otra cosa que mi encuentro con Chris, no sabía que hacía aquí ni tampoco si seguía merodeando por mis nuevas tierras. No quería irme de Suiza porque me había enamorado del país y también de Nate. Nathaniel es mi alma gemela, no fue mi primer amor ni tampoco el amor de mi vida, porqué si, yo tengo mi propia definición de ambos. El amor de mi vida fue Chris, fue la persona con la que pensé casarme y formar una familia, evans fue como un verano en venecia. El amor acabó, pero me había marcado para siempre. Por otro lado estaba Nate, mi alma gemela con el que me faltaban palabras para describirlo. Él era como un respiro de todo, llegó en el momento indicado para hacerme entender que no siempre el amor de tu vida es el amor para toda tu vida, ¿saben?, Nathaniel Hummel era mi complemento, un complemento que Chris nunca fue.
— Tus padres están en Los Ángeles con tus hermanos. — comenta nate sacándome de mis pensamientos.
— Seguramente para prepárese para el estreno de su nueva película. — digo y no le doy la importancia que merece, porque aunque yo quisiera estar, no podía.
Hummel eleva una ceja.
— ¿No quieres ir? — me pregunta.
Yo lo miro y no entiendo a que viene la pregunta.
— Sabes que no podemos. — respondo cambiando el programa de televisión aprovechando que la niña estaba dormida.
Nathaniel me mira.
— No podemos ocultarnos toda la vida. — responde él. — Pasará lo que tenga que pasar. — finaliza mientras pasa su mano por mi cabello.
Lo pensé un momento, quería ir claro que sí, pero tenía miedo de que Nate no soportara la fama o que salieran mil fotos de Skye al día. ¿Qué pasaba si me arriesgaba y todo salía bien?
— Compraré los boletos a Los Ángeles, tu llama a Chris y dile que iremos a su premier. — Digo y me levanto de un salto para ir corriendo a la planta alta y tomar mi laptop. Nate parece hacerme caso, pues enseguida toma su celular y le llama a mi hermano.
Iría a Los Ángeles, y no sabía que me esperaba, claro que en el aeropuerto me esperaba fotografías, incluso en las calles, pero seguía con el temor que los rumores sobre la el padre de Skyler salieran a la luz.
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28 de junio, 2020
La tarde estaba por caer en Los Ángeles, Nathaniel y yo bajamos del avión, donde evité cruzarme con la gente. Mi esposo tenía las maletas y yo cargaba a Skyler, quien estaba dormida.
— ¿A dónde iremos? — me pregunta él. — ¿Liam vino por nosotros? — es lo último que dice al ver a mi hermano esperándonos en el estacionamiento.
— Sip. — digo caminando hasta el rubio quien había traído mi carro, el iconico mercedes que fue mi adoración en toda mi etapa aquí. Liam nos abre la cajuela y meten las maletas para luego subir al auto y emprender viaje a mi casa. Dios, esperaba que Nashla la tuviera limpia, porque cuando se la deje a cargo prometió no tener nada de desorden.
Nathaniel, quien iba en la parte de enfrente del carro miraba las calles y apreciaba los edificios. Todo era diferente a Lucerna, haya era más acogedor, aquí eso no existía.
— ¿Cómo fue el vuelo? — nos pregunta Liam. — ¿Hubo reporteros?
— Estuvo bien, no nos cruzamos con nadie. — contesta Nate mirándolo. — Aunque la mujer de los pasaportes la reconoció.
Uy, esa mujer casi se come a Nate con la mirada.
— Evitemos ese tema, por favor. — ruedo los ojos. — Si no usaras el anillo de matrimonio, no sé que pasaría eh.
— Siempre tan celosa, hermanita.
— Siempre tan idiota, hermanito.
Liam manejó aproximadamente unos quince minutos más y llegamos a la residencia donde tenía mi casa, el cual sería mi hogar durante una semana. Una larga semana. Al llegar, Nathaniel baja del coche y se quita los lentes para ver mejor la gran casa.
— ¿Aquí vivías? — pregunta él viéndola. En Suiza teníamos una buena casa, era grande y bastante bonita, pero esta era más, ¿lujosa? recuerdo que dejé de vivir aquí cuando me mudé con Chris, que tiempos. No espero mucho y camino a la entrada escuchando como el portón se cierra detrás de nosotros. No sabía que me dejaría Los Ángeles, pero estaba ansiosa por saberlo.
