ALWAYS ⋆ ࣪. draco malfoy

iii. el primer partido

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El jueves por la mañana todos los alumnos fueron llevados al campo para el primer partido, se sentaron en las gradas a esperar que el juego empezara. El invierno estaba muy cerca y el viento comenzaba a soplar muy fuerte desde temprano y por eso la gente iba con bufandas, guantes, todo lo necesario para estar más tibios.

En las torres había profesores y estudiantes más grandes que agitaban banderines verdes o rojos por el aire. Seamus Finnigan tenía la cara pintada de rojo y amarillo para representar a su equipo.

Entre todos los de primer año estaban Blair y Ariette que se morían de frío e intentaban moverse para entrar en calor. Parecían ser las únicas que no disfrutaban la experiencia.

De pronto se escucharon muchos aplausos y gritos de emoción; el equipo de Gryffindor acaba de salir de la tienda donde se preparaban, parecían algo nerviosos, Potter estaba entre ellos y se veía más asustado que los demás. Después apareció el equipo de Slytherin siempre confiados y seguros de sí mismos.

La profesora Hooch se posicionó al medio del campo.

—¡Quiero un juego limpio y justo!— advirtió. Sonó su silbato y los dos grupos salieron disparados para el cielo persiguiendo el balón.

Ari no entendía nada de lo que estaba pasando pues su afición no eran los deportes ni muggles o mágicos. Un jugador de Slytherin estaba apunto de anotar puntos, pero rápidamente Oliver Wood el capitán de los leones, lo detuvo y desvió la pelota. 

De un momento a otro, alguien anotó, pero no estaban muy seguros de quien había sido. —¡50 puntos para Slytherin!— dijo el comentarista del partido quien era uno de los pocos que logró ver la hazaña con claridad.

De pronto la Snitch dorada, una pequeña esfera dorada con alas, se dejó ver por todos y Harry que hasta el momento no había movido un solo dedo, salió corriendo tras ella al lado del buscador de Slytherin. Pero antes de que la pudiera agarrar; su escoba empezó a moverse como si tuviera voluntad propia. Alguien estaba manipulando la escoba de Potter y estaba dispuesto a hacerlo caer.

—¡¿Que le pasa a la escoba del buscador de Gryffindor!?— preguntó la voz en el megáfono.—¡Parece que cobró vida!

En la torre de los profesores estaba Snape pronunciando unas palabras en voz baja sin apartar la vista de su jugador menos favorito. Hasta que una pequeña flama en su túnica lo hizo desconcentrarse. Curiosamente la escoba dejó de moverse por sí sola en cuanto esto pasó y muchos espectadores lo notaron.

—¿Es mi imaginación o Snape estaba controlando la escoba?— supuso Ariette entre el bullicio de los demás.

—¿Tu crees que sería capaz?— cuestionó Blair tapándose los oídos de los gritos descontrolados de la gente atrás de ella.

—¡Por supuesto que sí!— Draco sonreía triunfante. —¡Es el jefe de nuestra casa y no va a permitir que ganen esos idiotas!

El niño castaño de lentes dio una pirueta en el aire y cayó de su escoba. Se levantó y se llevó las manos al estómago como si fuese a vomitar, pero en lugar de sacar todo el almuerzo; escupió la Snitch dorada en sus manos.

—¡Harry Potter tiene la Snitch!— grito Lee Jordán. —¡GRYFFINDOR GANA!

Todas las casas celebraban victoriosas el triunfo de Gryffindor, menos Slytherin. Ahora si Draco estaba muy enojado y aventaba a todo aquel que se le pusiera en el camino mientras volvían al castillo.

—¡Si yo hubiera jugado, hubiéramos ganado!

—¡No estes tan seguro de eso Malfoy!— gritó a la distancia Dean Thomas, otro chico de Gryffindor y amigo de Potter. —¡Harry es el mejor!

—¡Cierra la boca Dean!— lo calló Goyle de un empujón.

Ariette consideraba divertida la arrogancia y el egocentrismo de Draco, le parecía bastante cómica su actitud, así que no pudo evitar reírse.

—Tu también serías un gran buscador Draco, tal vez deberías entrar el próximo año.

—Tal vez tengas razón.— Malfoy miraba a su amiga de manera particular y esas miradas atrajeron la atención de cierta pelirroja chismosa.

Blair tomó a su amiga del brazo y avanzó un poco más al frente de la fila con ella.
Parecía emocionada y noto en Ari las mejillas rojas.

—¿Acaso te gusta Draco?— preguntó en voz baja.—Ay mírate por dios, estas roja como un tomate.

—Como eres ridícula— Ariette rodó los ojos y se frotó el rostro para quitarse lo colorada.—¿Porque siempre piensan que dos niños se gustan cuando son solamente amigos. Además si estoy roja es por el frío, y no me gusta Draco. Vámonos.

—Si claro jefa, lo siento.

La fila de jóvenes camino por el puente de regreso al colegio mientras hablaban sobre el partido. Pero había algo que llamaba la atención de la castaña.

Si, era cierto, tanto Draco como Ariette habían pasado mucho tiempo juntos últimamente, pero tan solo eran niños que querían divertirse y ninguno de los dos estaba preocupado por conseguir pareja. Por otro lado su relación por ahora solamente estaba basada en una linda amistad. Y así sería siempre.

O al menos por ahora...

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La biblioteca se había vuelto el único lugar tranquilo en todo el colegio. A donde quiera que fueras había gente jugando o gritando, así que si querías concentrarte tenías que refugiarte entre los libros y todo el silencio que había adentro.

Sobre la mesa de madera había una niña castaña que mantenía la vista fija a una hoja de papel y escribía una carta a sus padres como les había prometido.

Queridos Mamá y Papá:

¿Como están? Espero que bien. Lamento no haberles escrito antes, es solo que todo aquí es tan mágico que lo olvide por completo. Además he estado ocupada haciendo tarea y esas cosas aburridas de la escuela.

Vaya...tengo mucho que contarles. Para empezar cuando estuve en
el tren hice muchos amigos y conocí a una niña llamada Blair que de seguro les
agradaría. Por otro lado el sombrero seleccionador me puso en Slytherin. La verdad no me lo esperaba, pero aquí también he conocido muchos amigos y me alegra estar en esta casa. Mi dormitorio es muy lindo y grande, y lo comparto con otras dos chicas.

Durante estos meses han pasado muchas cosas interesantes.
La verdad los extraño muchísimo, pero ya se acerca navidad
y pronto los veré de nuevo. Hasta entonces, los quiero.

– Ari.

Luego de terminar la carta, la puso dentro de un sobre y posteriormente se la entregó a una lechuza que partió volando hacia su destino.