Chico Melocotón...[Yoonmin]

Nine Peaches

El mayor tenía en cuenta de que aquel chiquillo era un demonio para las apuestas, y que, posiblemente, perdería hasta sus calzoncillos y aquello no le convenía.

Por supuesto que perder a Jimin no estaba en sus planes, su hyung era es el ser más hermoso, adorable, y perfecto que puede existir. Simplemente le había arrebatado su tatuado corazón, por decir así.

-Está bien, acepto. Esta será mi última apuesta, después de esto nunca lo volveré a hacer..- musitó convincente el mayor,  estrechando la pequeña y delgada manita del niñato.

Jungkook sonrió con sus dientecitos de conejo, mostrando su lado indefenso antes de dar una buena jugada.

Uhm, por si acaso ¿Yoongi traía agujetas? ¿Verdad?...Uh, solo es por si acaso.

El alfa pelinegro tomó algunos legos, queriendo distraerse un poco del mar sabor de boca que le había dejado la inesperada apuesta. Sin darse cuenta que el pequeño diablillo infantil estaba amarrando el par de agujetas de sus propios zapatos, dejando un buen nudo atado con suma delicadeza y amor.

Ja, eso ni quien se lo crea.

Sus instintos de cachorroto lobo primitivo dieron en una alerta positiva, con la puerta siendo abierta revelando la bonita y preciosa figura del omega mayor. Tan encantador y rubiecito, con aquellas mejillitas rechonchitas y rojitas.

Ahg, estúpido Yoongi si llega a hacerle algo.

El menor se puso de pie incitando a que el mayor hiciese lo mismo, obviamente su plan salió a la perfección.

Min Yoongi a penas y pudo dar un paso antes de perder el equilibrio, cayendo de golpe al frío piso por culpa de sus cordones atados contra sí.

Babu Oongi.

-¡Ay por Dios! ¡¿Cariño, estás bien?!..- exclamó el omega bonito, caminando rápidamente hacía su novio de ojitos gatunos.

Todo esto bajo la atenta mirada de una indiferente Soojin hambrienta.

Vaya, si que parecía una caída merecedora de estar en la rosa de guadalupe.

-Auch...S-si estoy bien..- se quejó el mayor, sobando su codo derecho, algo quisquilloso.

Jimin mantenía una gran mueca de preocupación, atendiendo tan pacíficamente al menor pelinegro que simple y llanamente, Jungkook, tuvo algo de pavor.

Era muy importante para él que su tío mochi esté feliz y radiante, que sus ojos azulados se cerrasen en cuanto sonriese y que sus mejillas nunca dejasen de estar sonrojadas.

No quería decirlo en voz alta, pero esperaba poder perder por primera vez una apuesta. No porque se tratara de Yoongi, si no que era por su tío.

La verdad...

La verdad es que si el ganaba, su lindo hyung probaría las consecuencias.

Tal y como ocurrió con Sook, una porrista que se tiró del cuarto escalón de las escaleras principales del Instituto.

Por razones claras, Sook solo se raspó la rodilla izquierda y uno de sus dos antebrazos. Sin embargo, su llanto fue tan fuerte y agonizante que tanto Taehyung y él habían tenido pesadillas durante cuatro días.

Todo por un amor no correspondido por parte de Min Yoongi, el guapo basquetbolista tatuado.

Solo rogaba para nada de eso se interpusiera en su largo camino.

Oh Min Yoongi, le agradaras a Jungkook a como de lugar.

Bueno, a Jungkook si...

Soojin es un tal vez.

💛💛💛

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Sempai❤