VII

179 15 3
                                    

ARISTOTELES

Tere tenia razón con mi mamá y Arqui no necesitaba las pastillas, estaba feliz, podía reír a carcajadas con ellos, por primera vez esta casa no se sentía sola, paseamos por la ciudad, mi hermano compro algunos regalos para su novia, compartimos comidas, todo con ellos aquí era perfecto, hasta quisiera se queden a vivir conmigo pero no es posible, así como yo ya me acostumbre a vivir aquí ellos tienen su vida en Oaxaca  así que no se pueden quedar para siempre y me quedo claro cuando llevamos a mi hermano al aeropuerto, el no podía quedarse mucho por la escuela pero por suerte mi mamá se quedara más tiempo.

Cuando volvimos a la casa dejamos que Norma descansara y nosotros preparamos la cena, no fue algo elaborado solo unas quesadillas, acomodamos todo en la sala y nos quedamos ahí viendo una película mientras comíamos.

Pero no todos los momentos felices pueden durar para siempre, nuestra burbuja de tranquilidad se vio interrumpida cuando la puerta principal se escuchó y su voz retumbó en la casa, Temo había llegado de su viaje y esa felicidad que tenia se marcho cuando el entro a la casa, no paso mucho cuando se apareció en la sala, como siempre inexpresivo, me odie porque con solo verlo llegar mi corazón dio un brinco y comenzó a latir tan rápido como cuando eramos adolescentes, mi mirada permaneció fija en el solo observándolo quitar su corbata, saco y desabrochar un poco su camisa para estar mas cómodo, quería correr a sus brazos y decirle que lo había extrañado, quería besarlo hasta quedarnos sin aire, quería decirle cuanto lo amo pero no podía...

Sentí mis mejillas arder, mis ojos aguarse y mi corazón latir aun más rápido cuando dobló su camisa y sus tatuajes quedaron visibles, esta vez no estaba ese odioso reloj y mis iniciales podían leerse en su muñeca, ¿Esta es una señal de que aún me amas tahi?

Cuauhtémoc: ¿No me vas a saludar tahi?

Solo eso necesité para correr a sus brazos, lo sujete con todas mis fuerzas, sentí mi corazón salir de mi pecho y casi lloraba de la felicidad, el ya no me dice así pero esta vez lo hizo, vi un pequeño brillo en sus ojos y su hermosa sonrisa apareció, sus brazos rodearon mi cuerpo, podía sentir el aroma de su loción combinada con un aroma a tabaco, no recuerdo que el fume aunque tal vez sea por el estrés de su trabajo.

No quería alejarme de el y me morí de miedo cuando uno de sus brazos me soltó, creí que se alejaría pero no lo hizo, tomo mi rostro para elevarlo un poco ya que el ahora es unos centímetros mas alto que yo, ¡Vi sus pupilas dilatarse cuando nuestras miradas chocaron!, sus ojos se cerraron y lentamente se acercó a mi, por reflejo cerré también los ojos, me sentí desmayar cuando sus labios rozaron los mios, apreté un poco su camisa con mis manos esperando así no se fuera, sus labios se movían sobre los mios, no era un beso necesitado como el de hace unos días... Este era diferente, puedo jurar que había amor esta vez, el sabia a cereza, algún caramelo debió comer en el camino, nos separamos por falta de aire pero volvió a besarme, yo solo rogaba que esto no fuera un sueño por lo que me aferraba a el esperando no desapareciera y que al despertar de nuevo estuviera solo, por suerte eso no sucedió, esto era real.

Se quedó hablando con mi mamá mientras yo le preparaba algo para que cenara, terminamos de ver la película los tres mientras comíamos, lave los platos sucios, mi mamá se fue a su habitación y nosotros a la de Temo, ¡El me tomaba de la mano!, llegamos a la habitación, el fue al baño mientras yo me ponía la pijama, cuando el salió yo entre a hacer mis necesidades y lavar mis dientes, aun no podía creer que esto estuviera pasando, me sentía flotando. Salí del baño y el estaba sentado en la cama solo con el pantalón de la pijama, me senté detrás de el y pase mis manos por su espalda y hombros dando un masaje pero el se levantó de golpe alejándose de mi lo que provocó una punzada en mi pecho...

Cuauhtémoc: No me toques
Aristoteles: (baja la mirada) Perdón...
Cuauhtémoc: Aquí no esta tu mamá, ya acuestate a dormir
Aristoteles: Yo solo creí que todo se había arreglado... Perdón...
Cuauhtémoc: Tu no haces nada para que "se arregle" como dices y yo no tengo que hacerlo
Aristoteles: Yo hago todo lo que quieras...
Cuauhtémoc: Vete de mi vista
Aristoteles: P-pero n-no hice n-nada malo (comienza a llorar)
Cuauhtémoc: Otra vez vas a llorar (sale de la habitación)

Sentí mi corazón romperse en mil pedazos, soy tan estúpido y el tan buen actor que creí que era real, olvide por completo que todo es falso para mantener su buena imagen, sin evitarlo comencé a llorar aun mas mientras abrazaba mis piernas, mi pecho dolía y un hueco en mi estómago crecía cada vez mas hasta que corrí al baño a vomitar, luego de eso lave mi boca y salí encontrando a Temo con un vaso de agua en su mano derecha y un frasco en izquierda, eso basto para que cayera al suelo mientras lloraba, no necesito pastillas, yo estoy bien...

Cuauhtémoc: Te vas a lastimar si te dejas caer así (lo levanta)
Aristoteles: ¡No me toques! (solloza)
Cuauhtémoc: No grites
Aristoteles: ¿Hasta eso me vas a prohibir?
Cuauhtémoc: Ya callate
Aristoteles: ¡No, yo te amo, te necesito y no a tus pastillas!
Cuauhtémoc: Deja de gritar
Aristoteles: ¿En que idioma tengo que decírtelo? Yo estoy bien, no necesito eso
Cuauhtémoc: Si lo necesitas (le da la pastilla)
Aristoteles: ¡No la quiero!
Cuauhtémoc: (se la da a la fuerza) Aquí no es lo que tu quieras, si te las recetaron es porque los necesitas, solo así no habías llorado y ahora mirate, me voy dos días y ni unas pastillas pueden darte
Aristoteles: No las necesito...
Cuauhtémoc: No te pregunte si las necesitas o no, ya duermete, ¿O también necesitas que te de pastillas para dormir?

Corazón Confundido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora