Capítulo 6

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   El día de Halloween amaneció como cualquier otro. Todos los profesores y alumnos estaban en sus puestos en el Gran Comedor para el desayuno. Excepto Luna.

   Una vez más la joven no asistía a la comida de la mañana, algo que se había vuelto tan frecuente que a la mayoría ya no le sorprendía, después de todo Luna siempre decía que había decidido desayunar en su habitación o en la ex cabaña de Hagrid. 

   Sólo a Neville y a Snape parecía preocuparles el extraño comportamiento de Luna.

   Cuando el desayuno ya estaba llegando a su fin, entró una lechuza café que se posó suavemente frente a Neville. El muchacho prácticamente le arrancó la nota de la pata, sin importarle el chillido indignado que le dio el ave.

   Había reconocido la letra en ese papel.

   “Neville, no faltes esta noche al baile de máscaras por Halloween. Espérame en la entrada del Gran Comedor. No hables de esta cita con nadie. Ponte un dominó blanco, bien enmascarado. Si alguien te reconoce, puede costarme la vida. Luna.”

   Neville recorrió la vista a lo largo de la mesa, afortunadamente nadie lo estaba mirando, por lo que no notaron su turbación. Guardó la nota en su bolsillo, las manos temblándole con temor e incomprensión ante las palabras de Luna. ¿Qué estaba sucediendo?

   Por fin, después de un largo día en el que a Neville se le hizo difícil poder concentrarse, e incluso más difícil no ir a la directora McGonagall en busca de ayuda por lo que fuera que le estaba sucediendo a Luna (de lo cual se frenaba únicamente porque ella le dijo que si alguien más lo sabía le costaría la vida), llegó la hora del Banquete de Halloween que este año se festejaría con un baile de disfraces.

   Con el rostro oculto tras un antifaz provisto de largo y espeso encaje, completamente de blanco, que había tenido que encargar a la tienda por medio de una lechuza con la nota de “urgente”, Neville se dirigió al Gran Comedor.

   Por el camino se iba encontrando con diversos alumnos que también se dirigían al comedor o esperaban a algún amigo para ir juntos. Ninguno de ellos lo reconoció, algo que Neville agradeció enormemente, se sentía un tanto ridículo con ese disfraz tan “romántico”, pero entendía que Luna había preferido algo así, ya que le cubría completamente resultando difícil cualquier reconocimiento.

   Se aproximó a la puerta y esperó. Unos segundos después, pasó un dominó negro que rápidamente le apretó la punta de los dedos. Comprendiendo que era Luna, la siguió esquivando a un par de alumnos que caminaban en sentido contrario a ellos. En silencio, sin animarse a preguntarle si realmente era ella porque si lo que decía la carta no era una exageración, entonces revelar su identidad era sinónimo de poner sobre su cabeza una sentencia de muerte.

   Mientras Neville volvía a atravesar de esta manera silenciosa el gran foyer, no pudo por menos que fijarse entre la muchedumbre a un personaje cuyo aspecto extraño y macabro causaba sensación. Este personaje iba totalmente de escarlata con un inmenso sombrero de plumas encima de una calavera, arrastrando tras él un amplio manto de terciopelo rojo cuya cola se deslizaba majestuosamente por el suelo de piedra. En el manto habían bordado con letras de oro una frase: “¡No me toquéis! ¡Yo soy la Muerte roja que pasa!”.

   Sin proponérselo realmente, Neville se quedó parado contemplando el extraño disfraz, olvidando por un momento cualquier otra cosa. Pero el dominó negro, que parecía presa de una extraña conmoción, lo tomó del brazo y lo arrastró con ella. A cada momento se volvía, y a Neville le pareció por dos veces advertir algo que la aterraba, ya que aceleró el paso como si fueran perseguidos.

ÁNGEL DE MÚSICA (Luna - Voldemort)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora