3.- El Principio

434 52 0
                                    

Pasó día y medio, Kenma había dormido en su mayoría, apenas y comía, era raro, casi siempre comía lo necesario ahora solo prefería no hacerlo.

La noche anterior había notado que estaba llorando, se preguntaba «¿por qué?»  yo también quería saber por qué lloraba, me dolía verlo, el momento era tan íntimo que sólo me quedé en silencio, escuchándolo sollozar, preguntarse cosas, parecía que estaba bien con esa soledad sin compañía, me abrazaba fuerte y paraba de llorar por momentos, después volvía a llorar.

¿Qué atormentaba a la luz de mi vida? No lo sabía, pero no estaba listo para preguntar, creía que él me lo diría, pero pasó una semana y no me dijo nada, cada día se veía normal, pero en las noches se encerraba en el baño a llorar ¿estaba haciendo algo mal? Me dolía verlo así, se estaba apagando poco a poco... No sabía qué hacer.

Preparé la cena, algo casero y sencillo para comer, una sopa de verduras con cebollin, acompañado de arroz con trozos de pollo al vapor, le gustaba cuando lo cocinaba, a penas y lo tocó.

—Applepi... ¿No vas a comer? ¿Otra vez te sientes mal? — dije preocupado, tenía el ceño fruncido, no sabía qué hacer, Kenma abultó su labio inferior y me miró, después de unos segundos negó con la cabeza, —uhmmm... No tengo mucho apetito. — dijo mirándome con culpa, fruncí mi boca, ¿de algo me había perdido?.

—Kenma... ¿Te sientes triste? ¿Qué ha pasado? Siento que últimamente estás disperso, no sé... quiero decir... Sé que no estás bien... Dime ¿qué pasa? Has dejado de jugar... Eso me preocupa... Sabes que me tienes aquí, para todo... a parte de pareja, ¿no somos también mejores amigos? — comenté, Kenma me miró y sus ojos se empezaron a humedecer, se limpió las lágrimas y me sonrió, negando con la cabeza ¿Qué había dicho?.
Me levanté de la mesa y corrí a abrazarlo, Kenma empezó a llorar, soltó un mar de lágrimas, en mi pecho y se aferró a mi pecho, lo cargué y lo llevé a la cama, ahí fue donde nos conectamos, sentí su tristeza y su amor, no dijo nada, solo lloró... Lloró hasta quedarse dormido, el sentimiento de soledad me invadió, me sentía inmensamente triste ¿así se siente la soledad? ¿Lo hacía sentirse así? Las  lágrimas empezaron a salir, ¿acaso no soy lo suficientemente confiable para que me pueda contar?

Esto me molestaba un poco, ¿no he sido lo suficientemente confiable para él? , me sentía tan enojado conmigo, tenía que esforzarme más, tenía que hacerlo sentir en casa, debo de esforzarme más.

—Kuro... ¿Me perdonarías si me muero? — preguntó, aún con los ojos cerrados, estaba con un semblante serio, esa pregunta me heló la sangre, me hizo un nudo en la garganta, las náuseas y el dolor de estómago se apoderó de mí ¿Qué clase se pregunta es esa?.

—uhmmm... — El nudo continuaba, trague en seco y las lágrimas empezaron a salir, ¿por qué esa pregunta? ¿Era un juego cruel de él? ¿Cómo debo de responder? No sabía que decir. —No... No te odiaría, jamás lo haría, me odiaría a mí por no poder protegerte. — expresé, ya estaba llorando, ¿cómo mierda debes de responder a aquello?, Kenma me abrazo más fuerte con una voz rota y suave dejó: —No me odies, ni te odies ... Si no me he ido es por ti. —
No dije nada, él tampoco, me sentí triste, demasiado triste, no me perdonaría si se va, no me perdonaría, nunca... Lloré en silencio hasta quedarme dormido, la luz de mi vida se estaba apagando y yo solo observaba sin poder hacer nada.

El invierno de tus ojos. Kuroken. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora