KAGEYAMA TOBIO

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Sus ronquidos hacían eco por toda la habitación, desconcentrando a la pobre adolescente que yacía en la sala de estar, realizando sus últimas tareas e intentando ganarle al cansancio.

Está bien, no podía culpar a Kageyama por el simple hecho de roncar como oso. Las prácticas de voleibol lucían exageradamente agotadoras, y no se imaginaba estar en el lugar de su novio. Suspiró, viendo que solo faltaba una oración a la respuesta del libro de física, y finalmente podría ir a dormir.

Pero cuando volvió a retomar la escritura, su cuerpo no respondía a sus llamados, dando a entender que llegó a sus límites. Su cabeza caía de un lado a otro, mientras que se oponía a no acabar con sus deberes. Hasta que, unas pisadas le hicieron exaltarse y voltear con un rostro preocupado, cambiando esa expresión al ver la carita de su pareja. Parecía aún algo dormido.

─Tobio... Tienes que ir a dormir, ¿qué haces aquí? ─la fémina se levantó de su sitio, dejando todas sus pertenencias para atender al adorable azabache que caía del cansancio.

Sin embargo, sintió la cálida mano del contrario rodear su muñeca gentilmente, mientras que hacía un poco de fuerza para llevarla hasta su habitación. Kageyama no siempre podía dormir bien si su novia no estaba junto a él, y esa noche no parecía ser la excepción.

Ambos se dirigían al cuarto, sintiendo pesados sus cuerpos y que no faltaba nada para que cayeran en los brazos de Morfeo. La comodidad de la cama los estaba llamando, y era inevitable mantenerse despierto aún cuando internamente gritaban por un simple descanso.

El joven abrazó a su pareja, acomodando su cabeza en el hueco de su cuello y aspirando su dulce aroma. Y la chica se limitó a acariciar por unos segundos su cabello, hasta que cayó rendida ante el sueño. No pudo ni siquiera agradecerle a Tobio por salvarla de su propias obligaciones.

ᝬ 🏐 𖠵 ѕϲєиαяιοѕ | нαικγυυDonde viven las historias. Descúbrelo ahora