Capítulo 8

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   La primera vez que lo vio a Tom Riddle, era un niño de once años, escuálido, con túnicas de segunda mano, a quién nadie le daría una segunda mirada si no fuera por lo encantadora de su persona que le había llevado a ganarse a la mayoría de sus profesores en la primera semana de estar en Hogwarts, pese a que los Slytherin no tenían una buena reputación.

   Argus Filch, de quince años, estaba admirado de todo lo que había logrado ese niño en tan poco tiempo, como parecía manipular a todos a su favor con casi nada de esfuerzo y sin que nadie se diera cuenta.

   La primera vez que hablaron había sido luego de que lo encontrara siendo la víctima de una broma cruel a mano de otros muchachos. Porque, si bien se había ganado a la mayoría de sus profesores, no así a sus compañeros de Casa, quienes al enterarse que provenía de un orfanato, lo habían tomado como una afrenta personal que hubiera terminado en la prestigiosa casa de Slytherin.

   Filch, compadecido del niño que le recordaba  a sí mismo, al desprecio que todos le tenían por ser un squib, a quien su propia familia había abandonado, y que la única razón por la que conocía Hogwarts era porque el celador de allí lo había tomado bajo su cuidado, decidió ayudarlo.

   Había llevado algo de tiempo, pero con suma paciencia dejó caer aquí y allá, en personas para nada discretas, ciertos “secretos” de la familia Riddle, que hablaba de algunas uniones ilegítimas con antiguos magos muy poderosos de Persia; de allí que muchos frutos de esas uniones hubieran terminado diseminados en diversos orfanatos para evitar escándalos familiares.

   Antes de que terminara el primer año escolar de Tom Riddle, y viendo la gran destreza que tenía con la varita, nadie pudo poner en duda esos rumores.

   No podía decirse que Tom Riddle y Argus Filch fueran amigos, nunca se los había visto juntos una sola vez, pero entre ambos existía un lazo de lealtad que sólo era conocido por ellos mismo.

   Muchos años más tarde, Filch se preguntaría si había hecho bien aquella vez al ver en lo que se había convertido el carismático Tom Riddle… Pero cuando apareció una mañana, luego de que la guerra se hubiera detenido abruptamente, no dudó un solo segundo en permitirle el paso hacia los sótanos de Hogwarts, y luego quedarse callado como si nada hubiera sucedido, como si no acabara de dar refugio a un hombre (si aún podía llamárselo así) que había ocasionado la muerte de tantos. Y todo porque había notado un cambio considerable en él. Ya no era aquel Voldemort del cual había oído hablar a lo largo de los años, sino ese Tom que volvía a nacer secretamente en su interior. Si le hubieran pedido explicación de sus actos, sabía que no iba a poder darlas, ya que ni el mismo llegaba a entender lo que realmente pasaba. Quizás fuera una de las manipulaciones de Tom, pero con el tiempo vería si se había equivocado o no.

   Siete años después, cuando ya la mayoría del mundo mágico parecía haberse olvidado que alguna vez existió un peligro llamado Voldemort, Luna Lovegood desapareció por primera vez ante la vista de Neville Longbottom. Claro que luego todo se resolvió rápidamente, quedando como un simple malentendido.

   Pero Argus Filch no lo vio así.

   El viejo squib conocía los innumerables trucos que siempre acompañaba a Tom Riddle cuando quería conseguir algo. Y supo después que una de las razones por la que decidió esconderse en Hogwarts tras detener la guerra, era porque en esta oportunidad ese algo que quería conseguir llevaba el nombre de Luna Lovegood.

   No le tomó mucho tiempo llegar hasta la casa que se había hecho en lo profundo del castillo, por medio del lago, intentando observar todo para ver el mejor momento de rescatar a Luna Lovegood de las garras de Tom.

ÁNGEL DE MÚSICA (Luna - Voldemort)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora